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Prólogo a «Testigo Presencial», de Rony Núñez Mesquida
Crann Ediciones, agosto 2018
Por Carmen Berenguer
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La crónica, la poesía, la historia, las utopías y el ocaso.
Y en el comienzo, una saga a partir de Nietzsche, este bajón que nos da cuando se aprecia esta galería de personajes de una otrora posible reconquista democrática en el continente. Por ello no es extraño observar al presidente -demasiado largo su periodo- lo digo de pasadita, Evo Morales, Chávez, Maduro, Correa, Lula, Dilma, faltaba una mujer, hoy denostados, incluido -Ortega- arrasada la América por esos golpes llamados blancos, Paraguay, y casi Bachelet. Todos ellos, promesas de un cambio que no llegó nunca en Chile, agobiados por esta larga y prolongada Concertación y su continuidad en la Nueva Mayoría. Todo ello, y los apoyos recibidos -incluido el Arcis- prometiendo una educación gratuita. “Todo se derrumbó”, como dice la canción.
En este libro la crónica de Rony nos orienta y obliga a hacer un racconto triste de lo que no fue, no fue nunca, la alegría, en sus crónicas ambulatorias y migrantes de los viajes políticos, de recónditos espacios clandestinos que se habían ocultado, por los recovecos de una memoria. La nuestra escondida en alguna esquina, de algún cerebro que vivió persecuciones y ocultamientos como un bailecito pasado. Nos vuelca a este presente dueño del cálculo, nada relevante para el azar de encuentros. Por ello el autor en este siglo, nos merodea como buen lector - autor de estas crónicas- y nos prologa a revisar el presente, este y el que viene de Rony Núñez en forma presencial y testigo.
El ocaso de Nietzsche
Me fue carcomiendo
El dejo del desprecio de
Interdictos ilustrados.
Que piensan que
El nombre utopía es
Sinónimo de lucro.
El soliloquio de críticas
Embisten cual toro
Sobre la puya al cambiar
El tercio de banderillas.
Este texto poético refiriéndose precisamente a su ocaso, a aquella brillante crítica de uno de los considerados sacrílegos y nihilistas de su crítica a la caída de dios y su encarnación, entrecomillas. Hoy puesto en cuestión, el hombre entrecomillas y paréntesis, en la tierra. Es decir, desde una lectura antropológica que lo pone a él, como centro de lo humano.
No, hoy no me iré por estos derroteros deconstructivistas y feministas. Sino por el lugar de aquella derrota de la izquierda, y que se pespuntea por las rutas que Rony nos mapea el territorio euro. Es que lo observo como un corazón baleado como nos dice aquí, en estos versos, un corazón herido. Y que observa esta fulgurada ruta renacentista y gótica, llena de un fuego recogido por los rituales sincréticos desde la santería, danza y nostalgia de esa Cuba, esa América.
“Alguien cuyo nombre no
Quiero recordar declaró
Que Dios Había muerto,
Pero no puede estar más
errado. Vi a Dios asomarse
Por el malecón y habita
En La Habana Vieja,
En Tinduf o en las mejillas
Y caderas de Bell y sus estrellas”.
Este poema es aquel que sobrevuela La Habana. La crónica habitada por el verso como lo hizo el gran cronista Martí, que, desde su inicio, en la primera crónica es cruzada por el poeta Whitman, por el libro Hojas de Hierba, en laprimera parte, en la Primera Crónica Puesta de Sol, cuando recibe la noticia que su madre había fallecido. Imagino un dramático recuerdo que no desea revivir, pues es una noticia que nadie quisiera recibir estando fuera del lugar de nacimiento. El autor Rony Núñez, recurre a los versos del poeta de la otrora democracia, el poeta de Estados Unidos:
“Haré el auténtico canto a la riqueza para dar al cuerpo y a la mente todo cuanto se adhiere, avanza y no perece con la muerte. Irradiaré mi yo para mostrar cómo éste es subyacente a todo.”
La primera parte de estas crónicas relatadas como viajes a camino abierto, hacia una zona desconocida y apreciada por los encuentros con los movimientos y sucesos políticos de un mundo tan desconocido como Cataluña. Y sus góticos desvelos de un Gaudí hacedor de imaginarios arduos en la realización de una aventura de nuestro amigo Rony Núñez tocayo y Mesquida, de unos moros ojazos con que raudo describe como buen peregrino, siempre de autores conocidos y otros recientes. Baudelaire y su poema turbulento y apasionado “La cabellera” luego el osado y “pulento” Williams Burroughs, soñándose en Almuerzo desnudo, y tus encuentros prodigiosos con los curas buenos desde la teoría de la liberación, traicionada por curas pedófilos. Luego Coimbra, junto a Pessoa y tus viajes donde la silueta del gran juez Garzón, el magistrado que lideraría la justicia chilena y que asombrados guardamos la infinita necesidad de pensar que haría los ajustes de cuenta necesarios. Sin embargo, debimos continuar la amargura de tener que reconocer que había llaves secretas para este dictador.
El libro Testigo Presencial de Rony Núñez Mesquida, crónicas que obedecen a sus viajes en el año 2000 invitado como analista internacional, y como observador en los procesos de elecciones en Latinoamérica. Como militante fue representante internacional de las Juventudes Allendistas, fue un admirador del comandante Hugo Chávez, al mismo tiempo cercano a la corriente de los presidentes de la izquierda en América Latina. Como un “testigo presencial” y activista, Rony Núñez nos trasmite su pasión, sus sueños de andar disfrazado de Vila - Matas, de Pitol, usando el mismo abrigo de lluvia como esos sabuesos modernos de impermeable beige, con una pipa u otras más modernas, viaja por el resistente posmodernismo y sin duda alguna el libro está cruzado por sus amores, y dos son los relevantes aquí, Bolaño y Tabucchi, parafraseado en ese rememorado énfasis como dice Sostiene Pereira y los libros de muchos otros recordados aquí, que no citaré porque ya es una onerosa citación del mundo lector de nuestro ilustre presentado.