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“In Extremis”: El arte como artefacto de deconstrucción política y poética.
Entrevista a dos voces: Rodrigo Vega y Marcelo Velmar.

Por Rony Núñez Mesquida

Escritor y columnista en Le Monde Diplomatique, Chile.




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Ana María Pérez Rubio en su ensayo “Arte y política. Nuevas experiencias estéticas y producción de subjetividades” asevera: “El arte se configura como una forma de vida autónoma y como un proceso de autorrealización que se vincula con sus posibilidades de compromiso político. Así, para Rancière (2010), el ámbito estético es común tanto a las artes como a la política y es allí donde se determinan los cambios sustanciales en la representación”. Ese “proceso de autorrealización” en “In Extremis” (Coedición Editorial Das Kapital y Glück Libros) asume una abierta revelación, donde la fotografía de Rodrigo Vega, acompañada de los textos poéticos de Marcelo Velmar, nos entregan un artefacto lleno de simbolismo, donde es el arte el que resignifica la ocupación de los espacios públicos; espacio donde miles de artistas anónimos hicieron de los muros del centro de Santiago un espacio de resistencia, a la vez que un testimonio de una revuelta cuyos efectos políticos aún respiran vivos y vigentes en esas paredes, aunque fuera su aura, más allá que se borraran por la intolerancia de una élite que aún lame las heridas de su propia derrota.

Tal como lo señala Alex Chellew en el prólogo: “El Arte registrado en “In Extremis”, se presenta como un mirador personal de la historia, de esa historia que quiere contar Rodrigo Vega de manera armada y como un todo, para luego fragmentar a propósito las imágenes e invitar a los lectores a sumergirse en los detalles de las obras y en los versos grafitis de su amigo-poeta Marcelo Velmar”. De esta forma, el libro funciona con fluidez y elocuencia, donde la sucesión de imágenes, como oleajes sucesivos de una mar sólo en calma en su superficie, testimonian la enorme energía que miles de gargantas reunidas, y que hoy ya son parte del imaginario colectivo que recorrió el mundo entero.

A su vez, el contrapunto de los versos del Poeta Velmar llevan la apuesta estética-poética-política de “In Extremis” más allá y aportan emotividad, vivacidad y memoria.

“Y fueron las calles, convertidas en cauce…
como un torrente colorido fluye la grande multitud”.

“El río de la historia va dejando señales en los muros.
Pero así como nuevos ojos se abren al asombro,
muchos otros, se apagaron con horror…”.

Así los versos dialogan con el fabuloso trabajo fotográfico de Rodrigo Vega, simbiósis donde la irreverencia se devela en cada imagen, en cada consigna que da cuenta del despertar nuevamente del pueblo como sujeto político y que impugna el fracaso de este modelo de desarrollo, a la vez que vislumbra un nuevo comienzo, en medio de una represión sin precedentes en este Chile supuestamente democrático.




Es en medio de estas barricadas acompañadas de arte callejero, donde Rodrigo Vega coloca el lienzo y deconstruye sus composiciones, al tiempo que Marcelo Rojas nos retrotrae a la reminiscencia próxima de aquellos primeros días de octubre de 2019, cuya herida aún sangra en los ojos de Gustavo Gatica o Fabiola Campillai, pero que su arte callejero se ha encargado de inmortalizar: son los nuevos voceros cuyas imágenes respiran en las paredes en medio de lacrimógenas. Más la poesía arremete nuevamente y se enfrenta a la violencia destemplada:

“Chile es la tribu colorida que despertó el eco de la tarde
el eco de las calles, el ruido de las cacerolas.
Desde la tribu de colores,
un solo alarido para el hartazgo,
un grito sin fondo para los ojos
de todo el mundo”.

Hago una pausa para escuchar las voces de sus autores, recorro parte de esos afiches que pueblan las inmediaciones de Plaza Dignidad. Nos reunimos en un café en medio del toque de queda, uno de los más largos del mundo que ha pretendido acallar y apaciguar a la tribu (mera quimera de sables abyectos). Estas son sus palabras, tras la espléndida composición de su trabajo en conjunto.




Rodrigo Vega: “El origen del libro surge del registro espontáneo”

1.- ¿Cómo surge el proceso creativo que arriba a la construcción del libro?
R.V: Me parece importante señalar en primer lugar, antes de hablar del proceso creativo propiamente tal, que el origen del libro surge del registro espontáneo (circunstancial) que realicé en una mañana de recorrido en bicicleta por la zona neurálgica de las manifestaciones y resistencia de la ciudadanía en Santiago de Chile, y justo antes de que el alcalde de derecha de Santiago (Felipe Alessandri), convocara a “limpiar y borrar los rayados de las paredes”. En dicho recorrido por la ciudad, realicé más de 2000 fotografías, las que luego de revisarlas me percaté de la potencia simbólica y estética de las muestras artísticas que se plasmaron en las paredes de la ciudad, análisis que se profundizó luego de ver que efectivamente, se había materializado la desaparición de lo que hacía solo dos semanas había fotografiado. Es desde ese momento en que mi proceso creativo como tal, (preparación, incubación, iluminación, verificación) comenzó desde lo íntimo y personal, sin la linealidad con la que uno muchas veces comienza un proyecto, sino más bien en esta oportunidad, bastante más orgánico y flexible, quizás por la propia experiencia vivida en el desarrollo y surgimiento de estas manifestaciones en espacios urbanos y de las participaciones en el movimiento social…el conocimiento y lo vivido estaba (está) muy a flor de piel, muy real y cargado de una energía social tremenda. Por tanto, ya lo estético-urbano y la trascendencia histórica- social, se vislumbraban como primeros ejes a profundizar. De esta manera, comienzo la selección de imágenes y en este proceso inicial se me ocurre mostrar estas imágenes, lo más nítidas, files y naturales posibles, en su totalidad en el paño o parte del muro en que la obra se instalaba, pero a su vez visualicé extractos, partículas o micro encuadres que por sí solas se constituyen en objetos con valor compositivo y estético. Esta suerte de deconstrucción más ligado a lo planteado por Jacques Derrida, me sirvió para que la fragmentación de la obra cobrara, bajo mi perspectiva, sentido conceptual. Ya a estas alturas (dos meses de la toma de las fotografías), la decisión de hacer un libro de registro estaba tomada y con una pre maqueta modelada, convoco a tres actores claves (que finalmente participarían del libro-objeto) Gerardo Anabalón, Diseñador; Marcelo Velmar, Poeta y Alex Chellew, Artista Visual, para que opinaran del avance realizado. Es en este momento, en que lo que era algo personal e íntimo comienza a fundirse en algo colectivo y de alguna manera transdisciplinar, llevando a articular visiones y prismas del como poder aportar a la mirada original del registro y fortalecerlo desde el punto de vista del objeto libro. Ya no sería sólo fotografía, sino un diálogo -matrimonio entre lo plástico y la literatura. Los versos que se integran, por sí solos se transforman en una pausa a la imagen y en un karma que cada cierta cantidad de imágenes nos interpela frente a la historia vivida y a la memoria. Y finalmente, todo los versos juntos, surge como un único poema que sintetiza estéticamente el contexto en el cual surge el libro.

2.- ¿Qué referentes tienen cada uno de los actores y que advierten como influencias en este libro?
R.V: Se me dificulta hablar de referentes propiamente tal, uno siempre comete injusticias al respecto, pero sin perjuicio de esto me gustaría responder parte de la pregunta en función del arquitecto que soy, a riesgo de no responderla a plenitud. Mi primer referente en mis proyectos, siempre a ha sido “el territorio”, el cual nos habla más allá de lo físico, del habitar la ciudad, caminar en sus transformaciones y sus fenómenos sociales, culturales e históricos a mí me entregan ciertas certezas o más bien incertezas y preguntas, que forman un muy buen punto de partida en el análisis crítico para comenzar un proyecto. Dicho esto, en términos de referencias no puedo dejar de mencionar a Sebastião Salgado, fotógrafo cuyo trabajo y sensibilidad a mi manera de ver, capturan y reflejan la evolución de la naturaleza humana en territorios determinados y los fenómenos que allí ocurren. El libro se inspira en esa lógica de la sensibilidad que las imágenes y textos deben aportar. Desde la perspectiva coyuntural y contemporánea si se quiere decir, no puedo dejar de mencionar a Marcel Duchamp como un referente artístico para mí, toda vez que “In Extremis” valora de alguna manera obras de muchos anónimos que con fuerzas propias, voluntad, sin academicismos marcados (más bien muchas técnicas juntas) integran el acontecer cotidiano y contextual (movimiento social) a expresiones artísticas, aportando según mi opinión a la concepción de la belleza y del valor de una obra. También mencionaría a Huidobro desde la perspectiva y visiones estéticas en la búsqueda política (con el propósito de transformar el mundo y en la que el poeta tiene el rol de crear una vida de belleza para la humanidad). Finalmente, hay referencias o más bien guiños en cuanto a las obras registradas al trabajo de artistas urbanos como Blek le Rat y Banski quienes transforman las murallas, en pizarras que nos cuentan y muestran situaciones que ocurren en la sociedad y nuestras culturas, que denuncian apuntando con un sentido artístico hacia lo establecido.




3.- ¿Cuál es la proyección estética y política del libro?
R.V: En principio y como muchas cosas de la vida, uno emprende proyectos sin esperar mucho a cambio y para uno mismo (el goce de crear o producir simplemente) pero lo que ha pasado con este libro ha sido bien notable en cuanto a la sintonía con un momento histórico de Chile (del mundo por qué no?) y con el acercamiento a espacios de conversación en cuanto a temáticas relacionadas con el arte público y el impacto que éste pueda tener en el hacer ciudad, para así colaborar activamente al desarrollo de una comunidad crítica y reflexiva. Desde la estética propiamente tal, el libro pretende contribuir a lo que Fidel Sepúlveda Llanos se refiere como : un “un camino posible para sondear una identidad que a ratos es difusa, esquiva y difuminada”, por tanto, este libro-objeto registra desde los más profundo una parte de la cultura contemporánea recogiendo lo tradicional contestario de los movimientos sociales de Chile, el arte en los muros representa lo genuino siendo “arte-vida”, y se toma la ciudad para vestirla con colores populares, interpeladores y pregnantes, invitando a remirar el establishment y a invertir las jerarquías, tal carnaval de la Tirana o cualquier fiesta popular. Desde lo político, el libro se transforma en sí mismo en un objeto- archivo de memoria, de testimonio histórico de uno de los procesos sociales más relevantes de Chile y de testamento artístico comprometido con la sensibilidad de un país. Lo que intentó borrar la derecha inconsciente, ignorante, y una vez más desde el poder y no por la fuerza de los argumentos, resurgió y resurgirá mil veces, y en eso In Extremis, pretende abrir caminos hacia lo que llamo “conciencia activa”, vale decir a la participación fundada, creativa, propia y popular que contribuya a la recuperación de nuestra dignidad, la de todos y en especial a los que la han perdido o no tienen opciones de un Chile mejor.

4.- ¿Cuál es el rol que los artistas jugaron desde el inicio de la revuelta en Chile hasta la actual coyuntura?
RV: No me puedo imaginar el movimiento y la resistencia sin la participación de los artistas, ya que no vislumbro a la ciudad sin su vestimenta y adornos de cientos de murales, grafitis e intervenciones, y desde esa realidad, los artistas se transformaron desde distintas plataformas en intérpretes de la contingencia, las demandas ciudadanas y muchas veces en los verdugos del poder, transformando por ejemplo las calles en galerías públicas y espacios de expresión colectiva. Las acciones de artistas anónimos y los no tanto, se manifestaron con fuerza y yo diría con la dignidad que el arte le enviste, en innumerables intervenciones en muros y monumentos, acciones e intervenciones con performances o acciones disruptivas, registros visuales, gráficos y escritos, codificando y mostrando desde las distintas disciplinas el cansancio y descontento por la situación que el sistema político establecido, ha gobernado por años al país, siendo los artistas y sus obras eco del reclamo del pueblo que lucha y cree necesario un punto de quiebre con los modos establecidos.

Dentro de las diciplinas y hechos acontecidos de la revuelta popular, me parece interesante destacar el rol de los miles de “fotógrafos anónimos”, sumados a los profesionales, que registraron en diversos formatos los acontecimientos en plazas y calles de todo Chile, masificando las imágenes a través de redes sociales y todos los soportes disponibles, lo cual sigue sucediendo y nos permite ir observando y conociendo, muchas veces con crudeza, las diversas caras de este movimiento que ya ha dado su primeros frutos, al lograr hace muy poco una constituyente con mayoría de las fuerzas populares, esas mismas que han salido a las calles por demandas no sólo para ellos , sino que para todos los habitantes del país.




Marcelo Velmar: “… In Extremis es un ejercicio de memoria…sobre todo cuando esa memoria colectiva, ha sido intervenida, violentada” Quisiera en primer lugar, dar gracias por este espacio de difusión y transmisión de saberes, que aproxima el arte y la cultura de los países. Agradecer también de manera significativa, a quienes participaron e hicieron posible el lanzamiento y presentación de In Extremis en el mes de abril. A las poetas Margarita Bustos e Isabel Guerrero, quienes facilitaron las plataformas de su Revista “Mal de ojo”, para transmitir a toda Latinoamérica, al poeta Peruano Gian Pierre Codarlupo, quien amablemente presentó una reseña del libro desde Madrid. A nuestra cantante Nacional Lucy Helena, quien nos acompañó interpretando su canción “Plaza de la Dignidad” tema muy alineado con los contenidos de In Extremis. A todos ellos muchísimas gracias….

1.- ¿ Cómo surge el proceso creativo que arriba a la construcción del libro?.
MV: Se trata en mi caso, de una invitación de mi amigo Rodrigo Vega, quien realizó una serie de muchas fotografías, que registran imágenes, pinturas, grafitis, arte público en las calles y paredes aledañas a “Plaza Dignidad”, punto neurálgico del centro de Santiago de Chile, donde se generaron las mayores manifestaciones ciudadanas, a causa del “estallido social” que encendió los corazones de muchos chilenos, desde la alegría, la desazón y episodios muy dolorosos. En ese contexto, muchas de las imágenes creadas en los muros, desde el 18 de octubre de 2019, fueron burdamente borradas con pintura blanca, por parte de brigadas de la Municipalidad de Santiago; hecho de una violencia desatada desde las trincheras gubernamentales, que siempre vieron amenaza en el descontento de la gente, reflejado en las calles de mil maneras. Rodrigo logró dejar registradas muchas de esas imágenes borradas, con la idea de publicar un libro de imágenes relativas a este episodio que marca un hito en la historia nacional. Luego me invitó a revisar su propuesta y en la conversación surge la idea de acompañar las imágenes con poesía, con palabras que de alguna manera también dieran cuenta en clave poética, de lo que se rescata en el libro. Acepté gustoso la invitación y comenzamos a trabajar en la idea, en hacer conversar de manera armónica, su trabajo fotográfico con algunos poemas que van dando señales, de los hechos ocurridos a partir del 18 O en Chile. El ejercicio fue muy fluido, por muchas razones, fundamentalmente por la cercanía y amistad que nos une, por los años de trabajo en rincones apartados de Chile a través del Programa Servicio País, donde estuvimos involucrados en proyectos de desarrollo comunitario, con el obvio agregado de ingredientes artísticos, como una manera de acercar el arte al ciudadano común. Por tanto el diálogo y los acuerdos fueron rápidos, las ideas fluyeron y se estamparon en el resultado de “In Extremis”, donde fuimos dos, unidos en un solo discurso, de denuncia y sobre todo de rescate de la memoria histórica y ciudadana. De ahí en adelante solo fue afinar los temas de diseño, edición y difusión.

2. ¿Qué referentes tienen cada uno de los actores y que advierten como influencias en este libro?
MV: Soy poeta y claramente mis referentes principales provienen del mundo de las letras, de la gran tradición poética de nuestro país y del mundo. En mi país hay mucha poesía de calidad, tenemos dos premios Nobel de Literatura, representantes de las letras nacionales, que ya son planetarios. Me quedo con el mensaje poderoso de Mistral en su acción política, sus discursos, ensayos artículos y mucha de su poesía denuncia situaciones sociales que afectaban (y siguen afectando) el buen vivir de las personas en Chile y Latinoamérica, dando cuenta de la fricción permanente, entre el ejercicio del poder y el sometimiento de los vulnerables de siempre; ella es muy poderosa en ese sentido, desde la denuncia. Me despertó la locura escritural temprana, Vicente Huidobro; me iluminó Federico García Lorca, para mí una gran influencia, me quedo también con la tradición de los simbolistas y parnasianos Franceses a quienes conocí desde adolescente y volví a re-conocer en las clases de Literatura Universal del Profesor, poeta chileno Sergio Hernández: los delirios De Rimbaud, el asombro que genera Baudelaire, Mallarmé, Verlaine, en fin una escuela de la que todos, de una u otra manera, profitamos, o debiéramos profitar. De la actual poesía chilena, creo que al menos en esta construcción para “In Extremis”, hay miradas, guiños a la poesía de Raúl Zurita, a la denuncia, a la memoria, a ciertas imágenes de la poética de Diego Maquieira, a la visualidad de Parra, de Juan Luis Martínez. Sin duda, algunas briznas de cada referente. Finalmente, en este punto y siendo fanático de Giuseppe Tornatore, no pudo no decir que, me imagino su guion y su lente, desarrollando la historia de este barrio planetario, justo en ese momento, en que las calles decían: “chile despertó”


 

3. ¿Cuál es la proyección estética y política del libro?
MV: Bueno valga decir, que a propósito del estallido social en Chile, surgieron también muchas otras publicaciones, relativas al hecho; creo sí, que la diferencia en el caso de In Extremis, estriba en que, tanto Rodrigo como yo, coincidimos en hacer una honesta y significativa contribución al ejercicio de memoria…sobre todo cuando esa memoria colectiva, ha sido intervenida, violentada, vulnerada en su cauce, en el flujo de los hechos que en definitiva Hacen la historia. Por tanto, creo que ya existe una proyección, por default en este libro, es decir; queremos que este registro hable y diga y denuncie lo ocurrido, en un punto de nuestra historia nacional, esa es la dimensión… que perdure en la materialidad de un libro, aquello significativo para un momento del país, a propósito del “despertar”; que haya un “In Extremis”, a partir del cual sea posible, observar y sentir lo que miles de chilenos, pudieron experimentar en esos precisos momentos.

Para mi gusto, sería la mejor proyección… que pueda devenir en documento de registro, más allá incluso, de la mera pretensión estética, que en muchos casos he observado que, se sobrepone a los “contenidos”. En el caso puntual de In Extremis, creo que contenido y continente tienen equilibrio, porque sin mayor pirotecnia, hay una gráfica y un diseño armoniosos, poesía, movimiento, denuncia: un libro artefacto, que desde un breve espacio y con mínimos elementos dice mucho, sin la mayor pretensión que compartir, y dejar ver, lo que se quiso borrar. Eso es tarea de todos los artistas, al modo del vate o el vidente.

La memoria de los pueblos, de los movimientos sociales, jamás podría ser “borrada”, es que menos y jamás, por unos tarros de pintura, a modo de “borrador histórico”: que burdo, que indolente y básico, es que es un hecho increíble de prepotencia y estultez.

Ya lo dijo en su momento Salvador Allende, tal como mencioné en la presentación: “No se detienen los procesos sociales, ni con el crimen, ni con la fuerza.”

4. ¿Cuál es el rol que los artistas jugaron desde el inicio de la revuelta en Chile hasta la actual coyuntura?
MV: Sin el afán del slogan, creo que cabe perfecto la manida frase de que, el artista que sea, es y debe ser “testigo” de su época…para mi gusto, un testigo dinámico, con la acción neuronal necesaria, para generar miles de otros “despertares”. Si se entiende que, ver el mundo desde el prisma de la actividad artística, es ver “lo distinto”, lo subrepticio, lo “inmanente”, lo que otros no ven, entonces es una “rejodida” y tremenda responsabilidad ¿no?: no solo hacer música o poesía, o gráfica o teatro o cine, solo por el mero hecho diletante, por el solo gozo estético, sino además por el compromiso con esos “otros” receptores, que esperan, esperan…. Y ya luego es una ética, definir lo que quieres o no quieres transmitir, comunicar, decir, mostrar…yo siento que, desde el inicio de la revuelta en Chile, desde todas las trincheras artísticas hubo movimiento, ejercicio de difusión, de querer estar, de querer ser parte, de participar, de mostrar y además recibir feedback, de todo eso que ocurría en las calles. Yo estuve en esos intersticios ciudadanos, fui un vecino más con la misma pulsión de todos, con el afán de cambios y no de más retóricas. En In Extremis no hay retórica, hay comunicación y diálogo directo. Creo que, desde ese momento épico de la revuelta, hasta la actual coyuntura del país: de cambio, de elecciones de autoridades, de democracia representativa, incluso con “constituyentes” electos por la voluntad soberana del voto; hay hechos indiscutibles de que ese levantamiento ciudadano desde el 18 O, está dejando una huella imperecedera, en la historia de Chile…como todos hemos dicho, el país cambió. Encima vino la jodida pandemia y se han hecho más visibles, las diferencias y desigualdades que la calle puso en evidencia. Pero en plena crisis sanitaria, los artistas hicimos mil actividades virtuales: recitales, conciertos, muestras, teatro, música, todo un despliegue del alma, para ir y llevar algo de sosiego o de alegría o de aire nuevo en medio de la crisis…eso lo hicieron artistas, ese vuelo y esa contención anímica y afectica lo sostuvo de grande manera el quehacer de los artistas, de chile y del mundo.

Saludo desde ahí a mi amigos poetas, a Sergio Rodríguez, a Leo Lobos, a Francisco Vejar, a Alejandra del Rio, a Margarita Bustos, a Malú Urriola, a Elvira Hernández, a mi amigo Jaime Huenún, porque son seres que (me) iluminan y contagian, con y desde su trabajo. El rol de los artistas ha sido clave, ha sido un respiro para muchas almas, un espacio necesario, para la transmisión de resistencia, ternura y sed de buen futuro.


 



 

 

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“In Extremis”: El arte como artefacto de deconstrucción política y poética.
Entrevista a dos voces: Rodrigo Vega y Marcelo Velmar.
Por Rony Núñez Mesquida
Escritor y columnista en Le Monde Diplomatique, Chile.