EXTRAÑEZA
                Eternidad de los lugares
                  para siempre vacíos como la noche misma
                  espacios hechos de nada
                  que varían en proporción directa a tu  melancolía
                  Imposible permanecer a solas en esa  habitación
                  en que envejeces como en una mala película
                  a fuerza de no romper en pedazos lo que de  ti permanece despierto
                  y el exceso de vitalidad cae como gotas de  todos los cielos
                  hasta ahogarse en el vacío que realmente  eres en el fondo
                  o frente al espejo ciegamente penetrante
                  de la imagen frustrada de querer vivirte
                  Cae una sombra de tiempo
                  en los horrorosos bellos instantes
                  donde ilusoriamente estás de paso
                  como en un cuadro de Francis Bacon,
                  abismando recuerdos de un pasado  desaparecido
                  porque la nada que está en todo
                  igual que los siglos en los siglos
                  se ocultaba incluso en aquellos encuentros  en los que nunca estuviste
                  y en los que sí habrías estado
                  si  las cosas fueran reales
                  si no desaparecieras a cada momento
                  preso de aquello que hay entre la noche y  el tiempo:
                  gran desierto de tu oscura inexistencia.
                 
                 
                EL CINE Y LA VIDA
                Las películas no son como la vida:
                  estas emociones pueden diferir del tiempo de  los hechos
                  deslumbrar sí a media luz, pero desalojadas  unos momentos
                  de la letanía del reloj
                  apenas montadas en la ilusoria cercanía del espectáculo de uno mismo
                  En la memoria todo es un cuarto oscuro
                  que retiene el aire frío de lo ausente,
                  actores cuyas imágenes no tuvieron por sí  mismas un final
                  y dejaron de envejecer
                  conservando una feble transparencia
                  capaz de romper la quietud de noches tan  silentes que irritan
                  En ellas sólo basta con cerrar los ojos  para mirarme en ti
                  dejarme atar a estas impresiones inestables
                  que desnuda ostentas como única eternidad  aparente
                  belleza que duele entre un desplazamiento y  otro
                  de Isabella Rosellini a través de la  pantalla
                  fatalidad de mujer
                  trágicamente adherida por la memoria a tus  gestos
                  Lo que me ata a ti son estos no lugares
                  donde para siempre ocurre un desencuentro o  una espera
                  de la pareja en otro tiempo ideal
                  el  desconsuelo sin imagen
                  de  un final feliz, en nuestro caso, imposible
                  que  me priva decir más
                  -  corten-.
                 
                 
                TAXI DRIVER 
                  (EL POETA NO CONDUCE A NINGÚN LADO)
                El poeta juega el rol de Travis Bickle:
                  escenifica la duda de ser en una ciudad  fantasma
                  una Metrópolis de grandes cosas muertas
                  o fragmentos de estrellas de cristal insomne.
                  
                  Se lo muestra abstraído en una sala de cine
                  o en una habitación hablando al espejo.
                  
                  Fuera de eso es la ilusión óptica de que  entrar en contacto 
                  ofrece admirables imágenes de lo humano.
                  
                  Tal vez sigue esperando en una calle 
                  que el aire dejó de frecuentar como a un  mero cuerpo 
                  o en la quietud de un museo 
                  solitariamente extraño
                  y la presencia de sí mismo como un otro 
                  es quien termina por visitarlo.
                  
                  El poeta existe en ese mundo repartido
                  como un testigo, sin duda, olvidado 
                  Le parece ver su sombra a la que abre la  puerta 
                  -“ya casi me iba solo” –dice-
                  y ella responde - “are you talking to me”?
                 
                 
                LA MUERTE EN TV: DAVID LYNCH, 2017
                Suplantar a una persona por ella misma
                  fue lo que hizo Lynch - su obra maestra-
                  el abrazo al fin de la fuente con Narciso,
                  efímera limpieza del agua en el rostro del  Agente Cooper,
                  devolviéndole la propiedad de ser
                  veinticinco años antes 
                  como si se pudiera visitar el vacío
                  de unos minutos en que el tiempo se  ensancha
                  en el espejo oscuro que lo refleja.
                  El actor fluyó por un instante un río más  allá
                  que las estrellas de Televisión
                  acostumbradas a morir patéticamente
                  de tanto retocar un hiriente maquillaje
                  como Aschenbach en Venecia:
                  la pose de un cuerpo que se suele citar a  sí mismo
                  en el lugar de siempre
                  para terminar de quebrar el reloj a deshora
                  con la puntualidad del desencuentro,
                  música de Mahler como telón de peste
                  y un descenso temprano a los infiernos
                  del invisible ciudadano
                  que desaparece en el celuloide
                  dejándose velar
                  por la semejanza de sus antepasados  instantáneos.
                  Figuras que muestran en vida
                  la existencia como hecha de algo
                  que apenas se le parece.
                 
                 
                COSTANERA TOWER
                We built a tower…
                  I mean,
                  construimos una torre. 
                  Nos rompimos la cara 
                  para falsificar un ídolo de piedra
                  que recordara el triunfo 
                  ante las tribus vecinas.
                  No usamos mezcla 
                  de cal y barro 
                  ni fue necesario 
                  verter cráneos sobre un altar.
                  Apenas el semen rancio 
                  de una raza
                  de hombres mal constituida.
                  Esos que sentaron la belleza en sus  rodillas 
                  y dijeron
                  cada chileno será exitoso
                  cada exitoso será chileno.       
                Ahora miramos al cielo
                  sin ninguna creencia,
                  hablamos distintas lenguas
                  que cambian de frecuencia 
                  los mensajes de la resaca
                  y por las noches la sed malsana 
                  oscurece las venas.
                  No recordamos pasión litúrgica,
                  adoramos el orgasmo
                  la  fiesta.
                  Desde Wall Street la mañana se filtra 
                  por las vigas
                  hasta las grandes avenidas
                  y vemos caer desde lo alto de la torre
                  hogueras pálidas,
                  el hombre libre 
                  revolviéndose en charcos membranosos
                  a plena luz del vidrio.
                Se suponía que debíamos quebrar 
                  el cuello de los enemigos
                  a la vista del Dios Sol 
                  que fortalecería la musculatura,
                  pero el ascensor más alto 
                  del fin del mundo
                  deja caer hombres debilitados
                  como el zumbido tenue 
                  de las moscas sucias.
                Así logramos todo, Señor
                  inmolamos nuestra estirpe
                  a fuerza de azotar la cabeza contra el  piso.
                Era más fácil de lo que decías,
                  y este es sólo el comienzo de las obras.
                El sacrificio de los anestesiados suicidas
                  garantiza el orden 
                  con mayor seguridad que un despertador.
                ¡Créenos!
                  apenas manchas de sangre sobre el asfalto
                  y ninguno de nosotros 
                  se dispersará sobre otra tierra.