Proyecto Patrimonio - 2006 | index | Ramón 
          Díaz Eterovic  | Sergio Rodríguez Saavedra  | Autores | 
            
              
            
             
             
            A 
              LA SOMBRA DEL DINERO 
              Ramón Díaz Eterovic. Lom Ediciones. 2005 
              
              Por Sergio Rodríguez Saavedra
                Periódico Literario Carajo, N°4 
                Septiembre de 2005.
             
          
          
            Una novela con el detective Heredia tiene una connotación previsible 
            a esta altura de la saga. Un caso que abre las venas de nuestra permeable 
            sociedad, un hombre que más que solo está sin amor, 
            una guía de los sitios huachacas de Santiago y la trama desarrollada 
            en forma segura a través de  páginas 
            que se encuadran en el marco de la novela policial hasta rozar el 
            límite de la buena narrativa a secas. En A la sombra del 
            dinero, Ramón Díaz Eterovic, se percata que 
            todo puede tener final. Heredia está convaleciente del cuerpo 
            pero también del alma, y desde esta perspectiva, seguir el 
            hilo de un crimen cometido en dependencias públicas, descubriendo 
            el manejo ilícito de fondos destinados a subsidiar el correspondiente 
            partido hasta llegar al homólogo senador, que logrará 
            salvar de la cárcel pero nunca del escarnio público, 
            se hacen eco del clamor popular, pero también de los restos 
            de un personaje que a los cincuenta años ya arrastra su paso 
            por la vida.
páginas 
            que se encuadran en el marco de la novela policial hasta rozar el 
            límite de la buena narrativa a secas. En A la sombra del 
            dinero, Ramón Díaz Eterovic, se percata que 
            todo puede tener final. Heredia está convaleciente del cuerpo 
            pero también del alma, y desde esta perspectiva, seguir el 
            hilo de un crimen cometido en dependencias públicas, descubriendo 
            el manejo ilícito de fondos destinados a subsidiar el correspondiente 
            partido hasta llegar al homólogo senador, que logrará 
            salvar de la cárcel pero nunca del escarnio público, 
            se hacen eco del clamor popular, pero también de los restos 
            de un personaje que a los cincuenta años ya arrastra su paso 
            por la vida.
          Hábilmente se entregan las dosis de información que 
            mantienen la intriga, fomentada por una segunda puesta en escena correspondiente 
            a una detective de investigaciones que arma el esbozo de Eros, pero 
            que se pierde lamentablemente por la escasa profundidad con que se 
            trata, está demás decir que un tercer hilo es nada más 
            y nada menos que sobrevivir en esta ciudad.
            
            Pero si bien suponemos un formato ya establecido, algunas licencias, 
            partiendo de la dedicatoria del libro, pasando por encuentros con 
            otros personajes de la literatura mundial y una selección de 
            poesía que cualquiera quisiera preparar para un goce personal, 
            nos llevan al desarrollo de una narrativa que ya es de autor. Es más, 
            en algunos capítulos urge por salir hacia el mundo simbólico: 
            un ángel de tres alas, un sueño para el psicoanálisis, 
            la descripción de las oficinas públicas con su carga 
            de tiempo frustrado, y monólogos interiores que bordean la 
            nausea en una evolución de Sartre, entregan un sello que puede 
            tener o no que ver con Heredia, pero que definitivamente contienen 
            a Díaz Eterovic.
            
            George Simenon dio valor indudable al género, sus descripciones 
            de época y lugares figuran entre lo más selecto de la 
            escritura universal, un Montmartre en su escritura es el equivalente 
            a un Da Vinci en el retrato. Las calles adquieren ese valor cuando 
            Eterovic se aleja del personaje para recrear la atmósfera, 
            cuya ironía contrasta con la nostalgia que las solapas de Heredia 
            llevan a todos lados. Sin duda el creador de la saga está con 
            pulso muy firme, mientras que el personaje cada día abandona 
            un poco más la acción, hasta transformarse en contemplador 
            de la urbe. ¿Qué pasa si Heredia decide morir? ¿Nace 
            el autor o el mito?. En A la sombra del dinero, una novela 
            de lección, la moneda tiene una de sus caras con mayor luz.