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La mejor obra de Pablo Neruda

Por Agustín Squella
El Mercurio. Viernes 16 de Julio de 2004


"Tráigame españoles", le pidió el Presidente Aguirre Cerda a Neruda cuando le confió esta misión. "Tráigame pescadores, tráigame vascos, castellanos y extremeños".


¿Cuál es la mejor de las obras de Neruda? ¿Acaso "Canto general" ? ¿"Residencia en la tierra" ? ¿"Odas elementales"? ¿"Los versos del capitán"? ¿Cuál de esas o de las demás composiciones del poeta hizo exclamar a éste que la crítica bien podría borrar todos sus poemas, menos uno? ¿Estaría pensando en "Memorial de Isla Negra"? ¿O en "Veinte poemas de amor y una canción desesperada"? ¿Cuál es esa obra única y mejor, señalada por el propio Neruda, que ni la más demoledora de las críticas podría vulnerar jamás?

El "Winnipeg". Del "Winnipeg" fue que él dijo que la crítica podría borrar toda su poesía, menos ésta. Del "Winnipeg", una obra no literaria, sino humanitaria, fue que el poeta se expresó de manera tan concluyente y segura. Del "Winnipeg", un viejo barco de carga, construido en astilleros de Canadá, que estaba destinado a traer a Chile a dos mil exiliados españoles y que acabaría susdías hundido durante la Segunda Guerra Mundial.

El barco era de propiedad del Partido Comunista francés, y a éste lo arrendaron los republicanos españoles en el exilio, para que el gobierno de Chile pudiera traer hasta aquí ese número de exiliados, que Neruda entrevistó y seleccionó personalmente en París, antes de embarcarlos con destino a Valparaíso, donde llegaron en septiembre de 1939.

"Tráigame españoles", le pidió el Presidente Aguirre Cerda a Neruda cuando le confió esta misión. "Tráigame pescadores, tráigame vascos, castellanos y extremeños". Y, gracias a la perseverancia que el poeta puso en tan noble tarea, el "Winnipeg" -que hasta entonces había transportado café, cacao, pescado y minerales- trajo hasta aquí, entre muchos otros, a José Balmes, Roser Bru, Víctor Pey, Leopoldo Castedo y Modesto Parera.

No fue una tarea fácil, sino "dura y solitaria", como el propio Neruda la calificó en sus memorias. El poeta tuvo que bregar contra la burocracia y frialdad que funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores mostraron frente a la iniciativa. En el mismo Congreso se levantaron algunas voces intolerantes y crueles, que presentaron la misión como una maniobra destinada atraer a Chile a activistas políticos y asesinos. Unas voces de las que sólo mucho más tarde se enteró el niño José Balmes, quien, a sus 12 años, pintó a los pasajeros del "Winnipeg", con lápiz de carbón, en unas hojas que su madre le había comprado en Francia, antes de embarcarse.

Cuenta Balmes que la diversidad de ideas políticas en el "Winnipeg" era tal, que las más ásperas discusiones entre los adultos se produjeron en plena travesía, cuando se supo del pacto entre los gobiernos de Rusia y Alemania.

Hallándome cierta vez fuera del país, en un congreso de filosofía del derecho, al momento del cóctel de clausura escuché a mis espaldas que alguien decía que Chile no tenía ningún Premio Nobel, mientras su interlocutor respondía que sí teníamos uno. "¿Cuál?", preguntó el primero. "El gordo, el comunista ése", fue la respuesta que dio el otro. Aunque bastante avergonzado por lo que acababa de escuchar, estimé inapropiado darme vuelta e intervenir en la poco ilustrada conversación de mis colegas y me alejé, simplemente, de ellos. Hoy, con más años y menos paciencia, pienso que debí encararlos y relatarles el "Winnipeg", el mejor poema de Ricardo Eliezer Neftalí Reyes Basoalto, Pablo Neruda, y recordarles, de paso, que otra Premio Nobel chilena, Gabriela Mistral, prestó a Neruda los libros que éste leyó, siendo muy joven, cuando llegó a una pensión de Santiago proveniente de Temuco.

 

 

 

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La mejor obra de Pablo Neruda.
Por Agustín Squella.
El Mercurio. Viernes 16 de Julio de 2004.