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La imaginación en las alturas

Kariak-Mujer Indígena, El Arte de Kalane Indakotxea

Por Rodolfo Hlousek Astudillo

“Yaces en el rincón más empolvado de la memoria,
te pareces a mi madre,
cuando me abrazas vuelvo a sentir
los calzones mojados de mi inocencia”

Poema de Roxana Miranda Rupailaf
(Fragmento)

 

Al evocar logro sorprenderme por segunda vez con el libro de la poeta. Un giro en el lenguaje entre la sangría, aquel dolor prolongado en el libro; un soporte, una bitácora, otro método de justicia a las comunidades indígenas en el alto Perú y la(s) Amazonas. Un laberinto hacia la imaginación y los escombros de una América sitiada entre conquistadores, dictadores y una economía hegemónica y homogeneizadora. Luego, la institución nacional.

Desde Chillán podríamos hacer coincidir dos obras en la búsqueda de la memoria y la resurrección: Jorge Campero, desde Bolivia llegó a nuestra plaza con El Jaguar Azul y Cielo Con Serpientes, su revista; y Kalane Indakotxea, con Kariak-Mujer Indígena. Transcribimos: “Este libro que rompe el esquema de presentación habitual, no tiene las palabras introductorias de algún amigo, poeta o representante de alguna organización, como una muestra de solidaridad con la lucha solitaria de las mujeres indígenas amazónicas”.

Campesina y joven inmigrante de su comunidad, se formó en el mundo occidental, concluyendo la carrera de geología, en palabras de la autora reproduzco: “Desde niña me sentí insatisfecha, incompleta, buscando respuestas a mi piel, a mis costumbres, a mis sueños, a lo que veía, a esas premoniciones extrañas que me asustaban y no tenían explicación.

La inquietud de ver más allá, de comunicarme con seres desconocidos, de escuchar sus voces, esta rebeldía de siempre, este no bajar la cerviz. Y escogí las ciencias geológicas buscando respuestas lógicas a la presencia de las estrellas, a la formación de la tierra y ellas me acercaron (…) a la certeza de un gran creador.

Mi carrera de geóloga me ha deparado la satisfacción de llegar físicamente a los lugares más lejanos de la amazonía, mi profesión de mujer me permitió acercarme a los pueblos indígenas amazónicos y poder a través de ellos recuperar mi origen, encontrar mi lugar”.

Este periplo la llevó a concluir la obra compuesta de 30 cantos, ül o poemátika etnográfica, intercalados a fotografías de la artesanía de su pueblo, pero revisemos su obra. A continuación Duelo (dedicado a Irinea Bardales. Mujer Kakataiba. Madre, dirigente, profesional, luchadora social y amiga). “Soy una india descuartizada/ tiran mis miembros cuatro caballos de hierro/ desgarran mis ligamentos/ me siento NADA/ la lluvia rompe el dique  de este dolor estampado/ tímida…reptante sale del pantano/el ave errante de las alas cortadas/ya no hay nidos en el camino hacia la luz/ talaron los árboles y me quedo quieta/ ¿quién pintó de negro este amanecer luminoso? / ¿quién apagó cada estrella y la vistió de luto?/ soy una espora que flota y queda sin fuerzas/ nudos los brazos y las muñecas…/ boa que se desliza sin fuerzas dentro del agua.// Tengo el rostro pintado con los signos de duelo de mi pueblo/ india inmortal…/ india de arena que desaparece con el viento.// No me mires… estoy comiendo las cenizas de mi pueblo”. Este poema va acompañado al lado izquierdo de una data que señala el lugar donde fue escrito el texto: “los Kakataibos. Pueblo amazónico de la familia lingüística Pano, los kakataibos se reconocen a si mismo como “uni”. Habitan en la selva central (…). Fueron contactados por primera vez por los misioneros franciscanos, en el año 1727 (…)”.

En la presentación de su libro, invitada por el grupo literario Ñuble, Kalane, se refirió a la problemática social vivido por consecuencia del movimiento guerrillero Sendero Luminoso, cito: “La mejor manera cuando no conoces algo es tildarlo. Así tú puedes eliminar a gente. Cuando entró Sendero Luminoso a las comunidades, el ejército lo defendió. Primero mató más de 80 mil personas, y de esas, por lo menos mató a 35 mil  indígenas amazonas. Esta matanza fue muy fuerte”.

Refiriéndose al movimiento indígena, necesario también de comprender las demandas socioculturales en Chile, dice: “El movimiento indígena, nació en Perú hace 150 años como organización.  Entonces querían tomar el control de estas grandes organizaciones amazónicas, y la única manera que tenía Sendero de entrar fue a través del miedo”.

En Chile, esta compleja situación de vida y muerte, se puede leer en las obras de Graciela Huinao, Roxana Miranda Rupailaf, Maribel Curriao, Adriana Pinda, entre otras que nos muestran en sus poemas el costo de sostener la(s) diversidade(s).

Cobquecura, septiembre del 2008.-             

 

 

 

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