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El Apocalipsis no pudo con su yegua rebelde
Por Diego Erlan
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En 1989, ese colectivo artístico chileno conformado por Pedro Lemebel y Francisco Casas, conocido como las Yeguas del Apocalipsis, ya podía ubicarse en la “Escena de Avanzada” que analizó la crítica Nelly Richard: un cruce de géneros donde se utilizaron la performance y la intervención urbana como herramientas para alterar el orden ciudadano durante la dictadura pinochetista. En noviembre de ese año, Lemebel y Casas quisieron agregarle una exposición de fotografías a la acción que preparaban para el Instituto Chileno-Francés de Cultura. En el estudio del barrio Patronato del fotógrafo Mario Vivado, al que conocían de las fiestas del under, llevaron prendas recolectadas del mercado persa, de amigos travestis, y máscaras, muñecas, maquillajes. Hasta las diez de la noche, escenificaron un modelo de belleza estadounidense, con poses supervisadas por la bailarina Magaly Rivano. “Mi objetivo era iluminar para que fuera lo más teatral posible”, recuerda Vivado. El día de la performance, el lugar explotaba de gente. Y rodeados por estas imágenes, los artistas se ubicaron en el centro de la sala para jugar con jeringas. El título de la performance era Lo que el sida se llevó.
Las Yeguas del Apocalipsis no tenían este nombre cuando comenzaron sus intervenciones. La primera fue en diciembre de 1987, en la presentación del libro A media asta, de la poeta Carmen Berenguer, en la Feria del Libro. Lemebel vestía completamente de rojo; Casas, un pantalón blanco, una camiseta azul, una estrella bordada en el pecho y otra en la espalda. Juntos eran la bandera chilena. Y caminaron tomados de la mano, descalzos, con un velo negro en señal de luto, augurando el fin de la dictadura.
En agosto de 1988 siguió Refundación de la Universidad de Chile para acompañar la movilización estudiantil por la toma de la Facultad de Artes: los artistas desnudos sobre un caballo fueron desde la avenida Macul hasta el interior de la Facultad. Recién en la tercera acción el colectivo adquiere su nombre. Fue durante la entrega del Premio Pablo Neruda al poeta Raúl Zurita. La Casa-Museo La Chascona estaba repleta de personalidades, entre escritores y periodistas. Lemebel y Casas irrumpen ofreciéndole a Zurita una corona de espinas, gesto que aludía a la coronación de Cristo en un contexto político cultural en el que un plebiscito había dictaminado que el pueblo quería el fin del gobierno de facto. Una vez que bajan del escenario, cuenta Sergio Parra, un periodista se acerca para preguntarles quiénes son y ellos dicen a dúo: “¡Las Yeguas del Apocalipsis!” Así hicieron historia.
Según la académica estadounidense Jean Franco, el colectivo se esforzaba por representar todo lo que el puritanismo pinochetista rechazaba; cada espectáculo provocaba escándalo porque chocaba por lo irónico, lo bello y hasta lo sentimental. Esa provocación podrá verse el 25 de febrero, cuando en la edición 2015 de la Feria Arco de Madrid, la galería D21 exponga imágenes de Lo que el Sida se llevó junto a la fotografía de Las dos Fridas, realizada por Pedro Marinello.
Performance. Imágenes de "Lo que el sida se llevó" (1989), de Las Yeguas del Apocalipsis.
