
        Enigma   aclarado: Aplausos para el Festival Novela Negra
        
          Por Toño Freire
          http://www.radio.uchile.cl/. 22 de Octubre 2009
        En su concepción y desarrollo se lucieron Andrés Pérez Sánchez-Morate y   Ramón Díaz Eterovic. México aspiraba a su realización.
        
           En mi   condición de zorro viejo en estas lides culturales, puedo testimoniar que hacía   tiempo no presenciaba una realización tan acabada. Como decían antes: se sacaron   los zapatos los del Centro Cultural de España para organizar la semana pasada el   primer Festival Novela Negra Santiago Negro que brilló como espléndido calzado   de charol. Congratulaciones para Andrés Pérez Sánchez-Marote, director de la   institución, y Ramón Eterovic, nuestro escritor líder en materias de   misterio.
   
          Después de meses de intenso trabajo, ellos culminaron un   encuentro que reunió siete escritores hispanos y dos docenas de chilenos. Aparte   de detectives, comisarios,  forenses, cineastas, académicos, periodistas,   actores, críticos, músicos, cantantes, libreros. Todos al servicio del oscuro y   apasionante tema en que se mezclan robos, crímenes, corrupción, delación,   interrogatorios, suspenso,  pesquisas, revólveres, lupas, disparos, cadáveres,   cárceles
   
          Y en torno a las diferentes mesas redondas planteadas con   atractivos títulos: ¿Por qué escribimos novelas policiales?, Sociedad y memoria   en la novela negra, La investigación de un crimen: trabajo policial y trabajo   periodístico, La historia y el genero policial en Chile, Claves para un buen   lector de novela negra, ¿Mujeres de armas tomar? o ¿Cómo escribir una novela   policial y no morir en el intento? un público entusiasta y numeroso concurriendo   a los ocho auditorium dispuestos en distintos lugares de la   metropoli.
  
          Pero ese no fue el único gancho para que la gente repletara   todas las jornadas la casa española de avenida Providencia. Con un criterio   digno de pedagogos, se trabajó la muestra cual si fuera Unidad de Enseñanza. Se   atacó el tema de diferentes ángulos. Desde la inauguración al cierre, con un   simpático crimen simulado sin resolver de Andrés Pérez, desfilaron por el   escenario escenificaciones, radioteatros,  jazz del tiempo de filmes de gansters   por Natasha Montory, malevos tangos de yiras y fiocas, el grupo español Marta   Sánchez Trío. En salones y pasillos, exposiciones de George Simenon, comics,   textos, revistas, cuentacuentos, Nintendo videojuegos detectivescos, y, por   supuesto, capítulos televisivos de la popular serie Heredia y   Asociados.
  
          En tan estimulante ambiente, a la hora de escuchar, por cierto   que más allá de los créditos locales Roberto Ampuero o Poli Delano, fueron los   escritores peninsulares los que concitaron la atención en su condición de   estrellas del género en la madre patria. Para la historia literaria policial   criolla vale la pena consignar a Andreu Martin, Domingo Villar, Kama Gutier,   Juan Bolea, Mercedes Castro, Juan Madrid y Lorenzo Silva. 
  
          Por tratarse   de gente de letras, acostumbrados a trabajar más por arte que bienestar   económico, siempre cercanos a platos frugales y mostos baratos, no mencionaré la   calidad y abundancia de las atenciones brindadas. Me remito a  felicitarlos por   su sincronizada organización y por haberse adelantado a México en su   planificación y ejecución. En la tierra de Carlos Fuentes y Octavio Paz, desde   hace tiempo deseaban abordar y difundir la escritura de suspenso en   latinoamérica, pero Chile se adelantó. Todo un mérito para el Andrés Pérez   Sánchez-Morate, Ramón Díaz Eterovic, sus colaboradores. Y como sentenciaban los   guapos del barrio Matadero, el que pega primero pega dos veces, y en el campo   afirman  los huasos cuequeros que no hay primera sin segunda, a sacar brillo a   castañuelas, espuelas, y ponerse de nuevo a  pensar en Festival número   dos.