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…todos hablan de ti Pedro…!!!!!
Por Braulio Rojas
Universidad Central de Chile.
Centro de Estudios del Pensamiento Iberoamericano (CEPIB), Universidad de Valparaíso
Publicado en CATEDRAL TOMADA: Revista literaria latinoamericana. Vol 3, No 4 (2015)
Fotografía: Julia Toro
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Para que decirlo… obviedad absurda, todos hablarán de ti Pedro… como si te hubiesen leído, como si te hubiesen escuchado, como si te hubiesen querido. Porque eso era lo que deseabas, no “amigos”, amores… no público, compañeros de calle, no abejorros sedientos de fotos con la Yegua mal-hablada para exhibirla con sus amistades superfluas, sino que complicidades para practicar la conspiración permanente contra el orden.
Sin embargo, debo confesarte que ahora que se me invita a decir algo de ti, Pedro, no sabría por donde comenzar. Algún recuerdo personal de esa fugaz ocasión en que nos conocimos, en que te quedaste en esa caverna húmeda y maloliente que era mi casa y que tu supiste iluminar con tus palabras, con tu sabiduría callejera y letrada ornada con poesía marica… y si Pedro, algunos ya leen con suspicacia pensando lo “peor”, con esa sorna homofóbica de este pueblo maltratado al que amaste como sólo tu sabías amar… y con la envidia de no haber estado ahí, con la “diva” que todos quieren tocar. Después poco nos vimos, tal vez te olvidaste de ese hermoso piropo marica que me dijiste mirándome profundamente: “…tus ojos son una ventana abierta a todo el mar de Valparaíso”… A ninguna “mina” se le ocurriría decir algo como eso querido Pedro… y quedó pegado a mi piel para siempre…
Pero dejemos lo personal fuera… Qué decir de ti Pedro… que nos queda para los que éramos jóvenes en ese paso de la década de los 80’ a los 90’, con los sueños crispados de dolor y esperanza construida en la lucha contra esa dictadura que se quedó agarrada como garrapata hinchada de sangre a la piel de este país que ahora se cree la raja. Fuiste una ráfaga de irreverencia, de desobediencia, de posibilidad de otra sociedad posible. Fuiste un mito callejero: bailaste cueca con la Pancha, a pata pelada sobre un mapa de Sudamérica hecho con vidrios quebrados de Coca-Cola… te quemabas el cuerpo, lacerabas tu piel, insultabas a esos viejos escritores momios que se refocilaban en los salones de “alta cultura” del fascismo-gorila-chilensis… cómo olvidar tu invectiva contra Lafourcade… exquisita grosería de bajo pueblo marica… Fuiste una mariposa amarilla que voló y miró lo que nadie quería ver… y hablaste y escribiste de lo que nadie quería saber… de la miseria en la que vivían y aún viven los niños y niñas en las “poblas” marginadas por el “exitismo económico” que nos vendieron como baratija a cambio de nuestras vidas, de nuestra sangre, de nuestra dignidad… Supiste exhibir en su dulzura, en su humanidad el mundo de los travestis prostitutos… contaste de sus amores amargos… cómo olvidar la historia de ese travesti que enamora al conscripto en el Santiago del toque de queda… cómo fue cuidado por ese “pelado” que lo amó, cuido, y acompaño en su muerte, en la dolorosa angustia de la aniquilación del “VIH-SIDA” sobre los cuerpos…
Cómo olvidar vieja yegua chúcara que fuiste comunista, nunca dejaste de ser comunista... porque en el viejo Chile del que provienes, que fue aniquilado por la bota militar, si se era pobre sólo se podía ser comunista… y tu lo sabías bien, vieja sabionda de la noche… no se trataba del partido, sino de la dignidad de la pobreza, del valor de lo popular, de la solidaridad de los miserables. Esos que saben lo que duele la vida… y cómo olvidar esa memorable carta-testimonioinvectiva a la izquierda machista, homofóbica y patriarcal que marcó una época en nuestra historia política… por el derecho de mirarle el paquete compañero… así como usted le mira las tetas a la compañera… que risas, que rabias, que vida… cómo no olvidar la cara de Carcuro cuando mencionaste a su hermana torturada por la CNI cuando te entrevistaba con su colorada cara de facho encubierto, como la de muchos que trasmiten cháchara por la tele…
Ciertamente no fuiste Passolini, no Fuiste Ginsberg… no fuiste ni tu… Pedro Mardones, el que renuncia al apellido del padre para devenir Lemebel, el linaje de tu madre. Fuiste la Yegua que irrumpió descalabrando el “sistema del arte” de este paisito que se cree primer mundo, de esta sociedad que tira los huesos de los muertos al mar, los pulveriza en el desierto… Fuiste yegua chúcara, tierno coleóptero… y como no quererte Pedro…
Ahora todos hablan de ti Pedro, harán gárgaras con tu nombre, los que te despreciaron te citarán por un par de minutos. Ahora todos te alabarán… cómo si te hubiesen entendido querido Pedro…
Sólo puedo decirte que ahora te toca seguir en tu devenir… devenir niña… devenir mariposa… devenir heliótropo… devenir la muerte… para volar en la inmanencia del pueblo que te arropo, y que amaste intensamente…