"Baladas de la memoria" es editada por Pre-Textos:
Versos y recuerdos de Pedro Lastra
Por Constanza Rojas V.
El Mercurio, lunes 14 de marzo de 2011
Entre Estados Unidos y Chile; entre la poesía y la academia. Así ha vivido Pedro Lastra, a quien también le hubiera gustado ser bibliotecario o relojero. "En realidad, lo que más me interesa es la poesía, pero soy escéptico con respecto al resultado. Uno hace lo que puede, no lo que quiere. Escribo por si acaso", dice. Ahora, sus versos están también en España, en un nuevo libro titulado "Baladas de la memoria".
La publicación nació de un encuentro entre Lastra y el editor de Pre-Textos en la Feria del Libro de Guadalajara. Éste le confesó que le gustaría publicar algo de su poesía y, así, Lastra hoy comparte catálogo con autores como Paul Auster, Margaret Atwood, Walter Benjamin y Jacques Derrida.
Su título lleva directamente a un núcleo de la poesía de Lastra: "La memoria y el sueño son esos enigmas, esas astillas que me han inquietado siempre. En la memoria se constituye también la realidad, con las alteraciones y todo lo que produce la dinámica del recuerdo. A veces uno se pregunta si realmente esos recuerdos son reales. Es una instancia de recuperación y actualización de lo vivido. La memoria 'presentifica', hace presente lo que fue o pudo ser", explica.
La selección fue realizada por Irene Mardones, su mujer, y por Miguel Gomes, ensayista y poeta. Mardones cuenta que con esta antología quiso revelar al autor: "En primer lugar está su preocupación por la literatura, por sus amigos escritores y sus maestros. En segunda instancia está su amor por la familia y, luego, su interés por el arte, la música y la pintura".
Así, en las páginas de "Baladas de la memoria" -que contiene ocho poemas inéditos- se encuentran numerosos seres queridos por Lastra. Aparecen Óscar Hahn, Alfonso Calderón y Enrique Lihn, entre otros; y hay dedicatorias encabezando varios de los poemas. Porque Pedro Lastra no olvida a sus amigos. Gonzalo Rojas, en grave estado de salud luego de un infarto cerebral, es uno de ellos.
"Fue un gran maestro, un gran formador de poetas, de una generosidad extraordinaria", dice Lastra, quien recuerda perfectamente cómo se conocieron. Rojas reseñó su primer libro, y ahí comentó que su escritura se basaba en no 'decir' directamente, sino sugerir. Y eso era exactamente lo que Lastra había querido hacer en sus versos.
Luego vinieron los encuentros de escritores, en los años 60. Rojas invitó a un joven Lastra, y siguieron amigos hasta hoy. "¿Qué estás haciendo? ¿qué estás escribiendo?", le decía Rojas. Lastra le leía con esmero lo que había escrito, hasta que lo detenía con un "no, hay que leer fríamente, como si fuera de otro". Hoy, Lastra reconoce en frases como ésa los saberes que compartía Rojas con los poetas jóvenes: "Sus mayores lecciones han sido el rigor, la necesidad y la vigilancia de la palabra, valores que se ponen a prueba en el poema".