Proyecto Patrimonio - 2006 | index | Raúl
Hernández | Luis Valenzuela | Autores |
"Poemas
Cesantes" de Raúl Hernández
(La Calabaza del Diablo, 2005)
DE
UNA POESÍA INACTIVA QUE BUSCA ESPACIO
Por
Luis Valenzuela P.
www.sobrelibros.cl
Mayo, 2005
Una imagen poética sobria y concisa
es la que construye el hablante de este poemario. Al leer estos poemas
cesantes el lector establece un diálogo directo con el haiku
-a pesar de que éste cuenta con tres versos-, recuperando su
forma de construir imágenes breves y certeras, en este caso
a partir del vacío,
el ocio y la poesía del día a día proyectados
por un hablante que habita la ciudad desde la inactividad.
Se podría decir que Poemas cesantes
de Raúl Hernández (1980) busca en el recorrido,
en la rutina de su hablante la idea del tiempo que se gasta y que
no es funcional a un sistema neoliberal de mercado que exige
producción óptima y constante. Al leer versos como "Matas
la tarde en la plaza/ mirando un sinnúmero de hormigas/ formadas
una tras otra", se vislumbra el ritmo del día a día
del hablante, un ritmo de rutina, de matar el tiempo, de vacío,
del olvido, de la desocupación infecunda para el sistema que
lo cesó en sus funciones. El tiempo de este hablante no es
el mismo que el de un sujeto que funciona enajenado al sistema, no;
el tiempo de este hablante se construye desde la no ocupación,
desde actos como hacer la cola para comprar el pan, zurcir una chaqueta
y avanzar por la ciudad, actos de inacción.
Sin embargo su gesto de ocio no es de rebeldía. Por el contrario,
esa inacción del sujeto busca ser alterada con versos e imágenes
que buscan un centro que lo valide: "Compras el diario donde
se anuncian los empleos" o "Inundas de curriculums/ las
calles de Santiago Centro". El hablante, como paria del sistema,
busca que éste lo cobije. Esta búsqueda bien podría
ser la del poeta que se establece como sujeto marginal aunque tenga
los sentidos puestos en la crítica, en la academia, en el lector.
Se trata de poemas que desde el ocio van a intentar validarse, de
forma que sus imágenes breves y certeras terminen siendo invadidas
por una ciudad y un sistema demasiado prácticos, que finalmente
llegan a contaminar el proceso de escritura: "Corriges por enésima
vez/ el poema que te obsesiona/ pero en el fondo/ frustradamente/
admites la nostalgia/ por la pureza del descuido".
Poemas cesantes da cuenta de una poesía simple, de
detalles cotidianos sin metáforas tellierescas de tardes perdiendo
el tiempo mirando moscardones, aunque sí con imágenes
de un hablante análogo ("el escritor/ quema las flores/
con una lupa"), con gestos mínimos e improductivos que
construyen un mundo propio para evadir la cesación que éste
le designó. Se podría establecer que estas breves imágenes
poéticas, cesadas en su intento por ser poemas, buscan estoicamente
trabajo en el sistema. El poeta y el ocio. La poesía como acto
infructuoso en un sistema mayor. La poesía, como un terreno
yermo sin capacidad de producir, busca un lugar para resarcirse de
esta inactividad como siempre lo ha hecho; claro, que desde el punto
de vista de un centro validante.