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 “LIBROS EN LLAMAS”
AUTOGESTIÓN & MICROEDITORIALES

Nociones de Editorial


En el desarrollo de Lanzallamas como editorial, y adscrita en el marco de este “1er Festival de Microeditoriales”, donde se ha presentado a un grupo muy vasto de sellos, deberíamos decir que sería una forma más de realizar proyectos literarios. Acaso como una extensión de los contenidos de nuestro espacio de difusión creativa www.lanzallamas.com., pero es más que eso. Desde que presentamos libros con materiales virtuales, materializamos con una visión que integra, preferentemente, además otras manifestaciones creativas.

Los libros de Lanzallamas son Libros de Autor.

Porque comprenden un trabajo dual: una experiencia de creación compartida entre un escritor y un diseñador.

Los libros editados por Lanzallamas son una apuesta ideológica y estética, desarrollada de manera colectiva, autogestionada e independiente.

Su catálogo crece de acuerdo a afinidades literarias y artísticas, no a lineamientos del mercado.

Como sello nos comprometemos a pensar en libros como objetos de uso cotidiano: prácticos, modernos y sencillos. Cada autor es dueño de su libro. Lanzallamas edita, diagrama, diseña y distribuye.
Lanzallamas hace los libros que siempre quisimos leer.


Concepto de Autogestión

Hoy no puede pensarse la independencia creativa sin una condición de autonomía. Lo que supone adoptar una posición autogestionaria que defina, por principio, una política de trabajo. Es decir, una posición ideología que proyecte el medio (modelo autogestionario) hacia un fin (publicaciones gráfico-literarias). No podría ser de otro modo. Nos resulta inseparable, ya que hacer este tipo de libros, sujetos a las mordazas de lo establecido –material y operativamente– sería imposible. La línea editorial que hemos definido, ha sido consecuente con estos principios de creación y nos ha resultado, construyendo un catálogo muy particular.

En Lanzallamas vemos lo personal como político, y nuestra autonomía es una acción productiva en ese sentido, sostenida por un equipo de personas que desarrollan una empresa a escala humana: Do It Yourself (Hazlo Tú Mismo) porque imponemos en nuestro quehacer la responsabilidad de quienes figuramos en el colofón de cada libro. Hacemos un trabajo en serio, como profesionales que dentro de su tiempo laboral, generan un espacio y otro tiempo para su desarrollo creativo.

El periodista y editor Richard Neville, decía: “Las publicaciones independientes nacen primero como diversión y en el camino, poco a poco, van reuniendo a un grupo de creadores mal pagados, decididos a inventar un lenguaje; a comunicar ideas nuevas de una manera nueva. (…) Son un llamado a las armas, a veces sólo de murmullo, de una generación entera. No canónicos memoriales emanados de los detentores del poder. Su política editorial, explícita o implícitamente, tiende al derribo de la sociedad, tal cómo hoy la conocemos". Así entendemos la autogestión editorial, como un operativo, un ejercicio de enlace, un alegato posible, insensato y visceral. Porque se trata de dejar de decir las cosas por su nombre y convertirlas en acciones. En actos inflamables, del tamaño de las montañas, de los edificios, los supermercados, las multitiendas. Se trata de abandonarse al movimiento. Dejarlo todo, nuevamente, como exhortaba Roberto Bolaño en 1976.

Montar una Editorial en la era tecnologizada puede ser más fácil, en tanto muchos procesos artesanales y mecánicos de la edición, la diagramación y la impresión se han sistematizado. Existen hoy en Chile más libros que lectores. Sin embargo, el mercado editorial alcanza cifras incalculables de producción y también de venta, según las editoras, graficada en arqueos anuales muy favorables.

En cambio, para una editorial pequeña, o en el eufemismo, denominadas microeditoriales, las cifras pueden ser más claras y reales. No hay competencia efectiva, el mercado no las rige, se condicionan y autorregulan de acuerdo a un propio nicho de lectores cautivos, atentos y voraces. Las microeditoriales establecen un coto de caza reducido, por donde sueltan sus especies. En el mejor de los casos serán 500 ó 1000  ejemplares, dispuestos como objetos de consumo, como muestras de colección, presas de animales exóticos, en extinción, adquiridos como bienes de primera necesidad, aunque los condene su propia naturaleza: ser autogestionados. Es decir, inencontrables.

No obstante, ese es su mayor acierto, su verdadero valor, plantearse como una nueva economía, al restituir el proceso productivo a las manos de quienes los elaboran –editores-diseñadores-escritores– en el centro medular de una creación compartida y legitimada como oficio. Al ser los únicos mediadores de una cadena de producción que va del Autor al Lector, con libros a bajo costo, con ventas on line, con escasa presencia en librerías, porque circulan de mano en mano, se cambian, prestan, donan, llegan solos, porque son difundidos de boca en boca.

Para Manuel Rojas, ya en 1937, resultaba urgente rescatar esa condición obrera que se habría perdido con las máquinas. Hablaba del obrero manual, capaz de entender que “la creación es, desde cualquier ángulo que se mire, y desde el momento que requiere muchísimo trabajo, una lucha contra una oposición que obra, con su inercia y obstáculos, contra el hombre que pretende crear”. Los años sólo han intensificado esas condiciones adversas. Pero ¿cómo imponer a nuestra amarga rutina formas de creación posible? Sabiendo, respondería Rojas que “toda creación es una lucha, así como también es un placer”.

Nadie de los aquí presentes, supongo, hace por obligación sus libros, sabiendo que podrá llevarle años vaciar sus clósets o piezas de esas cajas amenazadas por la humedad o los ratones. Sino porque estamos convencidos de que es lo mejor que sabemos hacer y nos resulta inevitable. O al menos eso define a los que editamos libros en Lanzallamas, saber un poco de literatura y diseñar libros muy parecidos a como los estuvimos imaginando.

Nos propusimos hacer, entonces, los libros que queríamos leer.

La ciudad tatuada de leones y ángeles de fuego, ya no podrá oponerse. Porque la palabra es una explosión que estalla en las bocas, revienta en los ojos, quema las manos. “Un libro es un arma peligrosa –decía Carlos Droguett– como un puñal o como una metralleta”. Es una bomba de tiempo, cuando se lleva una carga inflamable en los corazones, mucha pólvora en las venas, fuego donde debió haber corrido sangre. Una biblioteca en llamas es levantada pensando en sus cenizas. En quemarse a lo bonzo, o dejar que el papel arda en los cien años que le restan. Ese es el tamaño de nuestra apuesta, saber que se escribe para el futuro, aunque éste ni siquiera exista.

Por último, Roberto Arlt, nuestro mentor en llamas, aventuraba: “El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un cross a la mandíbula. Sí, un libro tras otro”. Un libro tras otro, decimos.

LOS LANZALLAMAS,
Jko Contreras
Nicolás Sagredo
Jaime Pinos
Roberto Contreras

Viernes 22 de agosto del 2008. 13.00 hrs.
Facultad de Comunicación y Letras, UDP

www.lanzallamas.com/libros

 



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