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OJO DE LOCA
NO SE EQUIVOCA:
Se
remata lindo país
Por
Pedro Lemebel
La Nación, Domingo 18 de
Diciembre de 2005
Usted se pasa de listo, don
Piñi. Quiere hacernos creer que siempre fue demócrata,
pero lo recordamos clarito sobándole el lomo a la dictadura,
haciéndole campaña a Büchi, amigote de la misma
patota facha que le anima la campaña. Los peores, la gorilada
del terror.
Demasiado barato quiere comprar este paisito, don Piñi;
usted que va por la vida tasando y preguntando cuánto vale
todo. Y de un guaracazo se compra medio Chiloé, con botes y
palafitos incluidos.
Con cerros, bosques y ríos, hasta que se pierde la mirada en
la distancia, le pertenece a usted.
¿Cómo puede haber gente dueña de tanto horizonte?
¿Cómo puede haber gente tan enguatada de paisaje? Me
parece obscena esa glotonería de tanto tener. Me causa asombro
que, más encima, quiera dirigirnos la vida desde La Moneda.
Muy barata quiere rematar esta patria, don Piñi, y sólo
con un discurso liviano de boy scout buena onda. Pura buena onda ofrece
usted, don Piñi boy, como si estuviera conquistando al populacho
con maní y papas fritas. Nada más, el resto pura plata;
empachado de money, quiere pasar a la posteridad sólo por eso.
Porque cuando cita mal a Neruda se nota que a usted le dio sólo
para los números y no para la letra.
Es decir, usted es puro número y cálculo, señor
Piñi, poca reflexión, poco verbo, poca idea, aunque
esa es la única palabra que usa entre sus contadas palabras
efectistas. Buena onda y futurismo. Las heridas se parchan con dólares.
La memoria queda atrás como una tétrica película
que olvidar. Sin vacilar marchar, que el futuro es nuestro (parece
himno de la juventud nazi). Así arenga usted a este pueblo
embelesado con los adelantos urbanos hechos por la Concertación.
Nadie sabe para quién trabaja, y usted la encontró lista.
O sea, usted se pasa de listo, don Piñi. Quiere hacernos creer
que siempre fue demócrata, pero lo recordamos clarito sobándole
el lomo a la dictadura, haciéndole campaña a Büchi,
amigote de la misma patota facha que le anima la campaña. Los
peores, la gorilada del terror. Parece que este suelo nunca aprendió
la lección, ni siquiera a golpes, y con facilidad se traga
el sermón de la derecha pinochetista, ahora remasterizada con
piel de oveja neoliberal. Pero son los mismos de entonces, soberbiamente
gozando los privilegios de la democracia que conseguimos nosotros,
y sólo nosotros, porque también yo dudo que en el plebiscito
votara que no simpatizando por la derecha.
Mire usted qué fácil le resultaba tratar de transformar
el Mapocho en un Sena con sauces. Puro arribismo, intentar domesticar
con terracitas y botecitos parisinos a nuestro roto Mapocho, quizás
lo único rebelde que le va quedando a esta ciudad. Qué
delirio, míster Piñi, ¿por qué no se va
a Europa si cacha que nunca va a poder blanquear la porfiada cochambre
india de nuestra raza?
Quizás todo el país se acuerda de usted formando parte
de la nata panzona del derechismo empresarial. Por entonces, en aquella
época de terror, quien hacía fortuna de alguna manera
era a costa de las garantías de la represión. Usted
llenaba sus arcas, don Piñi, y nosotros sudábamos la
gota gorda, o la gota de sangre. Fíjese que no se nos ha olvidado,
y nunca se nos olvidará, aunque a usted le reviente que el
pasado aflore cuando menos se lo espera. A usted ni a sus yuntas de
pacto les conviene el pasado, por eso miran turnios y amnésicos
al futuro.
Su discurso Disneyworld, míster Piñi, no resiste análisis,
y sólo el arribismo miamista de algunos chilenos le compra
su receta de vida fácil, su filosofía banal de texano
paticorto. Usted me recuerda a Bush, a Menem, Piñito. Es la
nueva derecha titiritesca y farandulona. Puro show, pura foto tecnicolor
de mundo feliz con sus sombreros republicanos en el Crown Plaza.
Pero le falta la cultura a su centroderecha inmediatista. No hay
peso intelectual en su carnavaleo de propaganda. Nada más que
modelos tetudas y parientes de hippysmo revenido. Demasiado barato
quiere rematar este país, Piñito. Ni siquiera basta
con su cátedra fantasma en las aulas de Harvard. Tampoco, usar
de propaganda la limosna que puso por mi amiga Gladys en sus últimos
momentos; eso es muy feo, y de mal gusto. Sobre todo para usted que
es tan humanista cristiano. Porque usted es pillo, Piñín.
Quiere sacar adherentes de todos lados, como si este país fuera
sombrero de mago. Lástima que la oferta de su vanidosa feria
de variedades huele a ventaja populista. Nada más, don Piñi;
el resto, esperar con cueva lo que ocurra en el transpirado enero.