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Hallazgo "Brígida o el olvido"
La novela perdida de Rosamel del Valle
Por Pedro Pablo Guerrero
Revista de Libros de El Mercurio. Domingo 22 de marzo de 2009
Escrito entre 1934 y 1940, el libro acaba de publicarse junto a una selección de sus cartas a
Humberto
Díaz Casanueva.
"Todo se me va haciendo repetición, regreso, tormento", escribe Rosamel del Valle (1901-1965) en una carta del 25 de marzo de 1939, enviada a Humberto Díaz Casanueva (1906-1992) desde Santiago. "De ahí que a veces busque otros contactos, otras encrucijadas. La novela, por ejemplo. Mi 'Brígida o el Olvido' 
sigue, sigue, interminablemente, cuando usted regrese estará lista. Con qué placer la pondré en sus sabias manos".
No hay constancia de que cumpliera esta promesa. Lo único cierto es que Brígida o el olvido se publica 43 años después de la muerte de su autor.
El escritor chileno Hernán Castellano Girón, experto en la obra de Rosamel del Valle, recuerda que en las frecuentes visitas que realizó a su casa de José Domingo Cañas, entre 1964 y 1965, miró varias carpetas con originales ajados y desteñidos. "Rosamel era muy digno, insobornable. No le gustaba hacer rogativas ni antesalas, y es mi impresión que había renunciado a publicarlos, por lo menos a breve plazo. Sobre todo estaba consciente de su valor y confiaba en que los más jóvenes rescatarían su obra", asegura.
En su estupendo prólogo a Brígida o el olvido, Leonardo Sanhueza la considera una "narración anómala, díscola, que no se somete a las reglas del relato". Se trata, en efecto, de ese problemático híbrido llamado "prosa poética". Como sueña Baudelaire, Rosamel del Valle consigue en sus mejores momentos "el milagro de una prosa poética, musical sin ritmo y sin rima, lo bastante flexible y contrastada como para adaptarse a los movimientos líricos del alma, a las ondulaciones de la ensoñación, a los sobresaltos de la conciencia" (El Spleen de París. Pequeños poemas en prosa, en la reciente traducción de Pablo Oyarzún para Lom).
El narrador de Brígida o el olvido -un personaje a medio camino entre el flaneur y el hombre de la multitud identificado por Walter Benjamin- sigue a una mujer a través de los pasajes y portales del centro de Santiago. La persecución hace que su memoria involuntaria traiga a la conciencia un recuerdo de juventud: el viaje en un coche de posta que compartió con una muchacha enferma, después de la muerte de su padre. El largo trayecto desde el campo a la ciudad (desplazamiento significativo) se extiende por toda la novela, aflorando en medio de distintos episodios del presente del relato (situado en 1934), varios de ellos inscritos en un realismo más convencional, aunque no por ello menos penetrante: la visita a un prostíbulo; una patética tertulia de la pequeña clase media; el encuentro con un par de vagabundos filosofantes; una redada policial nocturna.
Distintas mujeres -¿o es una sola en sus diferentes manifestaciones?- atraen la atención del protagonista, siempre al borde del abismo. Unas reclaman su responsabilidad y el deseo de vivir. Otras lo arrastran hacia el olvido y la muerte. Se podría decir que la clave de la novela está cifrada en una letra: Mujer, memoria, miedo, muerte.
Según Castellano Girón, los textos en prosa de Rosamel del Valle surgen de una concepción del lenguaje literario que resalta su aspecto connotativo y alcanza una dimensión fantástico-surrealista, adelantándose, en este sentido, a la obra de Julio Cortázar. Su máxima expresión sería Eva y la fuga, también editada en forma póstuma, en 1970, cuarenta años después de su escritura. Rosamel del Valle corrió la misma suerte de sus contemporáneos Juan Emar (Umbral se publicó en 1996) y Macedonio Fernández (Museo de la novela de la eterna, escrita en 1925, apareció en 1967).
En una carta enviada a Humberto Díaz Casanueva desde Nueva York, donde trabajaba como corrector de pruebas en la oficina de publicaciones de la ONU, Rosamel del Valle comprobaba en 1952: "Así es el destino de todos los libros: nunca llegan a tiempo, a la hora, en el instante preciso".
Brígida o el olvido
NOVELA
Rosamel del Valle.
Editorial Cuarto Propio,
Santiago, 2009,
335 págs.
