BOLAÑO ANTES DE BOLAÑO
Crónica personal.
Jaime Quezada.
Catalonia, 2007. 126 páginas
Retrato del narrador adolescente
Por Artemio Echegoyen
La Nación. Jueves 20 de marzo de 2008
Este libro, "Bolaño antes de Bolaño", se subtitula "Diario de una residencia en México": ¿la de R. B. o la de Jaime Quezada? Lo segundo, pero con alusión constante a los diálogos entre ambos. También entra Octavio Paz, a quien Bolaño no vio, quizás para no quedarse dormido, insinúa.
Muerto Roberto Bolaño (1953-2003) -ante la consternación de quienes, tras leer "Los detectives salvajes", admiraban a un narrador a veces extraordinario y "chileno" de un modo "original"-, proliferaron las publicaciones póstumas, como la prolongada novela "2666". Este libro de Jaime Quezada (1942) es lo contrario, o un rebote de la fama del novelista. Una evocación personal sobre ese Roberto Bolaño que vivió su adolescencia en México mucho antes de conocer el éxito literario. Porque, dice Quezada, "casi dos años (1971-1972) viví en casa de Roberto Bolaño, es decir, en la casa de sus padres, en Ciudad de México. Entonces él era un muchacho de 18 años que se había venido muy niño desde Chile, que abandonaba la enseñanza secundaria, que se estaba día y noche leyendo y releyendo (de Kafka a Eliot, de Proust a Joyce, de Borges a Paz, de Cortázar a García Márquez), y fumando y fumando, enojado siempre contra sí mismo o contra el otro (que era acaso yo) o contra el mundo (...) que no salía de su habitación-sala-comedor sino para ir al retrete o comentar en voz alta, tirándose los pelos de su amplia cabellera, algún pasaje del libro que estaba leyendo".
Este libro, "Bolaño antes de Bolaño", se subtitula "Diario de una residencia en México": ¿la de R. B. o la de Jaime Quezada? Lo segundo, pero con alusión constante a los diálogos entre ambos. También entra Octavio Paz, a quien Bolaño no vio, quizás para no quedarse dormido, insinúa.
Bolaño sufría de vértigo. Bolaño mandó a un concurso en Cuba una obra de teatro titulada "El sombrerero loco" y cuyo original Quezada lamenta no haber conservado. Bolaño temía a los ascensores. Bolaño tenía una tortuga llamada Aquiles, y aseguraba que era macho. Bolaño soñó, antes del golpe del ’73, con una espada en los cielos de Quilpué; luego vino a Chile y acá lo sorprendió el golpe visitando familiares en Los Ángeles y Mulchén. Volvió a México, donde un par de años antes le había dicho al autor: "El salto de Chile a México me ha dejado casi indiferente. En Chile nunca tomé conciencia del país que habitaba. (...) perdí la conciencia de ese Chile. O nunca la tuve, mejor. No la aprendí. (...) Y algo que te puede extrañar o sorprender: de México he aprendido más viendo televisión que visitando bibliotecas y museos. La televisión te muestra todo, a cuero limpio o sucio (...)". Se mexicanizaba también leyendo "La región más transparente" de Carlos Fuentes. Después se fue a Barcelona, y dos décadas más tarde sería un escritor famoso y misterioso.
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Retrato del detective cachorro
A. G. B.
La Tercera Cultura. Sábado 20 de Octubre de 2007
México, DF, 1971. Roberto Bolaño acompaña al poeta chileno Jaime Quezada a una conferencia de Octavio Paz. El tema es el romanticismo en la poesía y Bolaño, de 17 años, comienza a cabecear. La charla de Paz cautiva al público, pero no puede con el futuro autor de Los Detectives Salvajes: se duerme toda la conferencia.
Días después, Ouezada -esta vez solo- visita a Paz en su casa y hablan de literatura. "Roberto, debí haberte invitado", le dice luego a Bolaño. Y este, con la franqueza que lo hizo célebre, retruca: "¿Y si me hubiese quedado dormido?".
Ese es acaso uno de los momentos más bolañianos de Bolaño antes de Bolaño, un testimonio de Jaime Ouezada sobre el año que vivió en casa de los padres del autor de 2666.
El clan Bolaño Avalos -León y Victoria, los padres, y sus hijos Salomé y Robertollegó a México en 1968 y tres años después Ouezada recaló en su hogar. Aquí aparece el detective cachorro: inquieto, lector insomne, humorista revoltoso, que escribe sus primeros poemas mientras fuma un cigarrillo tras otro.
Sin embargo, el libro es sobre todo un diario de la estadía de Quezada en México. Así, en el texto hay referencias a la Mistral, Neruda, Jodorowsky, Gonzalo Rojas y una larga galería en la que llega a perderse Bolaño.
Con todo, y pese al lenguaje a menudo relamido, hay postales notables: Bolaño bailando con The Who, leyendo a Borges y Cortázar o relatando un sueño que parece uno de sus cuentos: "Anoche, Jaime, vi en un sueño a mi padre poniéndose los guantes antes de su última pelea".