Cómo poder optar al silencio si tu mano aún está abierta en forma de parque?
Nadie es posible en este minuto, a nadie entregar sangre, a nadie demandar lugar.
Habito como si los reflejos no dieran señales,
y cayera el ritmo ronco sobre el manto del hielo, en el fango primero.
TRES
debe comenzar la pauta diciendo la misma señalética del transito histórico?
La costilla, el barro, la mujer y jardín de su hondura palpitante…manzana
Y más cantos de aves aventando lavadoras que estrujan el repitencia del cuarto vacío.
CUATRO
no temo al frío, sino a la jaula de los años que guardo en él.
CINCO
Ahora lee el recuento de las voces sobre el metal saliente y dormido de la sangre oxidando en su espacio.
Nadie es posible en este lugar, nadie puede entregar las muletas para que otras caminen por toro.
SEIS
Yo no quisiera escribir más que sencillos dones, todo es tan familiar a cada palabra, a cada reflejo, a cada luz que entra y sabe cuánta sombra doy.
SIETE
en un bosque solo como mi casa
desordenada de camas
como un bosque los ojos del niño desnudo
me miran tiemblan acaricia el suelo y se eleva más allá del posible abismo.
OCHO
En qué estado debe estar el agua y la sangre cayendo
Para consultar sobre el veneno de las manzanas?
Mira mi mano extendida hacia tu cuerpo en forma de talego
Mira mi veneno y mis vinos como saliva cayendo
Y la historia con la forma de mi veneno clásico.
Diré la historia en una noche de telas sonriente
Con un opaca luz alumbrándome la columna perfecta y virgen
Que aún no entra al pantano.
NUEVE
La carne del herido no es la misma carne del que ha viajado sin herida.
DIEZ
todo deviene en mármol, de nuevo en grito, a cada rato,
En cada instante, con un beso a la raya del muslo
Todo de viene proclive, torrencial, como el fango del que venimos.
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Para escribirme me pongo de piedra y me elevo, con belleza o sin ella, conjuro el barro saliente de manos y doy los gritos de la rabia, la hondura de mi lado lamido en una noche oscura y contagiosa, doy los extremos que salen de las canciones y peso mi cuerpo ante el llamado de los pájaros muertos lejos de sus distancias inmóviles. El ser y el todo, están a mi lado casándose y lavándome la ropa que he usado por años con las mañas de perfección humana.
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ONCE
Y qué dice Alejandra? que alguien consumió por error las distancias…
Y la supresión del tiempo? ¿Qué?
La eventualidad de que ningún loco me dispare al corazón
Y morir horrorosamente de Schakespiare disfrazado!
Por dónde entrar a la música colgante de mis labios y habitar lo que falta de vida!
DOCE
La historia del barro sobre la apertura de un jardín nuevo
De dos niños que se imitan y aman sus movimientos
Con el beso y los gestos derribados del amor suelto de la noche
Electrofest, en el jardín, como Edén, pero en una cabaña que está siendo derruida
La presentación de las espadas, la mejor lamida de mi mano sobre su mano
La desesperación que nada amanezca
La templanza, los lagos, nada más nace salvo el gesto del amor
Secreto en la secreta casa de la noche.
Todos bailaban, tendían sus lenguas sobre los líquidos sórdidos,
Mientras los niños hacen sus propios bailes, para que el padre se enoje.
Electrofest
Para las despedidas busco un nombre cobarde aunque no los quiero.
La cabaña era un ardor:
Un cuerpo que si deseaba tiznaba el beso con aires profundos,
Era beso oscuro y capital en su lugar de centro.
Cruzaba la parte árida de mis sonidos con sus piernas
Y toda la humanidad era un margen siniestro gritándome depuraciones,
Tropas muertas de entrada en el oído,
Pero hube de tener minutos sobre los segundos congelados
Y rápido, pantalón abajo, para dormir a su lado,
De lado del niño que era yo mismo temeroso del jinete de todas las noches.
Ataba mi voz a su voz para hacerme más fuerte,
Para poder imitar el tiempo del amor en los palacios griegos.
Un río de leche era la semilla de los niños
Se confitaban la mirada a partir del chocolate donde Kyle cae.
Podría decir los nombres del amor, todas las formas,
Las causas fatales y perfectas en que un niño hundió mi corazón en su boca
Podría elevar ese sentido exacto del poseer certezas y certidumbres
De lo extinguible de la noche para esa noche,
Pero el gallo del alba asesina el instante contigo
Nuevamente el querer de cortar la garganta que indica el tiempo,
Para que aparezca incendiada nuestra canción evanescente.
Descubrí contigo que el amor no tiene sombra de niño
Sino el sonido del roce sobre el roce para fundar una nueva tierra.
TRECE
le debo enseñar al Padre el lenguaje del odio
y las pronunciaciones de las vocales en el barro
la maligna percepción de la figura del hombre que cae por otro hombre sobre otro hombre.
Le debo enseñar al Padre que las líneas pueden ser música,
Donde el niño disfraza su frío paradisiaco de niña
Para ser el personaje más feliz de las sagradas escrituras.
CATORCE
empezar a derribar mis manos sobre la consulta de lo ingenuo,
el golpe de la hoja sobre el lago pregunta de mi abundante vacío,
y yo respondo con los lugares dichos del amor,
los instantes perfectos, los salvavidas, las protecciones de siempre,
las imaginarias protecciones necesarias para resolver las preguntas.
La corte, el bosque abierto, como mi casa, frío, eterno, sincero,
Con caídas de bordes oscuros en su esqueleto simétrico,
Será que hablo mucho con los animales oscuros de mis palmas?
Yo hablo del comienzo del barro, del pantano que indagamos oscuros,
Sin saber que caminamos aún en el con frío del ser a cuestas lo que somos.
QUINCE
Ahora diré una sola cosa,
Haré el frío con tus ojos
Para atarte de manos
Y nombrarme con la figura primera de mi nombre original.
DIEZ Y SEIS
Yo, Páris, decreto:
Helena ha abierto el sentido de mi respiración
Y yo no debo explicar la fecha de mi nacimiento.
DIEZ Y SIETE
Otorgué licencia a su espalda sobre al mía
Y no tengo reporte amarillo, desde de hablarme al espejo.
Pensé en volver desnudo, al mismo jardín donde estuvo el niño,
Al mismo frío, el mismo bosque, el mismo jardín del cual nos echaron,
Pensé no volver a decir: “hojas que valen más que hojas”
Pero la tentación es tan grande y viva
De nombrarme hijo del verbo sobre todas las cosas.
DIEZ Y OCHO
La voz es un volante de voces dispersas y dispuestas en forma de U,
Se deben de tomar como tal, no registran análisis de escoltas para el frío que indago,
El Edén, el primer frío, debe obedecer a la única voz contenida en su nombre: soledad.
Debe obedecer a las circunstancias perfectas de seguir
circulante aún en cada parque, bosque, avenida, cementerio o plaza.
DIEZ Y NUEVE
La carne cae y se mueve, cuanto miren esos ojos manipulado sea,
Para congelar en los decibeles de los cuerpos
La imitación de los palacios históricos en ferias domesticadas,
Yo prefiero seguir a Helena o al Niño, sin su casa habitada,
Sin el bosque plenos de oídos saltamontes,
Estoy diciendo las claves de mi vida, como las claves de una isla.
VEINTE
Necesito tener el desgarrado del silencio adentro de tus ojos.