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"NO PUEDE SER TAN POCA COSA"
«Misión Circular», Rosabetty Muñoz. Editorial Lumen, Santiago, 2020, 328 págs.

Por Pedro Gandolfo
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio. 15 de marzo de 2020



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La antología de la poesía de Rosabetty Muñoz propuesta en Misión Circular es, quizás, una de las más temerarias de la serie que en Lumen viene haciendo el editor Vicente Undurraga. El propósito de la misma se encuentra explicado al final del libro, pero la lectura ya lo va dejando visible: una doble inversión cronológica, un ir desde el presente (2019 con Ligia y De técnicas para cegar a los peces) retrocediendo de poemario en poemario hasta el origen (1981: Del canto de una oveja del rebaño) y, de vuelta, desde Hijos (1991) y Ratada (2005) hasta un grupo de inéditos de reciente escritura llamado "Veteranos", precedidos todos —por su categórica belleza"— de "A Rimbaud", un poema de 1978, al que se le concede la función de "arte poética".

La circularidad, el ir y venir, la constancia de ciertas figuras, la presencia del paisaje, el alejarse y regresar a ciertos temas, quedan, en efecto, patentes en esta antología. Rosabetty Muñoz ha estado rondando en sus diez libros publicados preguntas, fantasmas y apariciones que la acometen desde distintos ángulos, pero que son los mismos tras la variedad multiforme de sus versos que, por momentos, parecen recursos de que se vale la poeta para ir conjurándolos, para ir estableciendo algún trato mínimo con ellos, un pacto de sobrevivencia, una serie de artilugios de conservación y contención contra lo que a grandes palabras podría llamarse "el mal".

La poesía de Rosabetty Muñoz, si bien arraigada en un territorio, se ubica lejos de lo "lárico": en su Sur y su Chiloé predomina un carácter fantasmagórico, despedazado, náufrago, turbio, degradado, con una permanente referencia a otro paisaje anterior a la caída, sin que, con todo, la emoción resultante sea la nostalgia sino una suerte de fastidio y pertinaz pertenencia a ese paisaje y a sus habitantes tal como son ahora, en su deterioro, en su feroz realidad, en medio de la cual, solo a veloces fogonazos, Muñoz hace aflorar lo luminoso, "la flor de la dicha / que estalla unos segundos / y perfuma, al extinguirse / los demás momentos del día".

En su poesía, escrita con un lenguaje sintético, apretado, directo, lo femenino, la figura de la mujer transita por los bordes pedregosos y ásperos de la vida, es una resistente, una luchadora, en medio de una perenne tempestad, cuyo punto de mayor adversidad es acaso la "erosión del significado" al que alude un verso de "Ligia", mujer que a menudo emerge no solo como figura solitaria, sino que la voz suya apunta a un colectivo, a un "nosotras", a una comunidad de mujeres signadas por la misma fatalidad. La maternidad rota, el radical y desnudo deseo femenino y la religiosidad distorsionada (la extrañísima figura de "la santa") son las vertientes que van diseñando un cosmos poético enrarecido. Porque Rosabetty Muñoz evade con su imaginación subversora las líneas más manidas y comunes, construyendo un paisaje desmañado, de un lirismo oscuro, en que el componente repulsivo o inarmónico posee un lugar, e incluso articula con su sombra el poema y la resistencia.

Si el lector, sin perjuicio de esta ordenación, compara los poemas escritos de modo casi contemporáneos, los cuales aparecen al principio y al final del texto, digamos "Ligia" con "Veteranos", el ritmo de la poesía parece en estos últimos relajarse, soltarse, incluso gráficamente los versos respiran, dejando espacios de silencio y pausa, saltos, lo que da para pensar en que los inéditos abren una nueva etapa, son el portal de un poetizar que atraviesa la "misión circular". Aunque es difícil de mesurar en este ámbito, en la poesía que precede a "Veteranos", es decir, toda su poesía publicada hasta antes de esta antología, la carga, la intensidad emocional, el complejo de emociones y pensamientos encerrados en cada poema, es grande. No hay lugar apenas aquí para la debilidad en el decir. Lo dicho busca ser dicho con el máximo compromiso de la poeta, como si en ello estuviese dando cumplimiento a una misión insoslayable. En "Veteranos", a pesar de que biográficamente la autora está lejos de esa fase, se presenta como una "veterana", una voz que entra en el horizonte de la vejez, no solo del cuerpo, sino de aquella dimensión en la que "los huesos síquicos flaquean", al decir del epígrafe de Pablo de Rokha, que precede el poema. La serie posee una curiosa mansedumbre, muy en su estilo nunca lineal y unívoco, siempre con dosis de desasosiego, del cual se puede citar el siguiente poema: "Vas dejando como un reguero / modos de amar / querías el amor como un río plácido / en el que hundir tus pies / Un río que acoge y refresca / descansar en su agua transparente".

Misión circular confirma a Rosabetty Muñoz como autora de una poesía de factura impecable, poderosa y personal. Extraordinaria.



 

 

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«Misión Circular», Rosabetty Muñoz. Editorial Lumen, Santiago, 2020, 328 págs.
Por Pedro Gandolfo
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio. 15 de marzo de 2020