22 de junio de 1986. Estadio Azteca de Ciudad de México. Argentina versus Inglaterra. En un sencillo televisor, con mi pequeño hijo de tres años en brazos, solos en un cuarto, celebramos aquel inolvidable triunfo de Argentina contra Inglaterra. Ese día se tituló de genio Diego Armando Maradona.
29 de junio, mismo estadio y ciudad, Argentina superó a la poderosa Alemania y levantó la Copa del Mundo. Nunca festejé tanto una victoria futbolera, más encima con mi retoño en brazos, una caricia de la vida.
25 de noviembre del año 2020, mi hijo, ahora en la curva de los treinta años, me avisa: ¡papá, murió Maradona! Pocas veces quedé tan inmóvil por una noticia, invadido de recuerdos, de nostalgias, apabullado de una tristeza que cuesta explicar. Ese día supe que amaba eternamente al Pibe de Oro.
Casi a seis meses del fallecimiento de Diego, Mago Editores publica el libro “El 10 Maradona”.
II
A Diego Armando Maradona se le reconocen extraordinarias virtudes en una cancha de fútbol. Regates, destreza, gambetas, y una velocidad eléctrica sosteniendo el balón con la punta del botín como pocos lo lograron.
El Pelusa dibujaba flores en el césped. Y quizás sea el futbolista más elegante y vistoso que ha pisado un campo de juego, con un estilo único e irrepetible. Cuando estaba en un campo de juego, un hierro magnético, prodigioso, encantaba la vista.
Sobre su historia se han escrito libros y canciones. Los relatos de sus legendarios goles se venden en los quioscos de la ciudad. Con su reciente fallecimiento, nació la leyenda, aunque el mito estaba instalado en el colectivo humano cuando levantó la Copa del Mundo en México 1986. Sin duda, un genio, al igual que Pelé y Messi. ¡Tres perlas de nuestra sufrida Sudamérica!
Este conjunto de historias que presentamos, es un homenaje a través de cuentos de fútbol, por autores chilenos, al Cebollita de Villa Fiorito, a aquel pequeñín pobre, inocente y humilde, con la cabeza llena de sueños, que desde una cancha de tierra anhela defender a su Selección Nacional y levantar el máximo trofeo del orbe.
No sólo conquistaría aquello. También regaló alegría en abundancia. Ya sin su presencia, se extraña sobremanera la pintura que derramaba con sensible pincel próximo a los pies de los adversarios.
Estos relatos no guardan relación con su biografía ni, menos, con el catastro de sus fabulosas jugadas. La relación se halla en lo más preciado por él, la pelota, los hinchas, el recuerdo de partidos, de jugadores, y un montón de anécdotas nacidas estadios abarrotados de apasionados fanáticos.
En los numerosos cuentos y crónicas, las letras pican buscando el arco rival, reconstruyen instantes de gloria, elogian los buenos desempeños y, en lo sucesivo, castigan al árbitro, ese mal invento que convive con los insultos de la popular.
La pluma de los escritores, desliza como vertiente esa dosis de emoción y salpimientan con amplificación aquellos episodios pasados y presentes, donde hubo tribuna con espectadores, y un estadio terroso, perdido en un pueblo, esperando el brote de una perla, justamente un Maradona.
De los invitados a este partido, poco tienen en común, salvo lo que importa: amar y transportar el fútbol con un lápiz a la hoja en blanco. Cada cual, en un rincón de la cancha o del camarín, dándose ánimo y demostrando habilidades para plasmar tentadoras historias futboleras.
En esta Antología, quizás la primera publicación en esta línea por estos lares, los hay avezados (o casi) y camadas nuevas, como en un buen plantel del balompié, conviviendo detrás del mismo objetivo: evocar momentos, hazañas, entrenadores, réferis, excesos y francas mentiras, en pocas palabras, seguir dialogando de fútbol.
Porque no existe en el planeta otro tema que se discuta tanto como este deporte, ¡ni siquiera la pandemia pudo acallar el poético sonido de un balón rodando detrás de la gloria!
Aquí están contenidas las nostalgias de acontecimientos, clubes, episodios, textos poéticos, figuras legendarias, el grito de un gol dudoso en tiempo adicional, narraciones de tardes en el césped, ocurrencias festivas, en definitiva, relatos que expresan aquel vínculo entre la imaginación literaria y los inventos que un desvergonzado crack maniobra de cara a la multitud.
Como dice Jorge Valdano, “Dos juegos (fútbol y literatura) que tienen diferentes métodos de expresión y que resultan compatibles a fuerza de ser distintos”.
¡Todo esto en honor del barrilete cósmico, Diego Armando Maradona!
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MARADONA 10.
Reinaldo Edmundo Marchant