Anarquismo Mental en 0 (Orden), de Rodolfo Hlousek
Persus Nibaes
Por Anarquía se entiende la ausencia total del Estado o del Poder Público, como también la situación en que ningún individuo ejerce coacción sobre otros. Lejos de no ejercer coacción, la poesía ejerce una influencia a veces evidente, a veces subconsciente sobre las estructuras mentales de los individuos lectores u oyentes. La existencia del 0, desde milenios pasados representaba la evolución mental de una civilización y en la actualidad el código binario, tarde que temprano codifica la naturaleza misma y la realidad, sin el cual no podríamos estar comunicándonos ahora, es una continua relación dialéctica entre el 1 y el 0. El poeta Rodolfo Hlousek intenta explicarnos que la anarquía, como ya no puede ser un Estado Político debido a la globalización del Estado-nacional neoliberal, inevitablemente sobrevive como un estado mental, a la vez que desde la poesía se puede reconfigurar la naturaleza y la cultura, como lo pedía Huidobro. En ese sentido, el análisis del anarquismo y de su representación histórica, la cultura mapuche tiene mucho que decir, debido a su particular colectivismo, o ausencia del Estado como ente administrativo. No se debe mal interpretar, ni siquiera pensar que la cultura mapuche no haya tenido organización, y nada puede existir sin un mínimo grado de organización, incluso hasta los grupos más anarquistas la tienen, sino que el colectivismo es una forma de organización política, social y económica, basado en la reciprocidad y no en la acumulación, en el repartir y no en el ostentar, en el parlamentar y no en el acatar. No confundir con el corporativismo de los Nazis. El anarquismo de 0 (Orden) entonces, intenta mostrar que ningún individuo debería decirle a otro lo que tiene o no tienen q hacer o pensar. En ese sentido, reconfigura la realidad, proponiéndonos un Estado imaginario en que los ministerios son nombrados por él, colocando ciertos poetas como representantes de esas carteras también imaginarias. El poeta juega con un rol parecido al de un Presidente de una República, de su República poética-imaginaria, donde se da el derecho autoproclamado de elegir quien debe representar sus ministerios, desestructurado el orden social y político como ya lo evidencia Saavedra en su prólogo. El poeta experimenta una anarquía con el cuerpo, entregándolo como ofrenda al delito, al mejor estilo punk. Desde los años 70 el movimiento punk disgregó con fuerza los cannones del establischment, a veces sólo como pose, otras veces usando un discurso anarquista, tanto en sus letras, en su evidente vestimenta, en sus actos, como su baile violento, o su música, llena de guitarras desenfadadas y fuertes, en ese sentido nos dice: “Mi cuerpo es una ofrenda para el delito/El cuerpo es un delito/ Delito es un gesto/ Todo gesto es subversivo”.
Su misión última es la deconstrucción de las estructuras mentales y sociales de la sociedad industrial consumista y Hlousek nos propone bien un gesto subversivo, entendiendo una subversión letrada, desde la letra y el papel. No una subversión de real como la huelga de hambre Mapuche. Es que el poeta en última instancia no puede vivir fuera del sistema, (es periodista), a veces lo intenta y nos dice: “Vivo en un cuarto/ ...Ese cuarto se llama Chile”, no como Virginia Wolf en su cuarto propio para poder escribir, en cambio vive en un cuarto por necesidad, pero al editar un libro, entra al sistema a decirnos que los sistemas ya nos atraparon como nos propone Luhmann, que sólo podemos liberarnos mentalmente, que no se puede ir más allá en el anarquismo, sino uno no existe, claro, conozco un poeta llamado Abraham Sandoval, inédito, tan o más profundamente anarquista como Hlousek, pero al estar inédito no existe y en ese sentido no es un 0, el 0 existe en su relación dialéctica con el 1 y ambos codifican todo el universo, es esa relación con el otro la que nos otorga nuestra identidad, el cero no es la nada. Y en ese sentido la identidad de Hlousek es la del anarquista que intenta deconstruirlo todo, identidades, nacionalidades y se entrecruza con el Tecnopachas de Saavedra, intentando deconstruir la chilenidad, entregándoles tintes morbosos, semejando el concepto nacionalidad con la morbosidad de la pederastia y la pornografía y nos dice: “Mi país es largo y duro, chupame la Patria”.
Se ríe de las siglas que lo codifican todo, en esa actitud chilena imitadora del modelo estadounidense de codificar todo con siglas, ya me lo dijo mi esposa colombiana, aquí en Chile le ponen siglas a todo, si le dije, es que aquí se quieren parecer a Estados Unidos. Hlousek se ríe de ello en el poema “Siglas, USA/RED/PDI/CNI/DRI/UCT/LAN”, de la incapacidad del chileno y el ciudadano neoliberalizado de usar un lenguaje rico y de esa tendencia atroz, enferma, empobrecedora de reducirlo todo. El hablante lírico, busca una salida a estos aprietos culturales, y lo encuentra en el alcohol, su poema; “Como haremos para llenar las botellas”, es una muestra que existe una válvula de escape, el alcoholismo como una manifestación de rebeldía, a veces conciente, a veces inconciente frente a un estado mental impuesto desde el gobierno y desde la iglesia, a las instituciones, personas y relaciones personales, como lo evidenciara Foucault en su Microfísica del Poder. Cita el hermoso verso: “Que verdad si lo único que sabes es mentir”, como señal de los tiempos que corren donde todo es imagen y por ende todo es mentira. Se refugia en la pobreza, en la humildad, acusa la luminosidad del estrellato, que otros poetas tanto buscan equivocadamente, contándonos que es la peor oscuridad y autodefine su identidad como poeta con sus amigos poetas, cuando dice que junto a ellos es el único lugar donde puede ser feliz, un verdadero anarquista, como él quisiera y se siente mal en el periodismo y no le acomoda la academia y le molesta la organización político administrativa de Chile y la intelectualidad chilena. A veces deja ver algún dolor amoroso en un poema, claro algunas mujeres no quieren ver un poeta anarquista, ni en tinta, y lo mandan a suicidarse; “No me dejó responder/ pidió que me callara/ que tomara la soga/ me la pusiera al cuello/ y me colgara/ de un puente ferroviario”.