Proyecto Patrimonio - 2005 | index | Ramón Díaz Eterovic | Autores |


 

Ramón Díaz Eterovic
"A la sombra del dinero"

Por Rodrigo Pinto
En Revista "El Sábado"

 

 

El detective Heredia es ya parte del imaginario capitalino, especialmente de los barrios que rodean el bien conservado y cuidado centro cívico; es decir, barrios degradados, inhóspitos, que muestran sin pudor la miseria, la falta de horizontes y la mediocridad rampante en oficinas públicas, además de males urbanos clásicos como la delincuencia y la prostitución. Ahí está instalado Heredia, con su gato Simenon y su total escepticismo frente a la vida. Un Heredia ya maduro, cerca de la cincuentena, soltero impenitente, cuya soledad es, para él, más un escudo y un refugio que una cuestión que lamentar.

Heredia responde al clásico perfil del detective de la novela negra, esta vez en envase criollo y con sutiles variaciones sobre el modelo: es culto, tiene una concepción clara sobre la sociedad, colecciona bares y citas literarias (que entrega con generosidad) y calza perfecto en lo que la jerga chilena denomina un perdedor: no tiene nada, ni siquiera aspiraciones, lo que quizá es su mayor pecado, y tiene plena conciencia de ello. Cuando se mira en el espejo una mañana, dice: "No me gustó lo que vi. Era el fantasma de alguien que no había tenido la oportunidad de ser feliz". Lo que no le falta es curiosidad, método y el afán de provocar a quienes se creen el cuento, sea cual sea éste; y por ello, antes siquiera de haber podido hablar con un potencial cliente, Heredia se mete de lleno en una investigación criminal.

La gracia de las novelas de la serie Heredia es que aprovechan muy bien la coyuntura histórica y política contemporánea. En este caso, el foco de la intriga está situado en una repartición estatal, el Servicio de Inversiones Públicas, y en el desvío de fondos estatales a partidos políticos y bolsillos privados, asuntos que, cambiando lo que hay que cambiar, ocuparon largamente los titulares de la prensa criolla. Pero también aquí el autor hace una gran diferencia con lo que podría ser, por ejemplo, un extenso reportaje periodístico sobre el tema o una novela que simplemente recogiera con otros nombres circunstancias, hechos aparecidos en la prensa. Díaz Eterovic se sitúa de lleno en el territorio de la ficción, lo que le permite indagar mucho más adentro los motivos, en los personajes y en los juegos del poder.

No es un libro-denuncia, sino una novela policial en toda la línea, que reflexiona, de paso, sobre las trampas y acechanzas que abren la ambición, la pérdida de los ideales y la falta de escrúpulos a quienes han optado por desempeñarse en la esfera pública. Y ello vale, en la novela y fuera de ella, para moros y cristianos, tirios y troyanos, girondinos y jacobinos.

 

 


 

A la sombra del dinero

Por Tito Castillo
Diario El Sur, domingo 8 de mayo de 2005

La novela policial es un género literario que ha tenido importancia en diferentes épocas. Uno de sus creadores más relevantes es Arthur Conan Doyle con su personaje Sherlock Holmes ayudado por el simplote doctor Watson en el esclarecimiento de crímenes en el Londres del siglo XIX. Otra escritora inglesa, Agatha Christie, inventó al detective Hércules Poirot para sus libros que alcanzaron tiradas de millones de ejemplares. Uno de sus títulos fue convertido en obra teatral que estuvo dos años en cartelera. George Simenon, publicó más de sesenta novelas con el comisario Maigret como protagonista. Pero este escritor suizo tuvo otra condición: exhibió un evidente valor literario que hizo más atractivos sus argumentos policiales. Salvador Bordoy en el prólogo de una de sus obras dice: "Simenon también nos deleita en estas novelas con los paisajes maravillosos de París, los bajos fondos de Montmartre, la abigarrada muchedumbre de Montmartre". Otros lo consideran un "vigoroso genio narrativo".

En Estados Unidos la novela policial ha tenido épocas de oro, sobre todo cuando se supo que el presidente Franklin Roosevelt la incluía entre sus lecturas favoritas. Nombres como Openheimer, Strachy y Van Dine fueron famosos, especialmente este último cuyo seudónimo correspondía a un profesor de filosofía que empezó a escribir aventuras detectivescas debido a una larga enfermedad que lo inmovilizó en un hospital. Lo interesante de esos autores es que no sólo describían y resolvían problemas delictuales, sino que entremezclaban conocimientos sobre gastronomía china, cultivo de orquídeas y arqueología egipcia.

Consideramos atingente esta introducción a raíz de la última novela de Ramón Díaz Eterovic, editada por LOM. "A la sombra del dinero" es su título y una vez más aparece su detective Heredia dedicado a desentrañar un complicado caso de aprovechamiento ilícito de dineros fiscales desde el estatal Servicio de Inversiones Públicas. El argumento parece sacado de las informaciones periodísticas y la correspondiente investigación judicial que afectaron a un ministerio y a personajes del sector público y del privado. El investigador privado Heredia se involucra debido al llamado de un funcionario con el cual no alcanzó a entrevistarse porque apareció muerto. Allí comienza un relato con muchas intrigas que el autor maneja como un verdadero maestro de este género literario. Las investigaciones paralelas de una mujer policía contribuyen a aumentar el suspenso hasta que todo se esclarece cuando es detenido el inspirador intelectual de los latrocinios, un ex izquierdista convertido en gurú de la economía de mercado pero que en realidad obedecía instrucciones de un destacado parlamentario. Los dineros extraídos no iban a partidos políticos para financiar campañas electorales, sino a los bolsillos particulares.

Díaz Etérovic intercala en su libro diversas observaciones, entre ellas una acertada descripción de los burócratas de la administración del Estado, con sus frustraciones al ser postergados en sus ascensos, sus labores rutinarias y la jubilación como única meta. También fustiga a la farándula televisiva con una sola frase lapidaria. El libro es de excelencia narrativa.

 

 

 

Díaz Eterovic y la austeridad
La austeridad de Díaz Eterovic es una clave cultural en
los tiempos que corren.

Pablo Azocar
Nación Domingo, Domingo 22 de mayo de 2005

Lo vi hace algunos días, un martes o miércoles, bajando por el Paseo Huérfanos, con unos libros en la mano. Hacía frío y era la hora del crepúsculo, cuando todos huyen hacia sus casas, pero Ramón Díaz Eterovic caminaba sin prisa. En un momento se detuvo frente a una fuente de soda, tal vez decidiendo si meterse a comer un sándwich, y en otro se quedó durante largo rato mirando los titulares en un quiosco de diarios, hasta que se metió por una galería y se perdió entre la multitud.

Me quedé pensando en la figura pausada de Díaz Eterovic y en el tipo de escritor que encarna, y lo vi como un sobreviviente, miembro obstinado de una especie en extinción. En estos tiempos de tanto fasto, blanqueo y pachanga cultural, donde los escritores en vez de hablar de libros hablan de cifras y agentes literarios y lugares en las listas de ventas, casi conmueve la figura de un autor tan sobrio y ensimismado. Lo ví caminando y pensé que la suya era la misma decencia, la misma austeridad del detective Heredia, el entrañable personaje de su saga novelesca, un tipo melancólico y agudo que desde los años 80 recorre Santiago hurgando en ciertas perversiones, quistes y nudos negros que germinan por la ciudad.

Díaz Eterovic ha dicho que optó por el género policial porque le permitía introducirse en las zonas más torcidas y oscuras de una sociedad brutal, como Dashiell Hammett lo hiciera en los años 20 en Estados Unidos. Pero Heredia es un ciudadano de Santiago, y un día lo vemos ayudando a una muchacha a buscar a un familiar detenido-desaparecido y en otro enamorado de una bailarina de topless, o afanado en desentrañar el crimen de una azafata cuyo trasfondo es el tráfico de drogas, o de narices en los vericuetos del comercio de armas, o acusando nada menos que de traición y de haberse acomodado a su propia generación.

Pesimista de la razón y optimista de todo lo demás, Heredia respira melancolía y, sobre todo, honestidad. La suya es una postura rotundamente ética. Heredia es un enfermo de nostalgia. Su añoranza es de una época que se fue, de una convivencia que hoy no existe, de un Santiago que ya no es. Nombra espacios a veces muy extraños de la capital como un entomólogo examina un mundo que se va desmoronando en silencio y en la mitad de la fiesta. De la autocompasión y quizá de la desesperanza lo protege un humor al que se aferra como a un hacha de guerra.

LLAME YA!!!

Las once novelas que componen la saga del Detective

Heredia se encuentran en Editorial Lom.


 

 

 

Proyecto Patrimonio— Año 2005 
A Página Principal
| A Archivo Ramón Díaz Eterovic | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
Ramón Díaz Eterovic: "A la sombra del dinero".
Por Rodrigo Pinto.