Oh, Dios, si aún existes
si aún sobrevives a esta civilización
y abres una puerta, responde
aunque no seas lo que siempre hemos creído
responde!
Ah, si el silencio no me diera en los oídos
tantos alfilerazos.
Sh sh sh sh quiero que el silencio se calle.
Quiero saber bien qué dicen estos gritos.
Aoaoaoao ao ao a maravillosa droga
que nos das una inyección de olvido
Pero después ¿qué justificación buscarle a todo esto?
El cerebro gira trescientos sesenta y cinco días al año
no pára y sigue no pára y sigue arrugado como el mundo gira
mi habitación dentro del mundo gira
sigo niñita bajo estas arrugas
yo no sé qué hago aquí amarrada a mí misma para no explotar
sin testigos, soplando como el rinoceronte de ionescu.
Voy a saltar detrás de Dios
quiero ver quién lo empuja, si hay otro Dios más inmenso
que le sopla al oído, que le sujeta la antena.
Aquí yo también juro decir la verdad y sólo la verdad.
No soy un plagio futurista de la vida.
No creo en este mundo. No creo en los doctores que hacen el
bien gratuitamente a la humanidad. No creo en las madres
ni en las drogas que me liberan a mansalva.
Mi mano me destruye y no me sigue. No es cierto lo que digo.
Apenas soy un gusano con necesidades metafísicas
que quiere amanecer pero le falta el sol.
NO quiero escribir esto que escribo.
No soy lo que acepta la Real Academia de la Lengua Española,
estoy hablando desde el fondo y soy muda.
(Esto quiere decir que mi corazón es más grande que yo.)
Vivan las voces incultas de los pueblos que aman y son mudos.
Y gritan con la lengua aplastada en los diccionarios
como una gallina muerta.
Ah, Dios, continúas sin vergüenza golpeando el cielo
esta vez soy yo quien no te abre. Te castigo. Hoy no te invento.
En esta noche de verdad
en que ya el ojo de Dios no se inmiscuye por todas partes
como una tía curiosa
el único consuelo que nos queda es comernos el corazón
si al final todos seremos cadáveres
caídos en guerra contra Dios.