
          
          Entrevista a Pablo Paredes 
        Peterpunk
        Por Gabriela García
        La Nación Domingo, 21 de Noviembre de 2010 
        
        
         A Pablo Paredes le gustan los perros. Caminando por el Parque Bustamante,   parece que éstos lo saludan con la cola. El poeta y dramaturgo les acaricia el   lomo. Momentos después éstos se intentan matar frente a su mesa.
        De esa rabia solapada le gusta escribir al tipo que cayó en un alcantarillado   a los cinco años. Vivía en la población José María Caro y dice que estuvo media   hora entre la mierda. De ese episodio guarda una cicatriz en la cabeza. Marca   que tapó mucho tiempo con un mohicano que voluntariamente hoy ha desinflado.
        “La rabia y la belleza viven en un mismo cuerpo”, cuenta quien vive en la   frontera. Así le gusta llamar al sector de Plaza Italia que separa a los pobres   de los ricos en Santiago.
        Autor de obras como “Mericrismas peñi” y “ABC1”, fue justamente esta última   la que deslumbró al director Lorent Wanson. El belga lo invitó a retratar Chile   a cuatro manos y nació “Historia abierta”, montaje que se presenta hasta el 5 de   diciembre en Matucana 100. “Fue una negociación político-emotiva interesante   porque, a diferencia de Lorent, me siento empantanado y me costó darle una   salida esperanzadora al montaje. Lo que verán es un mosaico, una arpillera de   nuestras alegrías y fracasos”, señala el joven.
        Para “Las analfabetas”, en cambio, echó mano a otra obsesión: la de recortar   noticias. Seleccionada para formar parte de la programación de Santiago a Mil   2011, esta obra cuenta la historia de una mujer que no sabe leer ni escribir,   por lo que contrata a una joven profesora para que le lea los diarios.   Protagonizada por las actrices Paly García y Valentina Moore, será llevada al   cine por Moisés Sepúlveda, el asistente de dirección de Alicia Scherson en   “Turistas”.
        “Es una obra que levanta discursos críticos con respecto al estado de la   educación en Chile y los postergados. Pero no necesariamente un montaje de   pobreza. Es otra marginalidad la del analfabetismo, otra falla de la sociedad   chilena la que está ahí”, explica sobre la pieza que lleva a escena esos   artículos de diarios que le gusta coleccionar, como por ejemplo la matanza de   niños albinos en África. “Tengo archivos freaks. Y es que son poemas terribles   los que aparecen sin querer en los medios”, agrega moviendo las manos.
        AMOR Y MARTILLAZOS
        No es el único proyecto con el que volverá a hablar de su país, la brutalidad   del sistema y los delirios de lo religioso. El autor de “El niño Dios” convirtió   en dramaturgia el caso de los hermanos Rojo, ese crimen cometido a martillazos   por la propia madre (Jeannette Hernández). Y que causó la muerte de su pequeño   de siete años y dejó con secuelas neurológicas al primogénito de 15.
        La obra se llama “Ángel a martillazos” y se presentará en abril de 2011 bajo   la dirección de Francisco Krebs.
        Cruzando declaraciones judiciales con “Medea”, Paredes quiere instalar   ternura dentro de esta tragedia. “Hay dulzura dentro de este espacio   sangriento”, dice. Y aclara que la obra “está más cerca de ‘Largo viaje’ que de   ‘Mea culpa’”. “No es un documental sobre la familia Rojo, sino una reflexión   sobre cómo se instalan los conceptos de bien y mal en términos culturales. Y   cómo nos vinculamos con la muerte de los niños desde lo religioso. Es una   discusión ideológica con las distintas nociones de cielo, con la capacidad que   tiene la sociedad de juzgar. El montaje tiene mucha musicalidad, porque el padre   de estos niños era el manager de la Rancherita, que es lo que finalmente   desencadena los celos enfermizos de la madre”, adelanta sobre la propuesta que   enfoca también las patologías del amor.
        “No hay nada más triste que el funeral de un niño. Y tampoco ceremonia más   diversa. Ahí se juntan diferentes pensamientos, sin embargo, hasta los no   creyentes hablan del angelito”, afirma Paredes y recuerda un pasaje de “La   Araucana” de Alonso de Ercilla. “La figura del niño muerto es muy   latinoamericana, representa al huacho, al pobre. En el poema que funda a Chile   dicen que los indígenas iban a pelear con sus mujeres embarazadas. Y que cuando   los españoles les enterraban las espadas en los vientres, se alcanzaban a ver   las piernas y bracitos de los bebés saliendo”, expresa desconcertado.
        CHILE MAQUILLADO
        Progresismo cosmético, sueldos de nana cuarenta veces menores que los de su   patrón. Probablemente Paredes vuelva siempre a estos temas. “Yo tengo un enojo   con la sociedad chilena en general y es una trampa echarle la culpa a Piñera.   Los presidentes adinerados de las últimas décadas no hubieran construido un país   tan neoliberal si hubieran tenido una contraparte de organización social. Ahora   volvimos con los 33 a sentirnos jaguares, pero tenemos una distribución del   ingreso igual a la de Uganda”, confiesa quien concibe la poesía y el teatro como   una trinchera.
        Aunque “Las analfabetas” tendrán funciones en el Centro Mori, el dramaturgo   suele ir a leer versos a colegios y planea inyectar poesía en espacios públicos   de la mano de José Ángel Cuevas para romper con la burguesía del arte y el   racismo social. “Aquí las caras acusan. Y basta recorrer la Línea Uno para que   desde Los Dominicos a San Pablo veas cómo comienza a descender la estatura y a   cambiar el color de piel. Algunos dicen que el Metro democratiza, pero eso sólo   pasará cuando repartan la tortilla”, revela el tipo que se subleva contra la   etiqueta de los novísimos poetas que también agrupa a Gladys González, Paula   Ilabaca o Héctor Hernández.
        “Los adoro y siguen siendo los poetas chilenos que más leo, pero el concepto   de generación me suena a pack juvenil. Hay gente que no encaja ahí y que también   reconozco como mis partners como Zurita o Malú Urriola”, explica. Dentro de esos   cómplices también figura Moisés Sepúlveda, cuya ópera prima, “Compañeros de   clase”, contará con el guión de Paredes. “Es la historia de un profesor joven   que trabaja en un colegio muy pituco y que por cosas de la vida tiene que volver   a la población donde nació y vive su madre. Es como esa junta de Facebook de tus   compañeros de colegio que termina mal”, concluye sobre su debut en el cine.
        A unos metros, los quiltros que acarició se muerden la yugular. Paredes   piensa que si uno de los mineros que salieron de la mina San José se hubiera   convertido en Jesús y hubiera echado a los mercaderes del templo en lugar de   sentarse en un set de televisión, hasta los pitbull matarían menos gente