PRÓLOGO: “Chile, la mujer y la revolución de un poema inexistente.” Del libro de poesía “Epígrafe de Chile 2.0” de Pablo Véliz Bacigalupo, editorial Askasis, 2020, por Francisco Coveña Mejías.
Pablo Véliz Bacigalupo es un poeta y educador que reside en la comuna rural de Lampa. En estos parajes rodeados de árboles, animales, pajaritos, por el viento y el sol potente de la Región Metropolitana. Escribió lunáticamente este extenso poema acompañado de un gran espíritu familiar y protector. Nuestra amistad tiene 9 años y ha sido un lazo intenso, auténtico, generoso y amoroso, y hoy, a pesar de la distancia, el amor perdura infante y primigenio por la eternidad.
Pablo me ha encomendado escribir este prólogo por el amor y la confianza que nos tenemos. Por lo tanto, este prólogo es un gesto de cariño que invita a participar del proceso arduo que significa escribir un libro. Es por ello que intentaré hacer una silueta que vislumbre algunas peculiaridades de mi lectura.
Este libro se ha gestado en poco tiempo, ya que Pablo tiene un ímpetu escritural constante y fructífero. El Epígrafe de Chile 2.0 es una obra excepcional. Obtuvo la Beca de Creación Literaria mención Poesía otorgada por el Consejo de la Cultura el 2018. Es excepcional porque nace y se gesta en un momento revolucionario en Chile. Las manifestaciones y las demandas ciudadanas que han sido reprimidas por el estado chileno a cargo del Presidente Sebastián Piñera han dejado en manifiesto las grandes desigualdades, la corrupción, la invisibilización de una historia plurinacional y la implantación de un modelo neoliberal injusto que organiza la economía, la cultura y las formas que tenemos de relacionarnos y entender el mundo.
Decía que el Epígrafe de Chile 2.0 nace en este contexto como un poema extenso escrito en verso, aunque diagramado en forma de prosa poética. No tiene puntuación, por lo que sus pausas son decididas por el lector. Su ritmo es vertiginoso, tal como sucede en estos tiempos turbulentos, aunque de ritmos variables. A veces camina lento, descansa, se abisma, y otras, corre más rápido, intrépido, alucinado y contrariado a través de imágenes únicas y tecnoafiladas.
En términos conceptuales, el título sugiere pensar el epígrafe como un enunciado y como es comúnmente conocido, es decir, como un lema que a modo de sentencia resume las ideas generales del pensamiento de un autor. Entonces, este Epígrafe es una entrada, una antesala a un poema no escrito sobre Chile. Este poema, que es un epígrafe, no es la obra a la que enuncia. En otras palabras, es el preámbulo de una obra inexistente: el poema de Chile. La voz de Chile, así, queda en silencio, convertida en una figura fantasmagórica que no tiene una voz poética porque el poeta es sólo capaz de dar cuenta de su exordio: “debo necesariamente negarte / si escribo este epígrafe quién inventará el poema”. La Chile carece de voz, pero a través del hablante podemos observar su colonizado pasado y su presente globalizado, y que ahora puede renacer: “este Epígrafe de Chile 2.0 se ha vuelto sedicioso” “mis contemporáneos no creen en ti” “sin embargo yo sí creo en la apocatástasis de tu velo roído por los agentes mundialistas”.
El hablante poético de esta obra es a ratos profético, pesimista, juzga y duda, es ingenuo, mordaz, lúcido, contradictorio, sabio y arriesgado. Se cansa, se energiza y condena. A ratos se desdibuja, bifurca y desdobla hasta perder su identidad. Es una voz que desarrolla una personalidad múltiple que yace sobre la imagen de un país desproporcionado por el maltrato recibido y que intenta reconstruir. Como decía, este es un libro escrito por un poeta incansable, de un largo aliento, que en estado de arrobamiento profiere un amor por Chile polisémico y metonímico, entusiasmado por figuras literarias y una conciencia sobre el lenguaje en búsqueda de una revalorización esencial.
Mi intención no es describir el proceso psicológico que transita el hablante en este libro ya que será turno del lector viajar por dicha experiencia. Sin embargo, me es importante mencionar que la intuición del poeta vaticina al inconsciente colectivo. Vaticina el movimiento de la conciencia histórica, aquella que transformará el mundo a través del diálogo, el arte y las relaciones humanas. Según esta voz, la transformación es evidente y las palabras tendrán un rol fundamental. Las palabras en la comunicación y la poesía son fundamentales para una revolución de las conciencias. Esta intuición se conecta con el largo camino para el derrocamiento del patriarcado, donde la mujer es convocada para organizar el espacio espiritual y social del ser.
El poeta de este libro es un hablante enamorado de su “fierecilla indómita”, Chile. Me atrevería a decir que es un amor idealizado y que también tiene un cierto rechazo a este propio amor: “a mi Pulpo de Metal y su Transgenie Plástica volver sumiso cómo quisiera” “antojadiza consumista”. Este ímpetu amoroso la busca en múltiples lugares ondulando en un mundo de palabras, de diccionarios que utiliza para caminar y dormir, de una memoria azotada por el colonialismo voraz y las relaciones que el sujeto tiene con el mundo capitalista, intenta describirla y dialogar con ella con el lenguaje de su propia (des)construcción cultural llena de sincretismo, tecnocracia e iconofagia. Digo ella, porque este amor es depositado en el arquetipo de la Mujer que se transfigura en Chile, en la “hembra superlativa de estertores padecida” escuchándola “a mi Chile gemir como una hembra maltratada”. Para expresar su amor busca que Chile, la Mujer, le otorgue alguna de sus ternuras, aunque ella, desde su silencio y próximo renacimiento, solo se deja nombrar e interpelar por el poeta que se queda “quieto al borde del camino para intuir que ya no está” haciéndole “saber que es prístina huella la mujer”. Para invocarla, el poeta utiliza un sinfín de recursos de literarios, de la cultura, la literatura y el lenguaje. Como si nos encontrásemos en una gran biblioteca borgeana, llena de enciclopedias, diccionarios, lecturas, citas, paráfrasis e imágenes del mundo posmoderno el modo de fluir de esta consciencia radical configura el imaginario que desea la emancipación total, “de ahí a la Revolución de la Conciencia”. Así, el lenguaje viaja por un caleidoscopio de paisajes y la historia de Chile, por la memoria de los pueblos indígenas, la tradición occidental grecolatina y por el lugar que tiene la tecnología y el consumismo que modelan el territorio, su gente y la cultura.
La mujer toma entonces un rol fundamental en la nueva conciencia que busca reconstruir. Creo que es por ello que podemos considerar que el mensaje latente de esta obra es una crítica despiadada al patriarcado y al poder androcéntrico que ha ejercido el poder, el control, la dominación y la sumisión de los pueblos, las mujeres y la cultura: “aquí debe gobernar el parto” “saberte liberada de la mano opresora” “las mujeres al poder / ser hombre en estos tiempos es un error metafísico” “mi religión es la religión del parto” “no en las abstracciones patriarcales de un país penetrado por la usura internacionalista” “por eso es que tu femineidad naciente debe gobernar el mundo / hembra antaño hermafrodita” “el enemigo sistémico es el hombre global” “volver al lugar de lo colectivo” “volveremos algún día a vivir la magia del paraíso perdido / la Edad del Ocio / el orgasmo colectivo” “primero habré de rescatar tus senos / metáfora del Nuevo Mundo” “no hay otra verdad más sincera y amorosa que no sea la Mujer / y Chile es una mujer que está siendo humillada”.
Chile, entonces, es transmutado, transformado en género, a mujer nombrando su figura y arquetipo. Sin embargo, a pesar del idealismo amoroso al anhelo de la transformación, la voz poética es también existencialista, y por tanto, Chile es amada y es burlado. El uso constante de la ironía y el sarcasmo se ofrecen para criticar mordazmente al sistema neoliberal y también a sí mismo. Así, el yo aparece y desaparece en las descripciones e imágenes poéticas para hacerse ver y desaparecer. A su vez, las menciones a las relaciones que los humanos tienen con la tecnología son también ironías y aspectos esenciales de la configuración de una chilenidad neoliberalizada. Así, Chile es en una quimera revolucionaria, una potencia matrística e insurgente que no acaba por sucumbir al capitalismo.
Finalmente, quisiera agregar que esta revolución tiene un carácter altruista ya que el beneficio y el bien común no está atravesado por ningún individualismo, donde se busca la transformación esencial para la ayuda mutua, para las y los demás. Si bien, esta voz puede caer en la tragedia, la soledad o el pesimismo, su tarea no queda finalizada con el silencio de su voz ya que abre el espacio para que Chile recomience, para que se reconstruya desde su destrucción y renazca desde las cenizas.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com
“CHILE, LA MUJER Y LA REVOLUCIÓN DE UN POEMA INEXISTENTE”
Prólogo de “Epígrafe de Chile 2.0” del poeta Pablo Véliz Bacigalupo
Editorial Askasis, 2020
Por Francisco Coveña Mejías