Un asunto sorprendente para un lector empedernido es descubrir una obra bien escrita, que atrape desde la primera línea con una sucesión de misterios literarios que lentamente parecen ir resolviéndose, pero que finalmente ofrecen un final abierto, es decir, que permiten que se prosiga desarrollando en la mente del ávido leyente.
Esta notable novela de Miguel de Loyola ofrece ese menú, acompañado de una buena copa de vino tinto, con sabor a vino, lúcidamente ordenado en treinta y cuatro capítulos que no sueltan la presa.
En pocas y decorosas palabras, “Bajo el arco de triunfo” (Signo Editorial) cumple con todos los requisitos literarios para ser considerado como un bello, ágil y ameno texto, y quizás uno de los más importantes publicados en los últimos años bajo el siútico panorama nacional.
Su autor demuestra calidad y habilidades para construir un volumen de largo aliento. La narrativa expuesta a ratos evoca pasajes de Camus y Ernesto Sábato, por la atmósfera densa y existencial de los principales protagonistas.
Todo comienza casi ingenuamente con la llegada de un enigmático correo de una mujer desconocida, consultando por el paradero de un ignoto escritor criollo llamado Manuel Gutiérrez.
La consulta viajó desde Francia y fue emitida también por una enigmática parisina, Dominique Duchamp, generando un sabroso triángulo amoroso entre los tres personajes, y dando inicio a un material literario elaborado con oficio, cohesión, sarcasmo y gran manejo de economía lingüística.
A cuenta gota la trama se va desencadenando y se sabe que Manuel Gutiérrez ya pasó a mejor vida, que la francesa es una maravillosa incógnita y que al personaje central le importa un carajo compartir una historia llena de interrogantes, donde la certeza no existe y la nada conduce a un sublime festín de la vida.
En medio de la búsqueda, un cúmulo de materiales lineales y congruentes va enriqueciendo los hechos, fortalecen sin duda la historia, juegan con el tiempo, las peripecias, y se incluye a actores circunstanciales que aportan al propósito.
El engranaje y la tensión van en aumento, y el lector no se detiene hasta concluir esta bien lograda novela, pensando en aquella misteriosa francesita que indagaba por un muerto que, se dice, fue una lumbrera y un aventurero escritor, sin que se registre entre ambos explícitamente algún antiguo tórrido romance.
Gran texto, sin duda.
Con una cuidadosa edición. Se lee como avión, se disfruta, alegra la vista, deja una agradable sensación al paladar. Es un valioso aporte a la narrativa y novelística chilena.
Un libro que debiera ser valorado y distinguido, simplemente porque no es aburrido y tiene esa escasa rareza llamada singularidad.
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com BAJO EL ARCO DE TRIUNFO
Miguel de Loyola.
Editorial Signo, 2020, 152 páginas
Por Reinaldo Edmundo Marchant