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El recuento de los daños
Presentación para “Mi pequeña unión soviética” de Pablo Paredes M.
Por Paula Ilabaca
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Este es un libro sobre el Cielo.
Una vez estuvimos con Pablo en el Cielo. Y nos emborrachamos como estrellas de rock. En una fila de tres asientos junto a Diego Ramírez. La azafata nos decía si éramos rockeros. Una banda. A Pablo le gustó la azafata. A mí hacía poco me habían roto el corazón. Este es un libro sobre cómo hace un país para romperte el corazón. Aunque también siempre hay historias personales, como esa del Cielo y nuestra llegada a México. Ahí también dijeron al vernos: llegó el rock. No sé cómo se puede ser rockero con el corazón roto y esa vez, a los tres nos habían roto el corazón. Y este libro es sobre eso, de que te rompan constantemente el corazón. Cruzamos Xochimilco con el corazón roto. Vimos a Héctor Hernández y Yaxkin Melchy y también les rompimos el corazón. En ese viaje y otros al vernos dijeron: Neruda, Mistral, Huidobro. Fuimos a encuentros mundiales y siempre ganamos. Y nosotros éramos unos pobres chiquillos que escribíamos poesía con el corazón roto. Fuimos un pequeño país en ese viaje y en el Cielo. El país de los corazones rotos.
Y lo menciono acá sólo porque en el país de Pablo Paredes la nostalgia es un acto totalmente político.
Este es un libro sobre que intenten borrarte un recuerdo.
Así como borraron de los mapamundis a la URRS. Así como borraron en Chile muchas vidas con gomas convertidas en metralletas. Metralletas que perpetuaron abusos y crímenes a los Derechos Humanos. Este es un libro sobre cómo sobrevivir a eso. Y a eso se sobrevive con la escritura. Con las fotografías. En mi casa tuve mucho tiempo una fotografía en la que aparece Pablo con la poeta argentina Valeria Meiller, en una callecita antigua de Montevideo, atrás se ve un Volkswagen, ellos están abrazados, se ven como una pareja feliz en los años setenta. Lo menciono porque en esa foto creo que está el secreto de la poesía. Ser atemporal, ser ficción, ser una cosa y otra, devenir constantemente. Este es un libro sobre devenir para salvarse de las catástrofes. En los documentos anexos de este libro hay textos apócrifos. Textos leídos en lugares que como lectores no estuvimos. Recordé una lectura que hicimos en la rambla del Río de la Plata con Pablo y Valeria. Estuvimos solos los tres. Lloramos cuando nos escuchamos. La pena de un poeta es idéntica a la pena de otro poeta. Una emoción profunda se me viene cuando lo recuerdo. Este es un libro sobre cómo sobrevivimos a las catástrofes.
Cuando viajábamos por la poesía éramos Chile. No éramos Pablo ni Paula ni Diego ni Héctor, éramos los chilenos. En todos los mundiales de poesía dejamos fuego. Por eso entiendo desde el fondo de mí este libro de Pablo. Uno ya es una estrella anciana que se va quemando en el cielo. Este es un libro sobre quemarse. Hemos vivido mucho. Hemos vivido todo. Y eso nos hace terriblemente niños e ignorantes de la vida. Por eso Pablo, quizás, habla en su libro sobre los hijos. De los libros hijos. Ahora que soy madre miro a mi hijo que duerme a mi lado mientras escribo. Miro mis libros que duermen en la biblioteca. Al final de cuentas todos duermen, todos desaparecen un poco.
Este es un libro sobre la nostalgia. Y sólo en el país de Pablo la nostalgia es un acto totalmente político.
Hubo un tiempo en que ocupé tiempo en recordar cómo conocí a Pablo. He escuchado tantas veces la historia de cuando se fue caminando con su cheque del premio del concurso de poesía de Chilectra. Me lo han contado tantas veces que lo veo yo misma caminando, y ya ni sé si yo fui a esa premiación o si la soñé o si conocí ese día a Pablo, el día en que Pablo apareció como poeta en el campo de los poetas novísimos, los poetas malitos. Eso tiene la escritura, pienso, una anécdota puede convertirse en leyenda.
Este es un libro sobre la nostalgia. Nostalgia de mapamundi donde mirábamos esa mancha amplia que fue la URSS.
Este es un libro sobre ser estrella de rock: el mayor deseo que tuvo una pequeña generación de poetas. Morir joven, mantenerse bellos. Un deseo de película que nos permitimos en los amaneceres del barrio, los inviernos de la dictadura, la cordillera nevada: nieve de lágrimas congeladas, nieve de leche de las mamás detenidas desaparecidas, nieve de los cuadernos de croquis de los poetas cuando niños, nieve de la página en blanco.
Este es un libro sobre ser pájaro.
Ser pájaro es la única posibilidad de certeza de una estrella de rock. Conquistar el cielo, cubrirse de plumas. Conocer todos los nombres de los pájaros de Chile y regodearse en ellos. Tener un pesebre, nacer en uno, pero ser pájaro, ser pájaro. Ave Rock.
Este es un libro donde la madre y el padre se unen, en la vía Láctea. El padre y la madre se unen y dan a Chile:
El cuerpo de Pablo
El cuerpo de un niño pobre que llega al cielo
El cuerpo de los otros cuerpos que Pablo desea ser
El cuerpo de los compañeros de curso
El cuerpo de Fabián Chávez el cuerpo de Yasna Rivas
El cuerpo de un mapamundi antiguo, donde mirábamos la URSS.
Este es un libro sobre el fuego. Sobre la madera y el fuego quemándose. Este es un libro sobre escribir un libro sobre los elementos. Escribir sobre los recuerdos. Este es un libro sobre la venganza. Sobre Yasna Rivas y no saber aún por qué la amó tanto.
Este es un libro sobre el padre. Sobre el padre, la genealogía, el abuelo, el hermano, la hermana, el hermano del padre. No importa lo que se diga sobre ellos, es un libro sobre la sangre.
Sangre con estrellas doradas.
Sangre de Chile, sangre de todos los niños que celebramos nuestros cumpleaños con manteles Disney. Niños, que, con el tiempo, fuimos estrellas de rock. Estrellas de rock navegando en alcohol y en un mar de leche.
Este es un libro sobre el cielo. Sobre un cielo de leche. La leche del CADA, la leche de la madre de sordomudoniño, la leche de la madre de la ciudad lucía, la madre de los compañeros de curso, la madre del autor, la leche de Mistrala. Este es un libro sobre la nostalgia.
Este es un libro de un poeta niño subiendo al cielo y cómo en ese acto se convierte en una leyenda de la poesía chilena. A la edad en que las estrellas de rock ya no murieron, a la edad en que ya podemos hablar de una obra. La comprometida obra de Pablo Paredes, poeta chileno, estrella de rock, en el gran cielo de la poesía chilena.
