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Roberto Bolaño póstumo
Por Ramiro Rivas
Publicado en Revista Punto Final, 23 de Diciembre de 2016
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Siempre ha sido causa de polémica el hecho de editar gran parte de los inéditos dejados por un escritor famoso al fallecer prematuramente, como es el caso de Roberto Bolaño. Muchos lo atribuyen a intereses comerciales de la viuda, de los editores o los agentes literarios. El caso es que de Bolaño se han publicado siete libros póstumos, dos de ellos revisados por el autor antes de fallecer, como son la monumental novela “2666” (1125 páginas) y el libro de relatos El gaucho insufrible. Alfaguara nos presenta El espíritu de la ciencia ficción (223 páginas, 2016), novela fechada en 1984, pero según correspondencia del autor, iniciada su escritura en 1980. Algunos se preguntan por qué no la publicó antes, pero hay que hacer notar que en esa fecha Bolaño era un desconocido en Barcelona. Sólo había publicado en prosa Consejo de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, en colaboración con A G Porta, en 1984, y La senda de los elefantes, el mismo año, reeditada en 1994 como Monsier Pain. El reconocimiento a su obra narrativa se inicia con la publicación de Estrella distante (1996), una novela breve de gran perfección técnica que acaparó la buena crítica especializada, y su obra cumbre, Los detectives salvajes (1998), texto que obtiene el Premio Herralde de Novela y el Premio Rómulo Gallegos. De ahí en adelante el éxito de su obra no cesaría hasta su prematura muerte en 2003.
El espíritu de la ciencia ficción, por tanto, quedó rezagada en el enorme arcón de textos inéditos. Esta novela se podría catalogar como un relato de aprendizaje, el socorrido Bildungsroman con que se clasifican las historias de jóvenes en formación. También hay que reconocer que muchos elementos literarios que se emplean en este trabajo primerizo, reaparecen con mayor maestría en Los detectives salvajes. La iniciación del sexo, la búsqueda de una identidad artística, la Ciudad de México con sus miserias y alegrías, los jóvenes poetas desconocidos luchando por destacarse en un mundo regido por las vacas sagradas de la poesía, como Octavio Paz –a quien detestan- el valor de la amistad, la precariedad constante, el humor juvenil insolente y la rebeldía congénita de los artistas vanguardistas.
El espíritu de la ciencia ficción transcurre en México D F durante la década del setenta. Está estructurada en capítulos breves, fragmentarios, que se van alternando con situaciones y experiencias de vida de dos jóvenes chilenos, Remo Morán y Jan Schrella, que viven en una buhardilla mísera en la azotea de un viejo edificio de ocho pisos sin calefacción ni agua caliente. Solventan sus escasos gastos con publicaciones en revistas literarias y cierta colaboración monetaria de sus padres. Jan, alter ego de Bolaño, al igual que Arturo Belano en Los detectives salvajes, vive encerrado en el cuarto leyendo novelas de ciencia ficción, escribiendo sus propios textos y dedicando gran parte del día a redactar cartas a los autores de sus libros preferidos. Cartas que no tienen respuestas. En tanto Remo vaga por la ciudad, sorprendido por la cantidad de revistas, fanzines y folios marginales, más de 600, constata asombrado, que circulan por la ciudad, además de un centenar de talleres de poesía a los que acude de vez en cuando. El despertar de la sexualidad, alimentada por la desinhibición de las poetisas jóvenes con las que se relaciona, constituye otro elemento que Bolaño repetirá en sus obras mayores, nos referimos a la ingenuidad de sus jóvenes protagonistas.
Los capítulos se alternan con transcripciones de una supuesta entrevista a Jan por una periodista muy peculiar, a consecuencia de un premio literario que éste habría obtenido. Las respuestas delirantes del muchacho, las descripciones de un texto inédito más propio de sus estados oníricos que de la realidad, marcan el sello y el estilo del Bolaño posterior. Los otros capítulos se desarrollan desde la perspectiva de Remo, que investiga, junto a su amigo motoquero José Arco, las causas y los orígenes de esta eclosión de publicaciones literarias, recurriendo a viejos poetas olvidados, cultores de esta tendencia.
La novela se cierra con un capítulo más extenso en primera persona de Remo Morán, titulado Manifiesto Mexicano. Según datos a pie de página, este texto habría sido incluido en el manuscrito de La Universidad desconocida y reproducido en la novela en 1984. Narra el deambular de Remo y Laura, su pareja, por una serie de baños turcos, iniciando su recorrido por el Gimnasio Moctezuma, una suerte de baño público decadente en donde se permiten visitas en los cuartos de vapor, efectuándose toda clase de perversiones sexuales. Atracción que los impulsa a “recorrer tales baños del D F, guiados por su afán absoluto que era una mezcla de amor y de juego”. Este capítulo de cierre, si bien resulta un tanto extemporáneo al resto de la obra, de por sí fragmentario y discontinuo, no aporta gran cosa al desarrollo de la historia.
Si analizamos con objetividad y cierta rigurosidad esta novela póstuma de Bolaño, habría que reconocer que es una obra menor. Existen buenas páginas que recuerdan al mejor Bolaño, pero en general es una obra articulada con muchos elementos que no siempre encajan en el contexto. Por algo el autor la dejó en reposo tantos años, quizás con la esperanza de revisarla y corregirla. Pero para los jóvenes seguidores de este escritor tan especial, será un placer reencontrarse con las temáticas de siempre de este chileno que amó el D F y lo retrató como nadie lo había realizado hasta ahora. Y eso ya constituye un mérito indiscutible.