LA URGENCIA POR EL DISCURSO NO CRÉDULO
Rodolfo Hlousek
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“Un acto humano es un texto en potencia y puede ser comprendido (como acto humano, no acción física) tan sólo dentro del contexto dialógico de su tiempo (como réplica, como postura lleno de sentido, como sistema de motivos)”.
Mijail Bajtín
“Nadie puede, sin preparación, insertar su libertad de escritor en la opacidad de la lengua, porque a través de ella está toda la historia, completa y unidad al modo de la naturaleza”.
Roland Barthes
Realizar un taller de escritura creativa, parte de la necesidad de prolongar una técnica, más bien es el hambre por refractar lo sabido, lo gustado. En esta estrategia de sobrevivencia por lo añorado; ya sea el lenguaje, la cultura, la belleza, destaco a dos autores quienes me acompañan en esta experiencia. El primero es el lingüista Mijail Bajtín; el segundo es el semiólogo francés, Roland Barthes.
Ambos me han concebido la conciencia por el texto, por el estilo, no de modo inocente, sino más bien teniendo en cuenta los contextos desde dónde se escribe y el cuidado desde dónde fueron heredados, bajo qué canon de belleza, bajo qué marco político.
El Carrusel
Este autor ruso nos habla desde la polifonía de todo texto; un entramado de personajes, atmósferas, situaciones. Acuña el concepto carrusel de la obra literaria, especialmente en la novela, referente a la estética, dentro del plano cultural.
Bajtín señala que en un escenario creativo (imaginado), no es el auto/ra un tipo/a aislado de su época, de su contexto, más bien plantea que toda creación obedece a una refracción de esta misma en la obra. De hecho uno no nace sabiendo, lo que sabemos es por opinión (doxa), articulación del pensamiento por otro/ra y esta idea es la que se proyecta ya mediada por la cultura, por la sociedad.
En resumen uno no inventa nada, más bien reelabora lo inventado por otros, re articula el discurso, por eso la alegoría de carrusel, donde existe participación de otro/as, se interviene directa e indirectamente en la obra novelada o poetizada.
La Confabulación del Signo
Para este semiólogo de la década del 60, saber es gustar o el gusto por saber tiene sabor. En el decálogo Por qué se escribe, capítulo que integra el libro “Variaciones Sobre La Escritura”, plantea las diversas necesidades por las cuales se toma la decisión de escribir.
El libro es una trama sígnica en donde traza que todo signo utilizado responde a una época. Recuerdo el uso de la MAYUSCULA como un bien simbólico heredado por los ROMANOS, y resulta lógico, estos tenían carácter de expansionistas.
Otro texto de relevancia es “El Grado 0 de La Escritura”, donde Roland Barthes esboza desde un modelo historiográfico literario, acusando el género lírico como producto simbólico de una época determinada, llamada por él como la época cortesana, ocasión que para afamar al rey este, en tanto estilo, lograba su felicidad mediante poemas elegantes, no así la prosa que deviene de lo prosaico, propio del vulgo, de baja ralea, no correspondiente al entorno de una eminencia.
Apertura
En conclusión, el texto o el discurso es un recorte cultural de la realidad, y no al contrario, como tratan de hacernos comprender los escritores puristas, quienes tratan de lograr la perfecta obra sin consideraciones estéticas previas. En lo personal, estoy de acuerdo con la obra abierta (inacabadas interpretaciones de la misma), aunque se debe trabajar siempre tras la belleza estilística bajo la elección del autor/ra -no es posible vestir con una talla incómoda-, pero ese punto está bajo la perspectiva de la libertad.
La obra artística es consecuencia cultural. De ahí la importancia de quienes han tomado la opción por este silencioso proceso expresivo que es la literatura, desde dos perspectivas: Perder el miedo a la expresión; segundo, tomar conciencia de los signos y símbolos, o referentes significantes, para la construcción de la obra, no vaya a ser el caso de decir lo que no se quería significar.