Ultimo Recurso. Michael Connelly
Ediciones B. 432 págs.
Las voces olvidadas
Por Ramón Díaz Eterovic
La Tercera Cultura, sábado 5 de enero de 2008
Harry Bosch, el detective creado por l norteamericano Michael Connelly, debe resolver un antiguo crimen de ecos racistas en Ultimo Recurso. La novela funciona como un engranaje perfecto, pero no convence.
"Una ciudad que olvida a sus victimas de asesinato es una ciudad perdida", dice uno de sus colegas al detective Harry Bosch cuando, después de tres años de inactividad, se reincorpora a la policía de Los Angeles y es asignado a la Unidad de Casos Abiertos, considerada el "último recurso" para resolver una extensa lista de asesinatos que permanecen sin aclarar. La Unidad de Casos Abiertos, piensa Bosch, es el coro de las voces olvidadas y su archivo el lugar donde están las mayores vergüenzas del cuerpo policial.
Harry Bosch, uno de los detectives de ficción más afamados de los últimos tiempos, nació de la pluma de Michael Connelly (1957) y a la fecha es el protagonista de siete novelas, entre ellas Ciudad de Huesos, Una 
Rubia Concreta y El Eco Negro, que recibió el Premio Edgar Allan Poe a la mejor primera novela policial. Bosch es un detective al que le gusta trabajar siguiendo sus propios códigos y que tiene un pasado bastante particular que incluye ser hijo de una prostituta, haber combatido en Vietnam y la fama de ser un hueso duro de roer, algo tristón y cansado, pero dispuesto a hacer su trabajo hasta las últimas consecuencias, aunque eso signifique pasar por alto las normas de sus jefes, más interesados en sus carreras que en la resolución de los crímenes.
Ultimo Recurso narra el regreso de Bosch a las pesquisas policíacas. Un regreso aparentemente plácido, pero que con el correr de las páginas inserta al policía en la investigación de la
muerte de una muchacha mulata, Rebeca Verloren, ocurrido 17 años antes. Un nuevo sistema de identificación de ADN posibilita que el crimen se vuelva a investigar y los dardos apuntan hacia Roland Mackey, un matón con varias condenas en el cuerpo y que procura pasar inadvertido en la ciudad después de violar la libertad condicional de la que gozaba. Pero no todo es fácil, porque a poco andar Bosch y su compañera Kiz Rider descubren que han desaparecido de los archivos la pistola con la que se mató a la muchacha y el diario de vida que ésta llevaba. Al correr de la pesquisa, la pareja de policías descubre un par de hilos conductores que parecen dar sentido al caso. La muchacha había abortado semanas antes de ser asesinada y en la época existía un grupo de blancos racistas interesados en eliminar a
negros y judíos. Junto con lo anterior, Bosch debe reabrir las heridas que el pasado ha dejado en los padres y compañeras de estudio de la víctima. Con esos elementos la investigación se desarrolla hasta un final en el que la verdad parece oculta al interior de la misma policía y entre las frías paredes de un liceo que contienen las pasiones de profesores especialmente encariñados con sus alumnas. Luego de algunos desaciertos, Bosch cumple su trabajo, fiel al lema que lo impulsa: Levanta el trasero y sal a la calle.
Antes de consagrarse como escritor, Connelly trabajó varios años como reportero policial, lo que le permite desplegar un acabado conocimiento de la manera de operar de la policía, lo que
se nota en la construcción de sus tramas, en las que todos los elementos siguen una pauta precisa y están dispuestos para potenciar el misterio. En tal sentido, son novelas matizadas con muchos detalles que se dosifican al correr de la historia y le otorgan gran verosimilitud. Ultimo Recurso también se ciñe a ello. Tiene gancho y entretiene, aunque peca de ser un tanto lineal al seguir los vericuetos del procedimiento policíaco. Sus personajes, incluido Bosch, carecen de profundidad y terminan actuando como frías piezas de un engranaje que funciona, pero no convence. El Harry Bosch más complejo y atractivo sigue estando en novelas iniciales de la serie, como Eco Negro y El Ultimo Coyote.
