Como miembros del Colectivo de Escritores de los Pueblos Abandonados, consideramos la candidatura al Premio Nacional de Literatura año 2024 de nuestra compañera Rosabetty Muñoz, tanto una oportunidad de manifestar nuestra admiración por su trabajo, como una instancia de reflexión sobre ciertos elementos del campo literario cultural chileno. En él nos movemos sintiéndonos en una periferia lejana al centro y aportando con formas de actuar desde nuestros territorios que son resistencia y alternativa, buscando reconfigurar las visiones políticas geoculturales y representando modos de hacer y escribir que percibimos deformados, manipulados o invisibilizados por una hegemonía metropolitana.
A continuación las breves intervenciones de algunos de nuestros miembros, respondiendo a la pregunta: ¿Por qué el Premio Nacional de Literatura para Rosabetty Muñoz?
La poesía de Rosabetty Muñoz encarna un proyecto inédito en la poesía chilena y sienta un precedente personalísimo en Hispanoamérica. Se trata de una mujer que viaja con su isla en el zurrón y allí instala una literatura que traduce las grandes erosiones existenciales, pero que se hace cargo profundamente del territorio y lo proyecta en imágenes difícilmente superables. Libros como “Hijos” o “Ratada” constituyen un imaginario en expansión, la enciclopedia de un grito insular, los diferentes rostros de la metáfora. Su obra es plenamente merecedora del Premio Nacional de Literatura, en virtud de la solidez de su trabajo poético.
Oscar Barrientos Bradasic, escritor (Punta Arenas)
Escuché la voz poética de Rosabetty Muñoz y me pareció entender su poesía como una aguda observación de la casa, entendida como el gran espacio fundacional de la memoria. Como si la casa fuese un camino lleno de señales de ruta y esperanzas que debemos explorar. Como si la puerta principal de todas las casas, al abrirse, aparentemente hacia el mundo, den inevitablemente hacia adentro. Puertas. Portales. Viajes. En ese sentido Rosabetty sabe caminar en la oscuridad sin perderse entre el comedor y la cocina. Como si hubiese leído muy bien las advertencias del maestro; los versos de Juan Luis Martínez quien escribió: "Esta casa no es grande ni pequeña, / pero al menor descuido se borrarán las señales de ruta / y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza."
Oscar Petrel, escritor y músico (Puerto Montt)
El reconocimiento a la poesía de Rosabetty Muñoz vendría a ponderar con justicia y visión toda una generación de poetas regionales del sur de Chile que han desarrollado su obra con oficio, belleza, filoso sentido crítico y un nada de chovinista sentido de pertenencia territorial. Hablo de poetas que han levantado una obra “a espaldas” del centro pontificador y canónico. Sin grandes aspavientos mediáticos y gran rigor intelectual, Rosabetty Muñoz resume lo mejor de esta tradición: en ella se reúnen la crítica a las expresiones salvajes e injustas de la modernidad tanto para con el paisaje natural como cultural; la recuperación de la memoria privada y discreta de la provincia; así como la reflexión atenta a los asuntos del poder desde la ciudadanía de su género. Me parece que cada uno de sus libros y hasta su labor como profesora de liceos y talleres literarios hablan de eso: del compromiso poético y político de la poesía en la crítica y reconstrucción permanente del espíritu perdido de la comunidad.
Antonia Torres Agüero, escritora (Valdivia)
El sentido de lo nacional en su articulación con lo literario alcanza en esta obra a la vez profusa y austera —desde Canto de una oveja del rebaño a Técnicas para cegar a los peces y la antología Misión Circular— una virtuosa tensión estética y geocultural que hace posible la emergencia constante de nuevos y viejos territorios, capaces de cuestionar la lógica extractivista que ha guiado la relación del centro con la periferia, sean estas localizaciones corporizadas en términos de espacio, etnia, género o edad: de capitales y provincias, de hombres y mujeres, de los seres humanos y la naturaleza, del pensamiento occidental y otras comunidades y visiones de mundo. Con ello, Rosabetty Muñoz ha contribuido a complejizar —siempre a partir de sus notables ejecuciones formales— lo que entendemos como nación y, específicamente, como poesía chilena.
Mario Verdugo, escritor (Talca).
En días de especulación fondarística, sé que Rosabetty Muñoz redactó un proyecto para viajar a las islas a realizar sus talleres a vecinxs y mantener, como lo hizo su madre con ella, el fuego de la lectura viva. Así lo hace también en la prensa local, cada semana comentando libros, sin que haya pago de por medio por la página que redacta hace años. En la puerta del espacio que ocupa como taller de trabajo, el logo de la educación pública la emparenta con la tradición poeta educadora de Gabriela Mistral. Sobre las páginas de Hijos parecen distribuirse las palabras como si fueran las islas del archipiélago. En esta superficie y territorio marca un camino de ética, creación crítica y denuncia de la vida en los pueblos abandonados mixturada por los elementos identitarios y esenciales, con la dureza y sensibilidad necesaria en sus palabras.
Cristóbal Gaete, escritor (Valparaíso).
Como colectivo apoyamos a la vecina chilota Rosabetty Muñoz al Premio Nacional de Literatura, a pesar de que siempre cuestionamos la forma en que este premio se gestiona, sobre todo en un país en que suele privilegiarse la especulación y el eventismo, por sobre la producción efectiva y real de obras. Además, en este caso se trata de una necesidad de afirmación territorial. No sólo es una voz insular, cuyo trabajo de producción poética va más allá de la palabra impresa, sino que se robustece con su trabajo educativo y en su labor doméstica, que incluye la cocina y el trabajo de la tierra, así como la esquila, la corta de leña, la cocina. La palabra de Rosabetty es una de vigilancia de un modo de ser y estar, los dos modos del to be que solemos articular, y que también incluye la acción de habitar. Rosabetty es una poeta asilvestrada, qué duda cabe cuando en su texto rastreamos los signos de un zoomorfismo que define, paradojalmente, la humana insularidad que le da sentido a su obra.
Su obra escrita es vasta y potentísima, Ratada es su opera magna, creo, y sobre todo hay que recalcar su poética del suelo terrígena que nos inunda y que determina, en su certeza retórica, a todos los que pertenecemos al colectivo Pueblos Abandonados.
Marcelo Mellado, escritor (Placilla de Peñuelas)
La desgarradora honestidad de sus imágenes, la música del territorio y las voces de su pueblo, el amor a Chiloé y su gente, la calidez sin sentimentalismo de su forma de habitar la tierra, la inteligencia, sensibilidad y valentía de su proyecto, la responsabilidad artística y social con la se mueve por el mundo llevando a Chile dentro, me hacen pensar que Rosabetty Muñoz merece el que se considera el reconocimiento más importante que este país le puede dar a un poeta. Y yo entendería la concesión de este premio como un significativo mensaje a todos quienes escogemos escribir desde la provincia, a quienes entendemos que la opción de vivir lejos de los centros de poder simbólicos y económicos es una opción no solo válida, sino necesaria. Chile también es provincia, el centro puede estar en muchos lugares, la vida también transcurre fuera de Santiago, y Rosabetty Múñoz lo entiende y representa ese camino.
Cristian Geisse Navarro, escritor (Vicuña)
Apoyo la candidatura al Premio Nacional de Literatura de la poeta Rosabetty Muñoz, porque viene desarrollando una labor poética constante con originalidad y calidad desde hace al menos cuarenta años. Esto desde un territorio, como la isla de Chiloé, lo que reivindica el arte descentralizado. Rosabetty Muñoz, desde su mirada comunitaria de hacer literatura, me representa y tal vez representa a otras y otros escritores que desarrollamos literatura y talleres en regiones. En la poesía de Rosabetty Muñoz podemos hallar un sentido de protección hacia el territorio y las culturas locales amenazados por factores externos relacionados al capitalismo y al extractivismo, problemas que se evidencian en otras partes de Chile, y por los cuales es necesario sacar la voz desde nuestras trincheras.
Rodrigo Ramos Bañados, periodista y escritor (Antofagasta).
Por la presente comunico mi apoyo a la postulación de la poeta Rosabetty Muñoz al Premio Nacional de Literatura. Su obra constituye no sólo una lectura profunda y sensible de la tradición del sur de Chile sino una mirada certera a los estragos de la vida cotidiana en el país, la memoria, nuestro dolor, el mapa, los territorios y múltiples imaginarios que revelan como dice la poeta: "calles humeando iguales / bajo un sol descolorido (...) Idénticas gallinas picoteando sobras y niños jugando en las acequias".
Muñoz ha construido una poesía de la resistencia, una voz crítica y fuerte que no busca elogiar con melancolía o construir un paisaje contemplativo de nuestra identidad, parajes y su gente. Su poética es certera y demuestra un dominio del lenguaje sin pretensiones. Poesía desromantizada, alejada de la postal de pueblo. Estamos ante una voz cargada de verdad y brío que se erige como uno de los proyectos más auténticos y arriesgados dentro de la poesía nacional contemporánea, por lo cual resulta indispensable reconocer su producción y trayectoria, la cual comprende obras como Canto de una oveja del rebaño, Ratada y Ligia.
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¿POR QUÉ EL PREMIO NACIONAL DE LITERATURA
PARA ROSABETTY MUÑOZ?