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Presentadores: de izquierda a derecha: Daniel Pinda Martel (editor), Cristian Otero Pérez (autor),
Andrew Campos Vivalos (prologuista) y Rodolfo Hlousek Astudillo (crítico literario).
 



“VIENTO NEGRO”, OTRO SONIDO, O SALUD POR LA VIBRACIÓN AUSTRAL!
LA ÓPERA PRIMA DE CRISTIAN OTERO PÉREZ





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Primero es justo agradecer a la Junta de Vecinos de la Población Pichicautín, Temuco, por facilitarnos este espacio para presentar un libro de poesía*. Lo segundo es comprometer a las y los creadores a continuar desalambrando los espacios, y abrirnos a la vida. Este sector se fundó el año 1935, gracias a tomas de terreno de sus vecinos. Así, es urgente contextualizar dónde nos ubicamos, sobre todo, cuando las instituciones más fosilizadas, entre ellas, las casas de educación superior de la comuna, muchas veces han causado tropiezos, dolores, debido a su costumbre por la burocratización, las que, sin embargo, siguen creyendo estar en la verdad absoluta del acontecer de la época.

Otero (Puerto Montt, 1989) nos trae desde el sur su primer libro, su ópera prima: “Viento Negro” (ediciones Martel, 2019). Obra que reúne textos desde su adolescencia, hasta el presente, compilando un total de 29 poemas, en verso libre. En su prólogo, está escrito en clave reflexiva desde Puerto Aysén, en el transcurso de la primavera de 2018. Cito: “La homogenización del tiempo, las acciones del día, nuestra funciones, los quehaceres propios, nos han encauzado a dejar de lado la interrogante del sentido de la vida. La gran pregunta humanista poco a poco se desvanece, resonando solo en algunos rincones de este espacio llamado tierra. Sobrellevamos día a día nuestra existencia total y absolutamente desorientados, alienados, aferrados a cosas sin sentidos, siendo distante a la realidad.” Es decir, es una obra con el carácter de un viento negro austral y con una grafía con carácter, o verso corto. Así también, en su obertura señala: “Sobrellevamos nuestra existencia sumidos en la inmediatez, no existe la reflexión. Todo se ha vuelto en un ir y venir de información rápida, encriptado en simbologías las cuales se vuelven indescifrables.”
Asimismo, Norval Baitello jr., desde el campo de la comunicación, nos declara la siguiente reflexión en torno al uso malversado de la imagen: “El ser humano joven es cada vez más temprano a acceder sin restricciones a los padrones de las informaciones y los comportamientos adultos. El niño y el adolescente son vistos, sin consideración y sin restricciones, como “consumidores”, y son sometidos a un arsenal de imágenes educacionales, informativas, comportamentales, publicitarias y comerciales sin precedente en la historia.” (2008: 33).

De este modo, la poemática de Otero o el programa lírico de éste, su primer libro, se refiere a la capacidad de asombro como una tabla que ha saltado a la cresta y sin este artefacto, dónde nos podremos apoyar a mirarnos, lxs unxs a lxs otrxs?...


Su autor y el libro
Recuerdan ustedes grafitis en las calles exclamando: “¡Libertad a Otero!”. Justicia sin remedio. Aquí recuerdo la exhortación en el siglo XIX de Jhon Arthur Rimbaud: “Me armé contra la justicia”, como una mordida feroz a la comunidad,  aquella que ingresó confiada a la modernidad, lamentablemente sin retroceso, salvo las comunidades en resistencia, las que hoy son un hecho social planetario (de las que no hablan los validados-conglomerados medios de comunicación), porque, ya no es ambiguo decir que todo lo que se juró ante la bandera, son solo palabras endeudadas ante nuestros ojos, para eso es el viento negro, para agitar puertas, ventanas, techos y ojalá despertarnos de bruces. 

Viento Negro, a mi parecer, se puede leer en tres claves: a) Testimonio construido durante 3 meses en la cárcel de Temuco el año 2009. Al bardo, además de preocupar a su familia, sus compañeros, por un hecho que no cometió y que posteriormente fue puesto en libertad (como una pieza menor de un lego), es necesario decir que ni siquiera se le pidió disculpas públicas, incluso, por trabar su proceso de estudiante de lenguaje y castellano de la Universidad de La Frontera y, que el compa Otero, logró destrabar para concluir su profesorado.

Mi segunda hipótesis, es que este libro es una herramienta de emancipación ante el tuberculoso mundo, observando el fuego negro, que es merecedor de un hermoso caos, hundiendo sus manos frente a las imágenes de un Nuevo Hiroshima, bajo una Luna negra.   Cito Pared contra pared: “Y despierto de pronto/ como perro enjaulado. //Pared contra pared/Muralla contra muralla. //Golpeando nuestras cabezas/en este patio abandonado/lleno de hombres tristes/ lleno de hombres crueles/ perversos, mentirosos y viciosos/ que condenados a ver la puerta cerrada/ deambularán como perro enjaulado/ Pared contra pared/ muralla contra muralla/ esperando que los días terminen, / que los inviernos pasen/ y dejar de observar los mismos rostros/ escuchar las mismas historias y dejar de golpear sus cabezas (…).”

Mi tercera propuesta, arriesga en el lenguaje, como una única herramienta de transformación social y cultural. Hagamos el ejercicio imaginario de vernos plenos en bosques húmedos y vírgenes, ¿cómo nos comunicaríamos?, ¿cómo llamaríamos al amor negro?, a la madre luna y al padre sol. No creo que seríamos bestias con la única capacidad de gruñir, como nos han estereotipado, más bien, escucharíamos las aves, el correr de los ríos, el agitar de las hojas de los árboles, el viento y el silbar de las estrellas en el firmamento. Escribiríamos en la arena, las piedras, en los tejidos, mancharíamos de leches vivaces nuestros cuerpos. Engendraríamos felices y corteses.  Así era nuestra tierra, todavía así es, solo que nos falta escuchar nuestros signos o códigos naturales y libres. Cantándole a la amada.


Conclusión
Por último, agradecer al compa Otero por su consideración a invitarme a presentar su libro. Única presentación.

Recuerdo esos días de mi juventud, cuando gracias a la confianza de la profesora de la facultad de Humanidades, Verónica Contreras, pudimos dar curso al taller de creación simbólica, en la que participó Martina Paillacar, Cristian Cayupan, Otero, et al. Cuando nuestra única intención era comunicarnos.

En frecuencia con otro gran copiloto, Carlitos Baudelaire, a quien leímos anoche, junto al poeta local PatoGu (Patricio Gutiérrez), el libro titulado Consejos a los jóvenes literatos. Cito: “Hoy por hoy hay que producir mucho, de modo que hay que andar de prisa; de modo que hay que apresurarse lentamente; pues es menester que todos los golpes lleguen y que ni un solo toque sea inútil. Para escribir rápido, hay que haber pensado mucho; haber llevado consigo un tema en el paseo, en el baño, en el restaurante (…). Cubrir una tela no es cargarla de colores, es esbozar de modo liviano, disponer las masas en tono ligero y transparente. La tela debe estar cubierta -en espíritu- en el momento en que el escritor toma la pluma para escribir el título.”

Adelante compa!. Tú ya trazaste otro de los tantos caminos posibles.

Rodolfo Hlousek Astudillo
Doctorando en Comunicación
Universidad de La Frontera – Universidad Austral

 

*En dicha presentación estuvo presente una banda de jazz, Leo Matus y Tordo Azul, el poeta Juampayo, Iván Antilef,
poesía de la Resistencia.  Y libros de la editorial Martel. 
Temuko, 15 de febrero de 2019.-

 

 

Juampayo (poeta)

 

 

Leo Matus, e Iván Antilef, Poesía de la Resistencia



 

 

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Por Rodolfo Hlousek Astudillo