
        Militar
        (Tengo un globo terráqueo con luz. Cuando está encendido se ve el Mapa  Político, cuando la apago, aparece el Mapa Físico)
        Por Pablo Paredes M.
         
        Las  militancias reaccionan a nuestra rabia como nuestra rabia reacciona al objeto  de nuestra militancia, no obstante, debiese constituir un lugar orgánicamente  amoroso y políticamente crítico. Durante un tiempo mi militancia estuvo en las  Juventudes Comunistas, durante otro tiempo en cierta zona de la escena  literaria nacional. Me permito compararlas, pues en ellas reconozco la orgánica  y la política (con minúscula ambas), por lo menos, desde un acercamiento  leninista. Claro, ambas se enfrentan en un espejo, no son gemelos, sino  reflejos. Cuando la Jota levanta la orgánica, La (aquella) Poesía levanta su  política. Esto por momentos genera mutuas acusaciones, enfrentamientos que  producen textos preciosos y momentos muy dolorosos para jovencitos jardineando  en el peladero. A veces la cosa puede ir de otra forma y uno tiene  momentos bellísimos y poemas horrorosos;  espero ya haberme explicado con lo del espejo, pues me interesa que quede claro  que me parece que no hay muchas decisiones en el reino del contexto.
        Bien, ahora  voy poco a lecturas, este análisis parte desde esa constatación. Las falencias  orgánicas de esa “cierta zona de la escena”, la han vuelto un territorio  políticamente (en lo discursivo me refiero) muy fértil, tanto que las  hostilidades saltan de mesa en mesa, casi nadie está cómodo y eso explica,  quizás, que uno haya militando ahí. Sin, embargo, como fuimos tan jóvenes, ya  no podemos soportar esa violencia amebosa, ya no es maravilla, menos  subversión, pues la subversión es, y escúchenlo bien señores de la increpación  en los bares, un suceso básicamente orgánico. Entonces la relevancia no está en  la discusión del Mapa Político, sino más bien en el Mapa Físico. La peor  hostilidad de todas no es aquella que se confunde en las razones de sí misma,  sino la cual falsea sus propias razones. Entonces uno entra a un bar, para  escuchar leer, ojalá a gente que uno no conozca y llega un par de hombres  maduros a decir que ellos también son políticos y qué va a decir uno, si claro  que lo son, cómo no reconocerle al silencio su participación política activa en  la perpetuación del statu quo.
        Voy poco a  lecturas, no dejo de ir cuando me invitan a leer a mí porque el micrófono  funciona como cierto escudo a esas hostilidades falseadas en sus razones. Echo  de menos a mis amigos, a mis ex compañeros de militancia, algunos que ni  siquiera se enteraron que militamos juntos, por eso voy poco a las lecturas,  pero voy igual, aunque, insisto, poco, muy poco. Ahora me está gustando el  teatro cuya orgánica le permite moverse como un animal subversivo, pero que se  duerme en los megafestivales, pues su capacidad discursiva es deficiente y su  amor tiende a falsear sus razones, tal cual la hostilidad de ciertos  poetas,  sin embargo, lo estoy  prefiriendo, por razones muy parecidas a las que me llevaron a militar en la  Jota y no en La Juventud Rebelde Miguel Enríquez. Sea como sea algo de ese  animal me parece capaz de hacer daño por cuidarnos a nosotros. Esa pistola está  cargada, claro la maneja un preadolescente tratando de impresionar a una  jovencita de pechos tenues, pero incluso la posibilidad de ese cuasidelito de  homicidio me interesa, por último, como comienzo absurdo de la gran revuelta.
        Santiago,  Marzo de 2009