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Poeta
y profesora chilota
Rosabetty
Muñoz: ''La poesía es un espacio de resistencia''
por
Ignacio Vidaurrázaga
El Mostrador, 13 de Febrero del 2006
''Las salmoneras son la punta
del iceberg'', dice esta escritora nacida y radicada en Ancud, refiriéndose
al cambio del paisaje en esa isla mítica donde se ve ''de
inquilinos a chilotes que fueron dueños y señores
de su tierra'' y se tiene de alumnos ''a chicos que no ven a sus
padres en todo el día porque se han convertido en asalariados
de las pesqueras''.
“Mi madre recitaba poesías larguísimas, que había
aprendido en las escuelas de Chiloé” cuenta Rosabetty Muñoz,
nacida en Ancud en 1960. Desde su titulación como profesora
de castellano, ha ejercido en distintos establecimientos educacionales
de Chiloé. Ha publicado Canto de una oveja del Rebaño,
(1981); En Lugar de Morir, (1987); Hijos, (1991); Baile
de Señoritas; La Santa, historia de su elevación
(1998); Sombras en el Rosselot (2002) y Ratada,(2005).
Su poesía está incluida en diversas antologías
de Chile y Latinoamérica.
Concibe su trabajo “como un proyecto circular en cuyo centro está
Chiloé y toda su carga”. Lo afirma en su casa familiar, llena
de recovecos, desde la que parece “vigilar” el ingreso al archipiélago
de todos quienes cruzan el puente “Pudeto.” Ha recibido diversas distinciones
por su trabajo, entre otros: Mención de Honor en el Premio
Municipal de Poesía de Santiago (1992- 1999); Mención
de Honor, Premio Pablo Neruda (1996); Premio Pablo Neruda, por el
conjunto de su trabajo (2000); Beca Fundación Andes (2000);
Premio Consejo Nacional del Libro por “Sombras en El Rosselot”,
como mejor obra inédita; y Beca para escritores profesionales
del Consejo Nacional del Libro y la lectura (2005) para escribir su
última creación.
Esta poeta-profesora vive por estas semanas un agitado verano. En
Castro el 7 participó de la entrega del premio municipal al
querido obispo saliente Juan Luis Ysern. Justo, después de
encontrarse con el dúo Schwenke & Nilo de gira, presentando
su volumen 8. Mientras, el 17 próximo, inaugurara junto a otros
creadores una muestra en Ancud a partir de su último trabajo
“En Nombre de Ninguna”.
Definiciones
-¿Luego de décadas de hacer poesía, cómo
definirías tu trabajo?
-A lo largo de estos años, me he dado cuenta que muchas de
mis tendencias iniciales, persisten. La poesía en tanto forma
de expresar pero también de comprender y participar en el mundo;
el lenguaje como forma de establecer una realidad otra, distinta o
cuando menos, que sirva para iluminar aspectos de ella escamoteados
u ocultos. La poesía, como columna vertebral que define todos
los demás aspectos de mi vida. Creo que mi trabajo ha sido,
hasta ahora, fiel a ciertas etapas de mi vida y del tiempo en que
se gestaron, así, cada texto responde a la contingencia pero,
creo, supera la circunstancia para abarcar un territorio mayor.
-¿En que medida esa "fidelidad" se ha roto con
la experiencia?
-Me explico con un ejemplo. Mi libro “Hijos” y tal vez “Baile
de Señoritas” muestran una etapa de marcada reflexión
en torno a la cultura de Chiloé y al trabajo de resistencia
que debía hacerse. Las palabras “conservación” “resguardo
“ eran cotidianas así como el empeño en recordar una
forma de vida en riesgo; sin embargo, en los años siguientes
he visto cómo el atrincheramiento en los restos de un pasado
no permiten ver con claridad lo que viene, ni lo que es la realidad
hoy. Apuesto ahora más por poner atención a los cambios
evidentes, dejando claras la crisis y el desmoronamiento; me parece
peligroso e irresponsable contribuir a la imagen de un Chiloé
incontaminado y paradisíaco. Por eso, considero que “Ratada”
es un punto alto de mi escritura, allí se concentra el sedimento
de los males que acechan este tiempo y que trascienden ampliamente
los cercos geográficos.
Chiloé
y sus tensiones
-¿Cómo expresa tu trabajo escritural los cambios
que está experimentado este archipiélago?
- El gran tema de mi poesía, el sentimiento que sostiene
todo el andamiaje es la situación de pérdida, la conciencia
herida de quien ha sospechado y percibido un modo otro de hacer las
cosas, un mundo más humano. La situación de archipiélago,
mi cercanía con ciertas islas más pequeñas y
con lazos familiares en la ruralidad, instaló un imaginario
que sirve de sustrato a partir del cual observo y participo de la
realidad. Mi actitud es crítica, básicamente porque
percibo la degradación de las relaciones humanas, de los valores
humanos esenciales que dan su identidad a la cultura chilota. Desde
el negocio con las tierras que ha hecho retroceder décadas
el sentido de la propiedad y la independencia del isleño, hasta
la proliferación de la basura en los caminos, convirtiendo
al desecho en símbolo de decadencia; todos son signos de un
sistema cruel, en extremo poderoso que va minando las conciencias.
-Respecto a las salmoneras y su influencia en transformar el "paisaje
humano y físico de Chiloé ¿Qué reflexión
haces?
-Las salmoneras son la punta del iceberg. A mí me duele tanto
la transformación del paisaje como el ver de inquilinos a chilotes
que fueron dueños y señores de “sus cuatro palmos de
tierra”; o tener de alumnos a chicos que no ven a sus padres en todo
el día porque se han convertido en asalariados de las pesqueras.
Muchas casas en los campos donde siempre había fuego prendido
y una taza de agua caliente para el recién llegado son ahora
fríos espacios abandonados mientras sus dueños se amontonan
en los márgenes de las ciudades más grandes del archipiélago.
Que se enriquezcan los empresarios salmoneros sin invertir en Chiloé
es un dato más de la causa; que los canales interiores del
archipiélago exhiban el feo espectáculo de flotadores
de plumavit sintoniza a la perfección con los clubes nocturnos
y las whiskerías, donde muchos jóvenes sueñan
pertenecer al sistema, entregados a esa embriaguez.
Chilota y mujer
-¿Es posible referirse a tu poesía como una propuesta
lárica y de género entre otros sentidos que la cruzan?
- No me gustan nada las etiquetas. Pienso que es cómodo “ubicar”
la poesía en nichos donde rápidamente son absorbidos
u olvidados, quiero pensar que escribo sin responder a ninguno de
los estereotipos. Por lo menos, quiero estar alerta para desmontar
una y otra vez las trampas de escribir en este lugar de Chile y desde
mi condición particular de mujer. Quiero reiterar, que ambiciono
ser leída como una poeta, una voz que aporta en el mapa tan
necesario de la palabra sin apellidos.
-Entonces, ¿cómo influye ser mujer y vivir en Ancud
desde siempre..?¿Qué sería, a tu juicio, la "provincia"?
- No he dicho que tales rasgos no influyen, más bien me
sitúo conscientemente desde cada uno. Todo artista tiene una
situación, un origen, un medio, un contexto que lo marca. Además,
he elegido esta forma de vida, en mi caso coincide el lugar de origen
y mi opción vital de permanencia. Insisto en que el trabajo
es sostener una palabra que indague en esta identidad, que contribuya
a romper estereotipos, que no se limite donde quieren arrojarla algunos.
El trabajo de
hoy
-¿Cuales son tus proyectos en estos momentos?
- Acabo de terminar un trabajo que he denominado “En Nombre
de Ninguna” que me tiene aún exaltada, pienso seguir puliendo
un tiempo estos poemas. Ricardo Mendoza de “El Kultrún”, hizo
un precioso libro-objeto con el texto pero, por definición,
este tipo de ediciones llega sólo a unos pocos escogidos. Entonces,
mis planes más urgentes son publicar este trabajo para una
mejor difusión. Además, en torno al tema del poemario
ha surgido la idea de convocar a una Muestra Artística que
incluye a artistas como Menashe Katz, José Triviño,
Mariana Matthews, Guillermo Grez, German Arestizábal, Verónica
Muhr, Verónica Zondek y otros. Esta muestra será inaugurada
el próximo 17 de febrero en la Sala Challanco de Ancud.
-Sabemos que te interesa transversalizar disciplinas y expresiones
artísticas, ¿cómo es tu experiencia al respecto
desde Ancud y Chiloé?
- El proyecto que estamos trabajando responde a una tradición
nuestra. En plena época de formación bajo dictadura,
la forma de expresar y difundir estaba ligada a colectivos que compartíamos
los precarios medios. Mientras más unidos y mayores recursos
creativos usáramos, más amplia iba haciéndose
la convocatoria. Hay experiencias señeras como los poemas de
Clemente Riedemann en la música y voz del Dúo Schwenke
& Nilo; o las revistas Aumen ilustradas por Edward Rojas y otros
artistas. En la actualidad, he funcionado mucho conservando este sistema
de colaboración. He realizado trabajos como “Todas en Mí”
con la artista plástica Verónica Muhr; “La Santa” un
trabajo audiovisual con fotografías de Mariana Mattews y montaje
de Ricardo Mendoza. Ahora mismo estamos preparando un libreto lírico-
dramático con la poeta Verónica Zondek. Lo más
cercano es la muestra a que hacía alusión antes.
-Por último, ¿qué desearías desde
las políticas oficiales, con relación al apoyo que los
creadores del sur requieren?
-Primero, que nuestra calidad de escritores sea reconocida sin
el rótulo” de provincia” y, corrigiendo eso, las políticas
gubernamentales deberían contemplarnos para difundir más
ampliamente nuestro trabajo tanto en el ámbito nacional como
en el extranjero. Me gustaría que compañeros sureños,
por ejemplo, fueran invitados a Ferias del Libro internacionales.
Creo que para la misma legitimación frente a lectores prejuiciosos,
es un lastre que se nos presente como “escritores de regiones”, simplemente
somos escritoras y escritores.
Así escribe:
(hasta las ratas huyen)
Cruce la plaza atormentada Ninguna huella de
la santa. Hasta las ratas huían Del temporal en pleno aumento.
Y un torbellino de hojas Arrancadas del suelo Dificultan la vista.
A lo lejos Una figura suspendida en el aire
(no puedo asegurarlo)
Lo último que veo Entre pestañeos
desesperados Es un letrero en la ventana miserable “Dios ama a esta
familia”.
De Ratada, Lom Ediciones, Santiago de Chile,
2005.
Fotografía: Mariana
Mathews