Estar de la poesía o el estilo de mis matemáticas
Beta
Píctoris, Santiago
2000, 236 páginas.
"...y cuando
desperté
1973
aún estaba
allí"
. ..........El anterior poema es una de las mejores versiones del conocido
relato de Augusto Monterroso. Un ejemplo de que siempre es posible una
intertextualidad asombrosamente creativa, conjugando –de paso-
tragedia y humor. Mauricio Redolés (1953) es el autor del texto citado
en el que se expone básicamente su constante preocupación por el dato
histórico. Redolés es para muchos, conocido como el cantante de
"¿Quién mató a Gaete", sin embargo lleva publicados ya cinco libros de
poesía. Una recopilación de tales textos más otros inéditos, aparece
ahora bajo el título, Estar de la poesía o el estilo de mis
matemáticas.
..........La poesía de
este autor es ante todo narrativa. Muy vinculada, por ello, a la
oralidad, al coloquialismo lingüistico y la fluidez formal. No es esta
una hiperconciencia, sino una mirada particular, alejada totalmente de
la sobrevaloración que ahoga hoy a muchos poetas. Chicos desencantados
de las aulas universitarias y embebidos de autorreferencialidad,
seguros de estar haciendo una poesía eterna. Redolés, en cambio, se
aleja y demuestra con ello no haber perdido la inocencia. Y aunque
reconoce el fracaso no pierde aún las ganas. Su poesía revela ingenio,
sarcasmo e idealismo. Por ello, su mayor eficacia es la disolución de
la distancia entre la expresión poética y lo cotidiano. Romper la
frontera entre literalidad y vida, vuelve asible estos textos. Riesgos
que, unidos a la irreverencia y lo impuro, devenidos por supuesto de
Parra, hacen que la imperfección esté por asomarse a cada paso, pero
que sea revocada constantemente por una articulación que no transa en
sus inclinaciones.
..........La voz
lírica de cada uno de los segmentos de este libro es siempre la misma.
Las temáticas se reiteran y la mirada también. Como si a pesar de
tener conciencia y apego por la historia, la perspectiva desoyera los
cambios epocales. El encarcelamiento, la lucha política, el exilio y
sus pérdidas provocan una conmoción que no tiene posibilidad de
término. La apropiación de la patria lejana y de lo impuesto, en este
caso Londres, permite al poeta generar un mecanismo de sobrevivencia
que diluye las fronteras. Redolés se sitúa siempre en lo urbano, que
no es anexo ni escenográfico, sino un eje internalizable. Sus
personajes pasean por una ciudad en la que confluyen sensaciones e
imágenes propias y ajenas con lo cual se pervierten los límites. El
discurso poético se permite vincular y genera un híbrido urbano, el
poeta crea su propia ciudad a partir de pedazos e historias personales
en un trabajo de montaje artesanal, donde el referente apenas es un
dato. Sólo de tal manera, la figura del exiliado logra mantener una
suerte de territorio propio e imbatible ante la doble negación de la
patria, la que expulsa y la que recibe a regañadientes.
..........Pero las vinculaciones conflictivas se
expanden también a la relación amorosa, siempre llena de dificultades
y entrampada, pero nunca evitable. La idea del absoluto amoroso
aparece traslapada en la búsqueda incesante. Hay un estar con la
mujer-pareja, muy de los sesenta, sin pedir más que el momento. El
amor se consolida en ese estar, al igual que los afectos familiares y
de amigos. La felicidad es materialmente transitoria, pero a cada
tanto se abre la posibilidad del goce compartido que justifica lo
efímero. La poesía es como dice en su "poetic", un "trazo de memoria",
una marca ante el cambio. Redolés tiene una mirada de adolescente
eterno, escribe desbocadamente y se niega a la indiferencia.
..........Es esta una escritura que, al modo de
un diario de vida, muestra la experiencia íntima del expulsado. En
vista de los múltiples juegos de traición en que nos vemos envueltos,
la reinstalación del discurso resentido y rebelde vuelve a cobrar
sentido...constituye un texto de protesta que interroga sobre las
apariencias del orden. Impulsada por la crítica como pulsión, la
poesía de Redolés, que da cuenta de un exilio continuo se afirma con
intensidad haciendo frente a la disolución imperante.
en
Rocinante
junio 2000