Historias de campamento, es una escritura de la deuda por decir: pan pan, vino vino, para referirse concretamente a los paisajes reales o mundos ciertos, registrados en primera instancia por Rubén Cifuentes Silva; poeta que levanta su voz en esta obra que nos representa, incluso hace temblar a los gorriones sobre los tendidos en la población. Este libro es una sucesión de voces confluidas, de certeza diaria, la habilidad ajustada a la página en este soporte que anhela ruedo. Práctica discursiva que inscribe lo contemporáneo en diversos escenarios compartidos, donde el autor no queda conforme con relatar subjetividad, sino que problematiza la situación social, los deseos, la ritualidad, su propia juventud, el paisaje geográfico, los quehaceres de la cultura y lo subkultural.
Historias (o relatos) de campamento, logran ser cristalizados a nuestro modo de andar, como un pan diario ganado con esfuerzo; alimento que por sí mismo, es cotidiana metáfora -y no, exclusiva de los escritores o vates que arrogan el oficio-, sino que retórica transversal a todos los universos del pueblo-pueblo, como se señalaba al vox Dei, donde nace la fraternidad, mirando la esperanza, sentada en la esquina del testimonio.
A continuación, cito algunos pasajes de la obra (sin caer en falsa admiración, aunque ya está dicho que el libro lo defiendo entre mis lecturas), tal como las obras de los poetas de la generación del 27’ [en España], sean Miguel Hernández y Federico García Lorca (et al.) y, los textos comprometidos socialmente [Chile], cerrando el convulso siglo XX, en la pluma de los autores Alfonso Alcalde y, José Ángel Cuevas, entre otros. Pero vayamos a la cantata de Cifuentes: “La gente sabe lo que pasa/ La gente calla/ Pero sabe lo que pasa […]. “CADA DIA TIENE SU AFAN”/ Decían los viejos de la calle/ Y en rigor/ Esa es la esperanza.” O, “Porque yo vi desde niño/ Como los techos volaban/ Cuando arreciaba la lluvia/ la casa se inundaba/ Y había que salir corriendo pa´, el albergue/ Hasta que la lluvia “MERMARA” decía la abuela/ Para volver a la rancha.” También: “La palabra correcta/ Es siempre la palabra adecuada/ Con la que se entiende a diario/ Que para más no alcanza/ Porque la cosa está dura/ Y hay que comer mañana […].”
La estrategia del padrelascasino, es una poesía de lo cotidiano, con el ritmo riguroso que da lo precario. Es un discurso escrito bajo la lluvia, denuncias al trabajo mal pagado, considerando rupturas en el habla, mediante apócopes: pa’; o, palabras en sintagmas usados popularmente en el español de Chile: “Cada día tiene su afán” [Duech: diccionario de uso del español de Chile]; como si el día nos hablara y de eso se trató realmente, se hace urgente recuperar las palabras que usamos bajo el sabio cielo del sur.
Finalmente, quisiera argumentar todo lo descrito con la siguiente definición: “Hablar de discurso, es, ante todo, hablar de una práctica social, de una forma de acción entre las personas que se articula a partir del uso lingüístico contextualizado” (Casamiglia & Tusón: 2002). Cifuentes, es consciente de las herramientas del orador, frente a las problemáticas del presente, sin separarse del estilo del pueblo, los modos de resistencia y sin perder el garbo de provincia.
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Historias de Campamentos, de Rubén Cifuentes Silva : Palabras con el sabor del día a día
Prólogo Por Rodolfo Hlousek