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          FRENTE AL ARTE O EL POST FONDART
        Por Pablo Paredes M.*
            http://poesiaycritica.wordpress.com
          
        
        
       
 
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        Con la autonomía del área artística frente al Ministerio de Educación se   generaron algunas ganancias simbólicas, sin embargo, se generaron también   brechas que deben ser zurcidas. El desarrollo artístico de un país, me parece,   no puede ser entendido como el mero desarrollo de los artistas de un país, sino   como la necesidad de transversalización del arte en Chile, a modo de mejorar lo estándares de calidad de vida, es decir, incrementar   la dignidad en el mismo sentido que lo hace –o lo debería hacer- el sistema   educativo, aunque no del mismo modo.
        Este año, dos situaciones nos ponen en un pie   ideal para discutir la vinculación, que como sociedad queremos que exista, entre   Estado y Arte. Primero, el sistema de financiamiento ha sido blanco de múltiples   y contundentes críticas, muchas de ellas surgidas desde la comprensible   desesperación y rabia de no ser parte de una torta financiera que, en realidad,   no es más que -si miramos el gasto militar o las ganancias de mineras privadas-   un canapecito dulce; y otras que apuntaron a acusar las deficiencias   estructurales, independiente de si ciertas coyunturas nos favorecen o no.   Segundo, el tema educacional ha logrado ser destecnificado -o su discusión   técnica llevada a un espacio político- gracias a un bellísimo Movimiento Social   con base estudiantil, que ha puesto a La Educación, otra vez, como la principal   área de debate frente a las distintas visiones de construcción de país.
        Cuando hablo de lo que debe ser zurcido, me   refiero a que las demandas del mundo del arte no debiesen ser levantadas con   autonomía respecto a las educacionales, pues no se trata de algo distinto; está   aquí la misma discusión, la misma denuncia de incapacidad del   neoliberalismo frente a necesidades profundas de la sociedad   chilena.
        Así, urge proponer cambios a la estructura de   financiamiento artístico en la misma dirección que la demandas estudiantiles   acusan la necesidad de un nuevo modelo. Se trata entonces de dejar de discutir   por qué algunos ganan Fondart y otros no y entrar a la pelea grande para   preguntarnos acerca de cuál es el desarrollo artístico que podría   colaborar en la construcción de un país más digno y libertario, y cuál   es la mejor fórmula para, en este proceso, beneficiar a los trabajadores y   trabajadoras del arte.
        De este modo propongo una política de carácter   Estatal de Desarrollo Artístico que imponga el criterio de Desarrollo al   de “Fondo”, que se incremente en presupuestos de manera radical y que   considere 5 áreas base, en el marco de una Red Nacional Coordinada de   Infraestructura Cultural. Estas áreas –ya describiremos la red- serían:
        a) Línea de Fomento a Proyectos   Específicos. Cubriría el campo principal que en los últimos 20   años han considerado los Fondos de Cultura.
        b) Línea de Reconocimiento a la   Trayectoria. Área que buscaría asegurar el despliegue continuo de   propuestas, colectivas o individuales que a través del tiempo han consolidado un   discurso artístico. Usando como criterio la ampliación y categorización de la   lógica de los Premios Nacionales.
        c) Línea de Financiamiento a Procesos   Artísticos. Se buscaría financiar y desarrollar aquí  los   proyectos que impliquen procesos de construcción artística de 1, 3 o 5 años,   asegurando estabilidad económica a los creadores beneficiados, permitiendo tanto   el desarrollo como resultados artísticos más sólidos.
        d) Línea de Arte y Reflexión Frente a   la Coyuntura. Esta área buscaría mantener un diálogo –o simbiosis-   en tiempo real entre lo artístico y su contexto social. Vinculándose   estructuralmente con el punto siguiente.
        e) Línea Arte y Barrio.   Propongo acá la vinculación directa (o mediada por las municipalidades) entre Juntas de Vecinos y Ministerio de Cultura, lo que   permitiría, desde las estructuras de base, generar ofertas artísticas y plantear   demandas que se resolverían en vinculación con las 4 líneas antes descritas y a   través de la Red Nacional Coordinada de Infraestructura   Cultural que a continuación describo 
        RENACIC:
        Comprendo este formato como una solución frente a   la bajísima presencia de espacios de exposición, circulación y difusión del arte   en Chile, cuestión que no permite ni el desarrollo de públicos, ni la   estabilización laboral de los artistas, ni la experimentación artística de las   comunidades. En concreto planteo que frente a lo que quedó demostrado no   solucionó el Mercado, urge la creación de una red de infraestructura cultural al   servicio de la ciudadanía, entendiendo que esta ciudadanía tiene necesidad y   derecho a estos espacios. Así las principales características de RENACIC   serían:
        a) Teatro Nacional ramificado en   un sistema de teatros comunales.
        b) Cineteca y Cine nacional   ramificado en un sistema de Cinetecas y Cines comunales.
        c) Editoriales y Librerías   Nacionales de gestión centralizada y gestión comunitaria apoyada por el   Estado.
        d) Salas de Exposición Comunales en co-administración con el Ministerio de Cultura.
        De esta manera se lograría un circuito que   permita la expresión de la demanda y un espacio para la dignificación laboral de   quienes participamos en la oferta, esto bajo la ética del Desarrollo Artístico   como incremento de la calidad de vida y considerando políticas   redistributivas que generen gratuidad o pagos diferenciados en función   del carácter socio-económico de los públicos, y considerando que esta   parcelación no afectaría los ingresos de los trabajadores del arte, pues estos   estarían centralizados y, en su mayoría, asegurados por un mínimo de un año.
        Para la viabilidad de la RENACIC (habrá que   encargarse de elegir un nombre más bonito) resulta fundamental tener un   Ministerio de Cultura arrojado a la creación y fomento de   Públicos/Audiencias/Lectores, en consideración y de manera mancomunada con los   proyectos artísticos que financiaría. Cuestión que es posible si se   cuenta con la infraestructura nacional en red que antes describo. De esta manera   esta Infraestructura garantizaría el éxito a esta Política y viceversa.
        En síntesis, del mismo modo que el Movimiento   Estudiantil atacó el concepto del lucro en la educación, los artistas debiésemos   organizarnos –o coordinar las distintas organizaciones- para demandar un Estado   que no simplemente financie –menos aún si es precariamente- el arte, sino que lo   desarrolle, pues la Alegría no se logra sólo con arcoíris o estrellitas de   colores.
        Que tenga un lindo día.
                
        
          
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        *Pablo Paredes Muñoz es poeta,   dramaturgo y guionista. Es además Magíster en Comunicación Política y   actualmente se desempeña como profesor de Comunicación Social en la USACH. Ha   sido traducido a varios idiomas y publicado en distintos países. Recibió el   premio Altazor 2011 en Dramaturgia por su obra Las analfabetas.