El humor muestra inteligencia y cumple un servicio público. No es necesario inventarlo, porque la realidad es pródiga en ofrecer ilimitados ejemplos para reír y sonreír. Si existe una criatura para la risa y para las lágrimas es el ser humano. Parece connatural a la especie. Formamos parte de motivos, actuaciones y simulacros, los que, indudablemente, desnudan ínfulas y pretenciosas poses.
Reinaldo Marchant (Santiago, 1958) es un novelista de trayectoria. También ha escrito crónicas y meditaciones. Su bibliografía es extensa y de calidad probada. Un nuevo libro ratifica lo dicho: Bromas de payasos pretenciosos (2024).
Se trata ésta de una historia de seres disparatados, excesivos de gestos y francamente simuladores. Sus personalidades: un programa de encarnar un papel que comienza con antifaz y acaba por estrellarse, sin gloria, en la inexorable condición humana.
“Orgulloso de su vasta estampa bíblica, solía aparecer solo en días estivales porque el frío le empapaba los huesos, tomado del brazo de su pomposa Emperatriz, saludando empalagosamente a los transeúntes, haciendo una dramatizada reverencia de artista que no dejaba a nadie indiferente”, se dice del Paisano, protagonista de la novela.
Los desplantes y el descaro de los caracteres quedan bien representados en sus nombres y apodos, aunque tales rasgos de sobreabundancia delirante es directamente proporcional a un entorno dispuesto a convertirse en claque de todo desvarío. De este modo, el dinámico sucederse de las imposturas resulta envolvente y contagioso. La realidad, en estos “payasos”, es la representación; jamás la solidez genuina de existencias con propósito de ser. En los hechos, unos y otras conforman un tinglado de la farsa.
El ambiente conformado por el elenco provoca hilaridad, sin dejar de lado cierta conmiseración. Después de todo, la parodia que ejecuta cada uno en los episodios se convierte en mueca y palabrería sobre un vacío. Trátase de una humeante atmósfera, siempre propicia de alguna nueva ocurrencia. Parecieran juramentados al momento de animarse mutuamente y de convenir en ser tan vacuos como ridículos.
Séquito del Paisano y la Emperatriz son: Pancha Parada en la Hilacha, René de Francia, Marcela mi Ángel, Lucerito, la Virgen, Julián María de Ordóñez y algunos nombres históricos que merodean estas páginas.
Pero el novelista no se conforma, en su libro, con proponer solo un pasatiempo al lector. Los retazos del mundo marginal sugieren una extensión de alcance amplio, sin reserva. Cada uno de los personajes echa mano de sus propias desmesuras y asiste a compartirlas con los demás.
Reinaldo Marchant consigue el propósito de desnudar el artificio, la farsantería y el exhibicionismo que ha copado la realidad social, desde hace algunas décadas, entre nosotros. Cuando suelta los caracteres y percibimos sus deformidades alcanza notables efectos narrativos.
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Los bromistas de Reinaldo Marchant
"Bromas de Payasos Pretenciosos" (2024)
Por Juan Antonio Massone