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ADELANTO DE UNA TEMPORADA EN LA CABEZA
(ED. SANTIAGO INÉDITO) DE RODRIGO ARRIAGADA-ZUBIETA
(selección)


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Una temporada en la cabeza es un conjunto de poemas que reúne una gran muestra de la producción inicial de Rodrigo Arriagada-Zubieta (1982). En la obra de este joven poeta persisten dos ideales que el género habría dejado de lado en los últimos años, de forma gradual y paulatina; esto es, un compromiso ideológico y estético. Estamos frente a una poesía dialógica que produce un efecto multiplicador, en tanto que introduce la autorreferencialidad por vía de la destrucción del sujeto lírico. La poesía de Arriagada- Zubieta se afirma sobre ese lugar difuso donde se construye una subjetividad expansiva, alucinatoria, que se afirma y encarna en imágenes herméticas y elípticas.

JUAN ARABIA

 

 

 

 

EXTRAÑEZA

Eternidad de los lugares
para siempre vacíos como la noche misma
espacios hechos de nada
que varían en proporción directa a tu melancolía
Imposible permanecer a solas en esa habitación
en que envejeces como en una mala película
a fuerza de no romper en pedazos lo que de ti permanece despierto
y el exceso de vitalidad cae como gotas de todos los cielos
hasta ahogarse en el vacío que realmente eres en el fondo
o frente al espejo ciegamente penetrante
de la imagen frustrada de querer vivirte
Cae una sombra de tiempo
en los horrorosos bellos instantes
donde ilusoriamente estás de paso
como en un cuadro de Francis Bacon,
abismando recuerdos de un pasado desaparecido
porque la nada que está en todo
igual que los siglos en los siglos
se ocultaba incluso en aquellos encuentros en los que nunca estuviste
y en los que sí habrías estado
si las cosas fueran reales
si no desaparecieras a cada momento
preso de aquello que hay entre la noche y el tiempo:
gran desierto de tu oscura inexistencia.

 

 

EL CINE Y LA VIDA

Las películas no son como la vida:
estas emociones pueden diferir del tiempo de los hechos
deslumbrar sí a media luz, pero desalojadas unos momentos
de la letanía del reloj
apenas montadas en la ilusoria cercanía del espectáculo de uno mismo
En la memoria todo es un cuarto oscuro
que retiene el aire frío de lo ausente,
actores cuyas imágenes no tuvieron por sí mismas un final
y dejaron de envejecer
conservando una feble transparencia
capaz de romper la quietud de noches tan silentes que irritan
En ellas sólo basta con cerrar los ojos para mirarme en ti
dejarme atar a estas impresiones inestables
que desnuda ostentas como única eternidad aparente
belleza que duele entre un desplazamiento y otro
de Isabella Rosellini a través de la pantalla
fatalidad de mujer
trágicamente adherida por la memoria a tus gestos
Lo que me ata a ti son estos no lugares
donde para siempre ocurre un desencuentro o una espera
de la pareja en otro tiempo ideal
el desconsuelo sin imagen
de un final feliz, en nuestro caso, imposible
que me priva decir más
- corten-.

 

 

TAXI DRIVER
(EL POETA NO CONDUCE A NINGÚN LADO)

El poeta juega el rol de Travis Bickle:
escenifica la duda de ser en una ciudad fantasma
una Metrópolis de grandes cosas muertas
o fragmentos de estrellas de cristal insomne.

Se lo muestra abstraído en una sala de cine
o en una habitación hablando al espejo.

Fuera de eso es la ilusión óptica de que entrar en contacto
ofrece admirables imágenes de lo humano.

Tal vez sigue esperando en una calle
que el aire dejó de frecuentar como a un mero cuerpo
o en la quietud de un museo
solitariamente extraño
y la presencia de sí mismo como un otro
es quien termina por visitarlo.

El poeta existe en ese mundo repartido
como un testigo, sin duda, olvidado
Le parece ver su sombra a la que abre la puerta
-“ya casi me iba solo” –dice-
y ella responde - “are you talking to me”?

 

 

LA MUERTE EN TV: DAVID LYNCH, 2017

Suplantar a una persona por ella misma
fue lo que hizo Lynch - su obra maestra-
el abrazo al fin de la fuente con Narciso,
efímera limpieza del agua en el rostro del Agente Cooper,
devolviéndole la propiedad de ser
veinticinco años antes
como si se pudiera visitar el vacío
de unos minutos en que el tiempo se ensancha
en el espejo oscuro que lo refleja.
El actor fluyó por un instante un río más allá
que las estrellas de Televisión
acostumbradas a morir patéticamente
de tanto retocar un hiriente maquillaje
como Aschenbach en Venecia:
la pose de un cuerpo que se suele citar a sí mismo
en el lugar de siempre
para terminar de quebrar el reloj a deshora
con la puntualidad del desencuentro,
música de Mahler como telón de peste
y un descenso temprano a los infiernos
del invisible ciudadano
que desaparece en el celuloide
dejándose velar
por la semejanza de sus antepasados instantáneos.
Figuras que muestran en vida
la existencia como hecha de algo
que apenas se le parece.

 

 

COSTANERA TOWER

We built a tower…
I mean,
construimos una torre.
Nos rompimos la cara
para falsificar un ídolo de piedra
que recordara el triunfo
ante las tribus vecinas.
No usamos mezcla
de cal y barro
ni fue necesario
verter cráneos sobre un altar.
Apenas el semen rancio
de una raza
de hombres mal constituida.
Esos que sentaron la belleza en sus rodillas
y dijeron
cada chileno será exitoso
cada exitoso será chileno.      

Ahora miramos al cielo
sin ninguna creencia,
hablamos distintas lenguas
que cambian de frecuencia
los mensajes de la resaca
y por las noches la sed malsana
oscurece las venas.
No recordamos pasión litúrgica,
adoramos el orgasmo
la fiesta.
Desde Wall Street la mañana se filtra
por las vigas
hasta las grandes avenidas
y vemos caer desde lo alto de la torre
hogueras pálidas,
el hombre libre
revolviéndose en charcos membranosos
a plena luz del vidrio.

Se suponía que debíamos quebrar
el cuello de los enemigos
a la vista del Dios Sol
que fortalecería la musculatura,
pero el ascensor más alto
del fin del mundo
deja caer hombres debilitados
como el zumbido tenue
de las moscas sucias.

Así logramos todo, Señor
inmolamos nuestra estirpe
a fuerza de azotar la cabeza contra el piso.

Era más fácil de lo que decías,
y este es sólo el comienzo de las obras.

El sacrificio de los anestesiados suicidas
garantiza el orden
con mayor seguridad que un despertador.

¡Créenos!
apenas manchas de sangre sobre el asfalto
y ninguno de nosotros
se dispersará sobre otra tierra.



 

 

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Adelanto de Una temporada en la cabeza
(Ed. Santiago Inédito) de Rodrigo Arriagada Zubieta
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