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TRÁNSITO POR LOS UMBRALES DE LA MARGINALIDAD EN “SOY DE LA PLAZA ITALIA”
DE RAMÓN GRIFFERO
Soy de la Plaza Italia, Ramón Griffero, Editorial Los Andes, 2ª Edición (1994), 109 páginas
Por Juan Pablo Cifuentes Palma
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Ramón Griffero es uno de los mejores dramaturgos chilenos cuya obra transita entre el desdén y la desdicha de sus personajes, entre la soledad y el ensimismamiento de un destino que ha sellado la suerte de cada persona que compone sus obras dramáticas. Dicha locuacidad y observación hacia lo marginal se ve reflejada en su incursión por el género narrativo a través de la colección de relatos titulada Soy de la Plaza Italia.
Los once relatos que componen este libro deambulan en los umbrales de la marginalidad entendiéndola como la miseria de la pobreza en su sentido más literal, pero también en esta marginalidad espiritual, en esta ausencia y pérdida de los valores, de los grandes relatos que se han desintegrado para dar paso a individuos carentes de una moralidad consecuente con la vida que llevan.
Así, en el relato homónimo encontramos a un joven que no estudia, que trabaja en la noche teniendo relaciones sexuales casuales con otros hombres o mujeres y que manipula las situaciones a su antojo. Es el devenir de un Santiago que retorna a la democracia tras los largos años de dictadura, en donde estos adolescentes se liberan de las amarras militares y dan rienda suelta a esos años de éxtasis y desenfreno. Una serie desafortunada de sucesos llevó a que terminara asesinando a la vecina Betsi a quien pretendía demostrarle su afecto que terminó convirtiéndose en su verdugo. La muerte de una mujer en uno más de los departamentos sociales que deambulan por el área metropolitana no le quitan el sueño a este muchacho quien impertérrito escucha a su madre quejarse por la muerte de esta vecina.
Por su parte, en el relato Las aseadoras de la ópera encontramos como un grupo de mujeres que se dedican a la labor de realizar el aseo en el Teatro Municipal van siendo consumidas por el destino imperante en las óperas que se realizan en el escenario. Vemos como una de ellas tiene el don de la premeditación bajo el cual tiene una corazonada negativa sobre una de sus amigas. A través de esta premisa decide acompañar a su amiga que se encuentra en un peligro inminente por los diversos recovecos de la miseria de una noche santiaguina. Nuevamente vemos como un mal entendido provoca que presencie a su amiga teniendo relaciones sexuales con unos universitarios y en su mente ella imagine que la están violando y asesinando, motivo por el cual decide librar a su amiga de su triste final asesinando a estos hombres para poder rescatar a su compañera. Verdad y demencia se conjugan como un puente por donde transita la miseria.
Sin embargo, es en el relato El retorno de Gabriela en donde se aprecia con mayor exactitud este umbral de miseria por el que transitan los personajes. Después de haber sido discriminada, juzgada, menospreciada y muy criticada en Chile por su condición de mujer, profesora, escritora y revolucionaria, Gabriela Mistral quien ahora ya es una persona reconocida internacionalmente recibe la invitación para volver al país que nunca le reconoció porque ahora le quieren dar un justo tributo, gente en las calles, aclamada y amada por la sociedad y la academia, mujer chilena que ha sido modelo para otras a superar sus fronteras. Es en esta paradoja en donde Gabriela pide los consejos a Doris pues se siente sorprendida ante el tardío homenaje que el pueblo chileno le brinda pero, a su vez, siempre ha soñado con alcanzar este día.
En resumen, Soy de la Plaza Italia de Ramón Griffero es un libro destinado a tener al lector en la posición de observador de los diversos parajes en los que deambula la miseria humana impidiéndole la posibilidad de intentar cambiar el resultado funesto que les espera pues los dados ya están lanzados y Griffero se limita a relatar el desenlace.