“¿De la bondad, el ojo cierto de sus costuras?”
José Kozer
Materiales
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El frío te roba la cara. Te sienta en un plato con hielo.
de esa forma –embalsamado– las agujas te marcan. Eres
estalactita –o casi no. Alfiler nacido de roca. Te tiran
granos de miel, arroz dulce –de puro gélido– y subes, silbas
por la onomástica –la ciudad–: el esputo, la pelambrera, la
resaca de la nube –se te da íntegra, a la inversa, toda
congelada– agrisando el vidrio con moho; llaves
no te entran, la bondad de las estufas: el calor de afuera
no convence. Hay blanco. El frío te roba. Te lija. Te hace
resbalar por la escalera: flor soplada para empalidecer el texto,
nieve que sube y no al revés. Una vela de hielo, tu esternón
.. .. .. .. ... .. .humeando.
Lo que se consume es más, tos teñida de azul: afuera te quitan
la cara de un corte: lengua, gillette. Te pegan el rostro de un perro.
De una perra vieja –la enterraron bajo el cirro. No caía lluvia.
No habían gotas, nada líquido. Sí escombros. Clavos dulces.
Esquirlas de una bomba fría, arcángel con sonido de un copo
al tocar la hojalata. Te tragas el puñal –mejor amigo– el tallo
fino de la mosqueta: el capullo afuera no significa nada
más: la asfixia. La fobia. La afasia. El frío te roba: es el sonido
de la cuchilla, su reflejo, el mismo del hielo al hacer la incisión.
Un perro apaleado en la calle gime –tu cara se le descose– la nieve
se hace púrpura, caramelo sobre un helado. Comer o no.
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Es verdad: hay frío. Rocas de sal. Coraza
de cangrejo, otra roca –espera comerse ese hueco de pozo.
Cruje el desierto, su metro cuadrado, la orilla, la espuma,
cuencas de gaviota –devoradas por quimeras, gotas de vapor.
Y el dolor, mirar: sílex, yesca, llamarada, desconcharse
una piel sin caerse del todo, cerros haciendo visible el lugar
de una muerte –tácita– pero sin deteriorarse, momias,
.. .. .. ..cruz de manos
parecidas a sed. La lágrima, síntesis de un pequeño salar.
Los flamencos, de esa agua venenosa, filtran algo y les nutre.
Y tú, que cuando hablas te agrietas el pecho, oyes la rotura
de una quijada cayéndose –se entierra en sedimento, rumor de
.. .. .. .escarabajo.
Entiendes de piedras (estás hecho de ellas). Un jirón de piel
sostiene lo ínfimo, agujero negro de bala, soga donde la pirita
ha sido alfabeto. Es verdad. No hay frío. Ni agua. Una libélula
voló directa al nervio. Dunas lamen dunas. No puntos
sino enormes granos de arena. El desierto limita con el mapa.
No barcos. El calor hace ulular las imágenes. El espejismo
es el espejo de los muertos. Y tú, que vives, sólo ves el rojo
galápago, sal en retirada, ventisquero, quemadura
que es aire.
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La membrana es membranza. Amnios –barro, oscuridad que flota–
diciéndote: mete el dedo aquí. Tumor de líquido, la mirada, la calle
se te enquista, bufando. Otro hijo dentro tuyo, feto en feto,
niño sin vísceras preñado de su hermano. Dame agua, que el agua
retrasa su efecto: no sacia: no riega: no se evapora. No deja un sello
en el charco agrietado. No beben los animales. Pajaritos
son tragados al bañarse. Hola, remolino. Adiós, jilguero. Marc Chagall
preñó una burra con un niño. Vio su casa a punto de parir.
El agua gesta una gota, y la gota es un ojo; y un ojo, la misma
pregunta del agua cuando la gota está llena de lo que refracta: el
.. .. .. .. .mundo.
Casas de color salmón. Casas con tejas de alerce. Casas en llamas.
Niños muertos de hambre. Devoran a su hermano: ¿hay más?
La membrana es membranza. Vaina de haba partida a lo largo.
El viento pone musgo en los postigos. La mosca ahogada en
.. .. .. .. .el bebedero
dice: me ahogué en el mismo líquido. Soy líquido. Uno parte el agua
con el remo, rama de ciruelo más negra –la ventisca. No uñas
raspando el plástico, la boca, cristal de pecera. Beso.
Una flor que se abre, bulbo herido porque le saldrá un rizoma.
El rizoma es puñal salido del cuerpo y no al revés. Puñal de agua,
su inmanencia sucia. Ácidos y aceites el abanico cromático.
.. .. .. .. .Bienaventuranza
del hermano que lo ve: república invisible de una nube.
.. .. .. .. ..El acto
de comerse a su gemelo. La burra que lo gesta es el pastizal.
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Tus dientes se vuelan. El viento te quita los pelos, las células
que permiten trinitarias. Se van los átomos de oxígeno
como si fuera el aliento. Un Titán es respiro, porte de caramelo,
estrella o mandarina, pero negra, tragándose
con velocidad de muerte lo visto y no. No quedan nombres
en las hojas arrancadas. No están amarillas. Los árboles deletrean
el huracán. Belfos, resoplido de potro. La noche. Sus dientes
se vuelan. Son pétalos. Se deshoja un lilium: se descubre un cráneo.
Las cortinas agitadas: las madres hablan con la neumonía:
niñas muertas sobre las capas de polvo transformadas en tos,
flema de ángel, luciérnaga de tísicos confundida con eco
de quien estornuda, sudor de cuerpos elevado por el roce
de un aire sin aire. El sudor de quien muere es lluvia. Arrecia
en la axila de quien resuelve un crucigrama. Los perros intentan
coger el ramaje levitado por el remolino. Un ciclón de hombres,
letras esdrújulas –anónimo o gramática–, ciclón como el ojo
de quien tiene una mancuerna, balanza dura sin centro ni brazos.
Tus dientes se vuelan. Alguien los coge y dispone en los fieles.
La balanza no se inmuta. Pata de palo no. Extremidades de carne no.
El aire pronuncia su propio nombre. Y no dura más él
que el eco de quien clava la silla; casa clavada a la piel de los muertos.
Te encadenas a las rejas de metal, y esperas óxido: tus cabellos
no comparables con ráfagas. La mano transparente que te pesa.
Pesadillas
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Vendría el hombre y su filo. Las muchachas lloran: arena contra
.. .. .. .. .el párpado.
El dinero tiene larvas, dientes duros de hematite: el azufre, boca;
no cuerpo: pisada no hay. Ni qué. No es tuyo ese moho. Un lagarto
.. .. .. .. .rasca:
su uña hace cuenca, voz, sacrificio de una que se parte: rebota en sal.
Palabra sacrificio –letras góticas de hiel– quitada a dentelladas.
.. .. .. .. .Rocío negro
de la sangre cuando hay polvo. Piedra definida en faro. Acción similar
a la estrella, el cactus del cielo –punzar la mirada– agave, miniatura
.. .. .. .. .de hidra,
Ikebana de la muerte. Licor nocivo, la duda. El dolor de quien busca
a otra –almendra machacada– bajo arcilla. Arcilla otra, ciudad. Paño
del cielo. Donde hay cielo habría sangre. Nombre donde no. Letras
con tamaño de falange, canino para afilar un hacha, coral de médula, rubí
la muerte siendo tuya, matada de marras. Rostro de mitómano. Mentira
el barro, petróleo, en mixtura. La palabra, lengua que lo toca, amargo
día a día: musgo. Su terciopelo como montura de mosca, porque
te han hecho comer un trozo de espejo. Te rajaron con un hijo.
.. .. .. .. .El vientre
te lo mordió un topo. Un perro se meó encima de ti: maná. Zodiaco
bordado en los ángeles; el afrecho de los cerdos hecho de oro molido
se derramó sobre ti –son balas besándote–; como hachas dulces y
.. .. .. .. .coyotes;
como quien busca migas, imitación de palomas. De ese modo te vieron:
cegada por las águilas que devoran la serpiente. Palomas del desierto
contra la azotea de la catedral. Pero tú sólo ingresas en la nave
.. .. .. .. .del salitre.
Los pilares son huesos. Los vitrales, una nieve salada del todo.
Te metieron entre las nalgas una lata de cerveza. Bebieron los hombres.
.. .. .. .. .El desierto
es un pañuelo. Te llora la llaga de Jesús: ha bebido. Yo he bebido.
.. .. .. .. .Ese corte;
mezcal –bilis y hez su calavera. Vendría el reloj macho con su tic.
.. .. .. .. .El filo
sagrado del vacío. La luna sangrando su agujero. La letra invisible
.. .. .. .. .del rajar.
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Lijarme el diente con la piedra –eso tengo que hacer–
sacar una tripa, llenarla con aire –desde la ola matutina,
mi abdomen de espuma– inflarla, elevar ese globo de piel,
el zeppelín de la muerte –así lo he bautizado–, la rapsodia de Ra,
volutas de metano, aureola en llamas, pulmón atrapamoscas;
resorte de níquel en la quijada del cráneo. Así hablaba este yo
–de nadie es sujeto–, repetido en pantalla. Te repites: un hombre
y su cerveza. Te repites: la invisibilidad. ¿Qué es? Un falo
contra una flor de lis: una espina contra el cielo, sangre
de quien come pólvora, inmolado entre gente. Pólvora: sol.
Pólvora: el rico y su espora de radio, el oro en su prótesis,
gancho con que un diente se afirma en otro. Otro más: pesticidas
más bellos que un grajo. Repetir: una píldora de viento –alada–,
como tú, toda lumbre. Píldora: radioescuchas, nariz de pan.
Pan y vino que se agria –criadero de moho, bacilos, streptococos,
cilios de hombre –se meten allí donde el No, ¿qué es No?.
Cero y uno de la nada; cero y uno el decir; verbo huir. Verbo matar.
Verbo invisible; grafema de la acumulación: muérete tú
que nací primero. Primero: asola tu tripa con ácido. Llena tu tripa.
Afila el hacha con colmillo. Métete en la boca del narval:
saca brillo a tu hueso. Ándate por el filo, letra L que sangra,
niño haciendo un agujero en tierra. Labios de niño. Ojo hueco
de quien toca su abdomen y escribe con uña el soneto de huir.
Animal escaso de la historia, borrado con goma de hablar.