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arte mapuche contemporáneo

CREADORES EN LA FRONTERA

Por Rodolfo Hlousek Astudillo

En los últimos 15 años han existido demandas por conocer las diferencias o divergencias culturales. Esto se origina como una forma de resistencia a lo hegemónico de los discursos traídos por la globalización hacia las culturas latinoamericanas. En el caso del arte mapuche, tiene sentido en cuanto proceso de “reetnificación” o resurgimiento de la conciencia étnica en el sur del mundo.

-Nobody esta conmigo... junto a nosotros las ceremonias. Amerita entregarnos al misterio de la existencia... ya se acerca el final... poco a poco veo la luz del nuevo Horizonte...soy Dead Man. Aún camino sobre esta tierra-. Esta es la transcripción aleatoria que realiza Eduardo Rapiman (Santiago, 1975), sobre el guión de la película “Dead Man”, de Jim Jarmusch. Este film nos muestra la sabia perpetua que deja en el alma del desempleado, herido y moribundo, William Blake, el ingresar al medio del Oeste, un territorio desconocido.

El arte desde la región de La Frontera, nos puede dejar esta misma sensación, pero nos dará que hablar desde una nueva perspectiva estética. No obstante, el lector tiene la autonomía de interrumpir la lectura por si desea realizar una rigurosa examinación de lo enunciado. Quizás esto podría ser durante el próximo verano, cuando viaje cuatro horas al sur del río Bío Bío, hasta territorios araucanos.


ARTE MAPUCHE, UN ARTE AUTÓNOMO

La región de La Frontera, es llamada así porque el 23 de diciembre de 1598, se produce el Levantamiento de Curalaba, hecho que provoca la muerte del gobernador Oñez de Loyola en manos de los mapuches y que trae como consecuencia la autonomía del pueblo mapuche sobre su territorio.

Con el pasar de los siglos se van aclarando dos matrices culturales: una es la española, ubicada en la zona central de Chile; y la segunda, la matriz indígena, posicionada -muy a pesar de los virreyes- en el sur del río Bío Bío.

Posteriormente, éste hecho se fue revitalizando a través de los siglos con sus creadores: plateros, tejedores, alfareros; todos ellos han ido creando su propio canon estético (antropomorfo y zoomorfo), de acuerdo a su geografía y herencia familiar , propia de su cultura.

Actualmente ha surgido una “generación” de creadores, que explícitamente se reconocen como artistas mapuche en diversas áreas de las artes, constituyéndose, sin duda, en uno de los mayores aportes culturales mapuche del último período. “Dicho fenómeno, que no es casual, se inscribe como una consecuencia colateral de los que algunos han denominado proceso de “reetnificación” o resurgimiento de la conciencia étnica, que tanto en Chile como más recientemente en Argentina está experimentando el pueblo mapuche en los últimos 10 ó 15 años”, nos asevera –desde España- José Ancan Jara, Licenciado en Historia del Arte de la Universidad de Chile.

Ancán, quien realizó estudios de postgrado en Antropología dentro de la Universidad Autónoma de Barcelona, nos advierte que: “dicha generación - generación, en el sentido de que hay un grupo de personas que coetáneamente están produciendo arte- no han contado hasta el momento con un hilo conductor que permitiese hablar en propiedad de un “movimiento” artístico contemporáneo mapuche, reconocible en estilos o en maneras de encarar el proceso creativo. Lo que tenemos hasta el momento es más bien a un conjunto de creadores, de diversos orígenes, formaciones y soportes, que están produciendo y haciendo circular sus trabajos hacia públicos también diversos”.

Al sumar otros argumentos, la académica de la Universidad de La Frontera (UFRO), Mabel García, añade: “yo creo que el arte mapuche, como tal, todavía no está establecido, porque es muy disímil en todas sus variadas representaciones. De todas ellas el teatro, audiovisual, la poesía, la plástica, la escultura, el dibujo, la música, entre otras, la que tiene mayor trayectoria es la poesía, porque se pueden contar con textos publicados la primera mitad del siglo XX. En cambio, la plástica tiene sus antecedentes recién alrededor de los años ‘92. Y el resto se gesta, a fines de la década del ’90 (...). Ahora, los criterios que existen para mirar arte mapuche, son principalmente criterios antropológicos, culturales, históricos, que tienen conexión con el concepto producción”, subraya, “puesto que mayoritariamente atraviesa todas estas expresiones artísticas, la búsqueda de los elementos culturales propios”, y es la búsqueda de todo artista.

“Cuando estamos hablando de arte mapuche, pareciera ser que hay que preguntárselo desde diversos puntos de vista”, me sugiere la académica; yo le pregunto: ¿el pueblo mapuche tuvo arte en la cultura tradicional?, a lo que me responde: “en un principio, yo he sabido que sí, que lo hay, no es mera artesanía, no es mera reproducción, hay toda una propuesta del diseño, que está condicionada por quienes piden esos diseños, por ejemplo una manta para un cacique, no es lo mismo para cualquier miembro del pueblo. Ahora, cuando hablamos de cultura propia, o tradicional respecto al arte, es difícil poder deslindar, qué es arte propio y qué no lo es, qué es arte intercultural. La platería, el textil, la cerámica, también aparecen relacionada a préstamos culturales de otras culturas, por ejemplo la incaica, la española; no se puede señalar que es arte propio solamente, porque el rasgo intercultural está desde que surge el arte mapuche, desde sus orígenes. Hoy día, decantar qué es arte mapuche, pasa por primero saber si las estructuras discursivas que ocupan, por ejemplo en el caso de la plástica; y en caso la poesía, son también escritura. No olvidemos que la cultura mapuche es oral, sin embargo, ambas adoptan el canon estético occidental (la versificación, la estrofa) todo el modelo. En esa etapa, sobre todo en la poesía, existe un proceso de crear, o visibilizar el canon cultural propio. Por ejemplo, se interviene el discurso poético, con el discurso del ritual, como lo hace César Millahueique con “Oratorio al señor de Pucatrihue”; o Bernardo Colipán, con “Arco de Interrogaciones”; Luciérnaga Pinda con “Ralum” (todos libros de poesía). Entonces, desde ese punto de vista, estos últimos textos hacen retroceder esa súper estructura occidental, para intervenirlas con los cánones propios de la cultura tradicional, lo cual no significa que desaparezca, sino es una superposición de cánones que en este momento están entrando en conflicto, conflicto que tiene que ver con territorialización del discurso. En el caso de la plástica, acontece más o menos lo mismo, también se está buscando, pero yo creo que hay menos avance. Las demás artes todavía son incipientes, desde el punto de estrategias textuales”, concluye la investigadora Mabel García. La académica fue editora de dos libros de investigación de arte mapuche: “Poesía Mapuche. Las raíces azules de los antepasados” (Editorial Florencia, 2004) y “Crítica Situada. El estado actual del arte y la poesía Mapuche” (Editorial Florencia, 2005), ambos realizados gracias al aporte del Consejo Nacional del Libro y la Lectura.


ARTE E IDENTIDAD, UN URGENTE ESTADO DE DIÁLOGO

En la poesía existen registros a mediados del siglo XIX. Nombres como Sebastián Queupul, José Santos Lincoman, Anselmo Raguileo, conformaron el universo escritural mapuche por la década del ’50, en la región fronteril.

Actualmente, y desde otro contexto comunicacional, han obedecido a ésta tradición lírica, pero sumado a otros referentes más universales, los poetas Elicura Chihuailaf, Leonel Lienlaf, Jaime Huenún, Bernardo Colipán, Graciela Huinao, Adriana Pinda, César Millahueique, Juan Paulo Hurimilla, Rayen Kvyeh, entre otros. Todos con rutilantes libros se han posicionado en circuitos de norte a sur del país, incluso en escenarios internacionales. Y en la plástica conviven los nombres de Víctor Cifuentes, Ariel Traipi, Christián Collipal, Alex Pérez, Eduardo Rapiman, Christian Painenao, Eliseo Huencho, entre otros, quienes han participado en las bienales de arte indígena que se han organizado inicialmente en Chile.
Entre sus exponentes figuran:

HUENUN: EL CAMINO ACIELADO
Jaime Luis Huenún Villa (Valdivia, 1967), Poeta. Realizó estudios de Pedagogía en Castellano en la Universidad de Los Lagos y en la Universidad de La Frontera. Ha publicado dos libros de poesía: “Ceremonias” (Editorial Universidad de Santiago, 1999) y “Puerto Trakl” (Editorial Lom, 2001). Actualmente trabaja en el libro “Reducciones”, con el cual obtuvo la beca del Programa de Apoyo a la Investigación y la Creación Artística, Fundación Andes. Jaime Huenún es en la actualidad uno de los escritores mapuches que muestra una obra poética de gran calidad estética. “Me dispuse a escribir poesía con el afán de enmascarar ciertas intimidades y de iluminar y mitificar ciertos recuerdos y obsesiones; convertir, en definitiva, el flujo de la memoria en una cantera de sucesos, personajes, atmósferas y lenguajes con los que se va construyendo una memoria virtual fragmentada”, declara.

Huilliche hispano-hablante como soy, nacido y criado en los límites de la sociedad chilena (occidental), perdida ya la inocencia de la raza, he debido agarrar la rama vallejiana y mistraliana para cobijarme bajo el árbol de mi origen”.

RAPIMAN: EL VUELO DEL CÓNDOR
Eduardo Rapiman Marín (Santiago, 1975), Pintor, cuyo origen territorial se encuentra vinculado con la localidad de Huilío, lugar próximo a Freire, en la IX región.

Como sucede con gran parte de los artistas de su generación, la situación de competencia cultural se encuentra caracterizada por la interculturalidad. Una posición de mediación cultural que se define conscientemente por la identidad mapuche, la que se encuentra marcada, por una parte, por la experiencia del desarraigo cultural y territorial debido a la migración que debe realizar su familia entre centros urbanos; y por otra parte, por un aspecto de conservación cultural que le aporta el núcleo familiar paterno, una familia que reafirma la identidad a través de las practicas tradicionales, y el uso del idioma. En sus propias palabras: “la ciudad y sus circunstancias son las que modelan la figura tanto en lo que se ve, cómo se quisiera ver y cómo uno mismo se ve en ella, es habitar algo que no nos pertenece, pero que a la vez nos permite reconocernos en una individualidad”.

MELINAO: CUATRO TIGRES
Pedro Melinao, realiza la labor de ilustrador desde niño, “dibujé primero, luego escribí, lo que me trajo siempre problemas en la educación formal, dibujar es mi primera lengua”. No obstante, “realicé muchos murales durante los últimos años del régimen miliar”. Al inquirir sobre la visión del arte contemporáneo, contesta: “el arte se volvió intocable o incomprensible, ajeno a la realidad. A ello sólo se tiene acceso a través de catálogos explicativos, está atrapada en la academia y en las salas de museo”.

Este texto fue un panorama del arte mapuche contemporáneo, aunque aún se mantiene en cuestionamiento su existencia, lo cierto es que siempre hay señales y rastros desde diversos territorios, propios de los imaginarios geográficos de las culturas que coexisten en nuestro país, al decir del académico y escritor, Fidel Sepúlveda Llanos (Cobquecura, 1936):
diversidad es la riqueza de ser diferente y diferente es ser con un sello único, irrepetible. Los chilenos no somos ni superiores ni inferiores: somos diferentes...”

 

 

 

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