En el Día de la Poesía, retomo mi lectura de las Obras Completas de Maha Vial, editadas por Ediciones El Kultrún de Valdivia en el reciente 2021. He estado yendo y viniendo de sus páginas como encontrándome con Maha, citándome con esa voz que se despliega en algo más de 700 páginas con fiereza y ternura.
El prólogo de Yanko González Cangas & Ricardo Mendoza Rademacher es un acto de amor total hacia una poética y una vida de la cual sus versos son sólo una parte, la cumbre nevada de la cordillera; la punta del iceberg. Se nos declara que los siete libros publicados en vida por la poeta, son superados por los inéditos que se incorporan a este libro en su totalidad.
Como experiencia de lectura, diré que los primeros poemarios de Maha, para mí, vienen con el sonido integrado de su voz y movimientos corporales junto a la experiencia de los años 80 compartiendo poesía como un acto político de resistencia allá en Valdivia. Su figura menuda, sus ojos inquisidores, su entrega en cada presentación como intentado salir del cuerpo está ligada con la acción de los artistas y estudiantes que formaron una poderosa fortificación contra la dictadura.
Constelaciones, dice Octavio Paz. Eso me parecía el tiempo valdiviano, unos días hinchados de imaginación en que no perseguíamos la figura única, no la lucha por llenar el escenario. El brillo de las obras de cada uno, nos enriquecía a todos; ella más que nadie, alejada del protagonismo mientras se consumía en la búsqueda de sentido, de su propia voz. Ese era el proyecto enorme, no aspiración de fagocitar a los demás.
Y se trata del cuerpo esta poesía, de la materia densa de un cuerpo y su lugar a contrapelo de lo correcto, de lo legitimado institucional. Le pesan de todas las formas de discurso con que ha sido marcada desde la infancia: la iglesia, la educación, la censura del espacio público. Uno a uno, en estos libros vamos asistiendo a cómo se construye el propio ser desde el castigo de ser otra, distinta, feroz. En esa búsqueda de un lugarejo donde desplegar su desobediencia, trastoca el lenguaje (“dejando vegetar los mocoides y la miseria que se niega a morírela”) explora en la expresión con dibujos, disposición de las palabras en la página, frases envolventes que se enroscan, reptan, mueven por la hoja en blanco. Todas las formas posibles para decir el dolor intenso de existir y preguntarse por el mundo que expulsa a los diversos, a los que no se someten al “buen vivir”.
Instala su propio código moral que acoge a los abandonados, ternura por las feas, piedad por la vejez, por las perdidas; se trata de una poesía que abraza a los perdidos del mundo desde la compasión entendida como los griegos “acompañar en su pasión” no desde afuera, no como espectadora sino que sumida hasta el cuello en la experiencia del sufrimiento no solo propio sino de todos los que se han marginado o son extraños. Callejera, sola, se siente como perenne el macho que está fuera del devenir de estas voces doloridas, lejos de los privilegiados. Esta voz, cada tanto, alega a Dios quien parece no ver lo que ocurre, a qué nos ha condenado. Y, a pesar del desgarro, esta poesía se permite ironizar: la muerte alcanza a todos, incluso a las buenas, a las perfectas.
Así como se huye de la aceptación por la normalidad, se descree del asunto de pareja única, reglada, de la familia, así como se vocifera por el amor carnal entre mujeres, ardor genital, sexo contra sexo, cuerpos fuera del deseo oficial; asimismo se escamotea también la corrección / reglas de la lengua. Se prefiere representar el habla, saltarse la sintaxis, tomar el pulso ardiente de la boca marginal. Así transmite más que contenido, una desesperación de toparse con lo convencional en cada palabra, la poeta se aventura en los ríos de la expresión popular y en el desconyuntar de sílabas, la creación de nuevos términos, de transformar el idioma. Hay un afán dolido de retorcer la lengua para obligarla a irse a la calle, a ensuciarse, a servir a los que no tienen cómo decir el tormento de vivir.
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com El dolor como otro órgano del cuerpo: Maha Vial
"Obras Completas de Maha Vial", Ediciones Kultrún, 2021, 736 págs.
Por Rosabetty Muñoz
Publicado en El Insular, 22 de marzo de 2022