
        GUERRA CÍVIL
          
              Sobre el  llamado a que muramos pollo.
            
        Por Pablo Paredes M.
         
        
          ...pertenezco  a otra época y por eso mismo da como vergüenza ajena, ver tanto compromiso  político del poeta de hoy, cuando no existe ni la CNI ni la DINA.
            David  Bustos. 
        
         
        Los primeros intentos de  cancelarnos ocurrieron muy temprano. La vieja pinochetista de la esquina cuando  nos veía, tan de doce años, prendiendo velitas en el bandejón del pasaje, nos  gritaba qué se meten ustedes pendejos de  mierda, qué se meten si ustedes no habían ni nacido cuando la güea. Esto  después tuvo institución, tuvo administración gubernamental -y cultural-. Un  poderoso sector de La Concertación, hábilmente, construyó un discurso en que el  respeto por los muertos debía ejercerse en silencio, ese era la trampa, esa era  una maniobra demasiado parecida a de la vieja que tampoco devolvía las pelotas  que caían en su casa.
                    MUERE  POLLO. ESO TE DECÍAN LOS INSPECTORES EN LOS LICEOS, LOS ALCALDES PERIFÉRICOS.  MUERE POLLO QUE TE ESTAMOS CONSTRUYENDO UNA CANCHA DE BABY. 
        Entiendo que cuando uno  tiene unos amigos increíblemente enquistados en el corazón, la gente se  confunde y cree que uno es el otro y viceversa, me gusta que pase eso, me gusta  diluirme en mis afectos. Sea como sea me parece raro, tendría que estudiar cómo  fui vestido de fumigador mientras dormía, lo digo por mi seguridad. Entiendo,  también y sin embargo, las paranoias semánticas, las respeto y las padezco. Que  la palabra fumigar haya llegado hasta la Alemania Totalitaria, lo entiendo, se me  pierde la pista, pero lo entiendo. Por esto propongo un intercambio de  paranoias. A mí me angustia cierto uso solitario de la palabra civil, me remite  a la DC, al PPD, incluso al satelital Flores. Pienso en civil, ahí pegadita a la palabra ciudadano, esa que devino de Gente que fue la que canceló a la palabra Pueblo,  pero claro, tampoco voy a pedir que me sigan mi pista de paranoia, no sería  justo.
                    MUERE  POLLO MEJOR. PA QUE VAI ANDAR ALUMBRANDO DONDE MILITAI, SI ACÁ NO ESTAMOS NI  AHÍ CON LA GÜEA. MUERE POLLO, TENÍ QUE SER PIOLITA, QUE NO SE CACHE DE QUE LADO  SOY VÓ, NO TENÍ QUE TENER LADO PO
        Si ser Civil, como dice y  celebra Bustos “sería ir todos los días a  trabajar, no adscribirse a un conglomerado que me represente y que piense mi  situación dentro de una sociedad”, pues declaro el comienzo de mi carrera  militar, no puedo reaccionar de otra forma, ante declaraciones tan similares a  las que hacía la vieja, que además regaba a cada rato para que no nos  pudiéramos sentar en esa esquina. Confieso que creo en las instancias  colectivas y estoy dispuesto a renunciar y construir buscando la construcción  de un lugar diferente, opuesto al Neoliberal. Sé que diciendo lo de mi carrera  militar y hablando en este tono, voy a despertar nuevas paranoias semánticas,  creo que no podré evitarlo, aunque aclaro que el uniforme militar que tengo en  mente estaría perfecto para una coreografía de Village People. En fin, como  decía, mi admiración por quienes creyeron en un Proyecto País diferente a  comienzos de los Setenta y que luego le dieron combate a la Dictadura, es una  admiración activa y no museológica/emotiva. Yo que ni había nacido cuando la  güea, no estoy reconciliado, no puedo ni quiero morir pollo como algunos  demandan, a mí los que me dan vergüenza son los que para deslegitimar a la  palabra Revolución usan como descalificativo  la palabra Niño.
        NO HA MUERTO EL POLLO, COMPAÑEROS, SU PÍO  PÍO VUELVE A RESONAR DESDE LOS LICEOS Y, POR SUERTE, DESDE VARIAS ESCRITURAS  TRANSVERSALES A VEJECES O PENDEJISMOS.
        Circunscribir la posibilidad  de la subversión o de la rebeldía a la presencia de aparatos militares de  inteligencia de las características del la DINA o la CNI no es sólo cancelar a los  movimientos sociales anteriores al 73 y posteriores al 90, es también condenar  a las escrituras a un nadadismo musical, a una civilidad que se expresa  caminando por los parques comiendo helado, probablemente sintiendo vergüenza  ajena también de los chicos que se besan entre chicos en vez de asumir la  rutina chupacorazones que les ofrece la civil sociedad chilena. Esta  circunscripción genera y promueve textos que prefieren omitir eso de sí mismos,  pues les vienen arcadas con el olor a compromiso político contingente. Pero  esta Democracia es muy astuta, mucho más que sus celadores, pues paralelamente  presiona para que todos se declaren progresistas, entonces hasta Piñera condena  los “excesos del Régimen Militar” y Obama es presentado como la verdadera  Izquierda en contraste con Chávez y Morales.  Esto bajado al terreno literario –contingente- permite que el dolor del exilio,  la tortura y la desaparición sea reconocido para algunos, pero de forma aislada  de las circunstancias que lo provocaron.
        ESTA NO ES, ENTONCES UNA  COMPETENCIA POR EL DOLOR O DE EMPATÍAS FRENTE AL MISMO. La tortura fue un hecho  que devino de la imposición de una matriz político/económica, por lo tanto, hablar  de aquel dolor sin cuestionar aquella matriz desde donde se desprendió, es,  entre otras cosas, regalarle la Comisión de Derechos Humanos a la Derecha  Chilena e ignorar el valor de esos quinceañeros que NO quisieron, a diferencia  de usted que me recuerda tanto a la vieja esa, tomar la micro e ir a clases como  todos los días.