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      Ilabaca | Rodolfo Hlousek Astudilo  | Autores |
  
  
    
        Literatura 
  Femenina: Santiago-Buenos Aires
Por 
Rodolfo Hlousek Astudilo
He obtenido dos libros, el primero 
es: "La Ciudad Lucía" (1º edición, Santiago 
de Chile, Mantra Editorial, 2006. Incluye cd con algunos textos musicalizados 
por Mario Cáceres, en guitarra y el  bajo 
de Nicolás Morán. Libro de 95 páginas); y "Ellos" 
de Magaly Correa (1º edición, Buenos Aires, Argentina, Ecos Ediciones, 
cooperativa de trabajo Red Eco Ltda, 2003. Libro de 96 páginas).
bajo 
de Nicolás Morán. Libro de 95 páginas); y "Ellos" 
de Magaly Correa (1º edición, Buenos Aires, Argentina, Ecos Ediciones, 
cooperativa de trabajo Red Eco Ltda, 2003. Libro de 96 páginas). 
El 
libro poético de la poetisa Paula Ilabaca (Santiago, 1978), es el segundo 
libro, después de "Completa", (editado por Contrabando del Bando 
en Contra, dirigida por Héctor Hernández, compañero de promoción 
en la carrera de Licenciatura en Letras de la Universidad Católica, de 
Santiago).
Este libro que contiene seis títulos, es un libro donde 
la hablante lírica interpela a su madre, y a la ciudad de Santiago, y donde 
reflexiona la posibilidad de ser mujer ("Lucía") -vista y cuestionada 
por un amorío-, por ejemplo, citamos:
  
    
      
         
              "(…) sucede con las cosas ella dice las cosas que yo 
                no puedo soportar
 cada mujer que espía llorando ella dijo
 cada 
                mujer de rodillas en el barro
 cada mujer que patees será una ciudad
él 
                di ella dijo no cállate yo hablo yo digo no
 son todas la maneras ella 
                dijo alas? no
 son todas las maneras son todas maneras de acabar diciendo
 
                son todas las maneras
 santiago santiago santiago
 hay maneras de patear 
                una ciudad
 cada mujer que dejes llorando será una ciudad
 cada mujer 
                que dejes llorando
 será una ciudad
 cada mujer cemento y leche
 
                cada mujer llorando
 cada mujer que dejes llorando ahogada en el barro
 
                cada mujer lucía ahogada en el barro
 lucía di cada mujer que 
                dejes
 llorando cemento y leche (…)".
        
      
    
  
 
El segundo texto es:
  
    
      
         "mamá
 
          ella me da ganas de morir
 ella y su toalla su rojo su respiración
 
          ayer vi cómo le brotaban
 a ella a él unas alas blancas como 
          su leche
 ella me da ganas de acabar
 ella y su manera de mover
 se ella 
          y su respiración
 di ángel mamá di
 ella me da ganas 
          ella me da ganas". 
        
      
    
  
Apreciamos 
a "Lucía" compungida, dañada por la violencia citadina. 
Es un libro en su totalidad, reiterada por una voz lírica cargada de escasos 
símbolos: la urbanidad cotidiana, y la relación con la religiosidad 
a través del símbolo del "ángel" -recurrente en 
la obra-. Es un libro rítmico identificado por una sola unidad, el ritmo 
y la factura erótica. Complementado por las citas de bandas que la autora 
recomienda, tales como Blondie, Tricky, Cocteau Twins y SonicYouth.
El 
segundo libro está construido en giros poéticos reducidos a dos 
o tres versos. Se debe a la influencia probable de los estudios realizados por 
la poeta en Literatura japonesa dentro de la Universidad de Buenos Aires (U.B.A.). 
Se aprecia la voluntad de hablar desde su femineidad, asimismo, la relación 
de ésta con la noche y la presencia de Dios, conjuntamente a su condición 
lésbica, constatado en:
  
    
      
         "Hablo 
          de poesía con los niños
 que viven en mi vientre y no nacieron
 
          como si la mujer en mí hubiese fallado
 como si la muerte allí 
          tuviese miedo".
        
      
    
  
 También 
quisiera agregar dos poemas que hablan con actitud: "si la calma existiera/ 
yo la borraría", y por último: "Te negarás/ te 
arrastraré". 
Quisiera agradecer estos dos libros que registran 
con más fortaleza que otra, la labor poética. Teniendo como referentes 
la tradición poética de una Alejandra Pizarnik, Juana Ibarbarou, 
Gabriela Mistral, y las voces más contemporáneas de Carmen Berenguer, 
Verónica Zondek, y la voz de trasnoche de Stella Díaz Varín, 
fallecida este año.