MANUEL
ROJAS:
De Ganzúas y
Ladrones
Por
Antonio Avaria
Manuel Rojas es,
sin duda, uno de los escritores chilenos más importantes de este
siglo. Si ya en sus primeros relatos se pueden encontrar piezas
notables, como "Laguna", "El hombre de la rosa", "El colocolo" o "El
vaso de leche", la madurez de su producción novelística, a partir de
"Hijo de ladrón", lo llevaría a ocupar definitivamente un pedestal en
los grandes de la narrativa. Premio Nacional de Literatura 1957,
Manuel Rojas se caracterizó por escribir desde la propia experiencia.
Sus personajes dan cuenta de un autor que no se conformó con ser un
mero observador, sino uno más de los que habitaron los ambientes
marginales de sus cuentos.
..... A tranco lento y aplomado, Manuel Rojas abrió un
camino profundo en la literatura chilena. Desde el cuento
"Laguna" hasta su última novela, "La oscura vida
radiante", hay una larga narración
autobiográfica.
.....
Una obra tan explícita y
desembozadamente confesional -alejada del fementido "testimonio
directo", periodístico o del verismo naturalista- es, a su vez,
renovada, contemporánea, autorreferente y universal.
.....
Donde otros esquivarían el bulto, Rojas lo aclara paladinamente:
"Estos personajes son verídicos. María Luisa es María Baeza, mi mujer
desde 1928 hasta 1936, año de su muerte; a Lira, que amaestraba una
cotorra, lo conocí, y yo mismo soy Aniceto Hevia en diferentes
momentos de mi vida, en cuatro extensas novelas".
.....
De niño; vivió solo con su madre, quien le contaba historias y él era
feliz escuchándolas; "El bonete maulino" le fue contado por ella y a
él le parece oírla cuando lo relee. Con el ejemplo de Horacio Quiroga
muy presente -hacer las cosas bien y de una manera bella-, Manuel
Rojas construyó -con el amasijo de su vida- escenas, cuentos, novelas,
poemas, personajes, reflexiones.
..... Como en Gorki,
a quien admira, sus universidades fueron los innumerables oficios, la
privaciones, la lucha por la comida, por el abrigo, por unos zapatos,
por el trabajo, por algún jornal (y léase "Poco sueldo", un
relato de humor y ternura), los vagabundajes, y pasar la cordillera a
pie demorando días y días.
..... ¿No es de Perogrullo decir
que la mera vida no es literatura y sólo llega a ser tal mediante la
creación artística? ¿Acaso el narrador de "Hijo de ladrón" no
inventa un padre, nada menos que como motivo central o leit
motiv de toda la novela? ( En la vida real, su madre enviudó a
los dos años de nacer Manuel, quien queda viudo a su vez al comenzar
sus 40; y "con tres abejorros", como recuerda en su emocionante poema
elegiaco "Deshecha rosa").
..... Es sólo un
ejemplo para que la autobiografía no nos ofusque y apreciemos la
díficil, envidiable naturalidad de estilo de este
escritor.
.....
Suele emplear, por lo demás, un esquema
simple y prestigiado por la historia. Son los procedimientos de la
novela picaresca: desventuras del protagonista contadas por él mismo;
tono algo didáctico y reflexivo; ilusión de lo verídico y
verosímil.
Su
método de trabajo
..... Le pregunté en 1968, para la revista
"Arbol de Letras": Cuando usted tiene una historia, ¿la fija en
seguida en notas y traza bosquejos de su estructura, momentos
climáticos, desenlace? Replicó:
..... -
En verdad nunca necesité de esquemas, porque poseo una gran memoria,
que procuro mejorar al escribir. Tengo montones de cuadernos con los
originales de mis libros. Sí, a mano, en cuadernos de escolar. Cuando
tengo un buen número de páginas, las copio a máquina, luego hago otra
versión corregida a mano, y otra vez la máquina, y de nuevo al
cuaderno. Cuando termino un cuaderno lo vuelvo al revés y continúo por
el reverso, como escriben sus cartas las señoras antiguas. La única
vez que tomé notas, se pusieron amarillas, luego verdes; el tema
seguía rondándome; cuarenta años después me lo eché entre las cejas y
escribí "Punta de rieles". Todas mis narraciones me han
costado difíciles trabajos. No tengo influencias directas, pero todos
han intervenido en mi formación. No sólo la literatura (Luis Durand
sólo leía novelas); yo leí mucho de ciencia. Me impresionaron Freud,
Einstein: esa gente que atomizó el pensamiento científico, filosófico
y moral.
..... -¿Qué escritores curiosos ha
encontrado en su vida?
..... -No conocí a
Baldomero Lillo; un personaje extraordinario era Antonio Acevedo
Hernández. Fue un obrero que nunca se desarrolló como escritor;
siempre escribió lo mismo. Quería llevarme a la montaña con González
Vera, y que nos hiciéramos leñadores. Nos había convencido, pero la
empresa fracasó porque no teníamos para comprar un hacha.
..... -Acevedo Hernández vivió y murió
muy pobremente.
..... - Nunca pudo
ganar dinero. Ninguno de nosotros ha podido hacerlo; sólo Inostroza,
pero nadie lo toma en cuenta como escritor.
..... -Usted es hombre de dos mundos,
de muchos rumbos.
..... -Silva
Castro dice que soy un escritor "fronterizo", como Sarmiento o Pérez
Rosales.
..... -¿Quienes, a su juicio,
pertenecían como usted a la Generación del 20?
..... -González Vera, Neruda, Marta Brunet.
..... -¿Participó usted en otros grupos
literarios, antes de Babel?
.....
-Primero formamos el "Grupo de los 7"; era una revista escrita a mano
por González Vera. Pertenecí a "Selva Lírica" y después al "Círculo de
los Cansados", siempre con González Vera; hay un cuento de Sergio
Atria sobre ese círculo. Luego al grupo de babel, que fue el que más
duró y el que más frutos dejó.
..... -Esa revista de ustedes, dirigida
por Enrique Espinoza, ha sido una de las mejores de Chile. Babel es de
muchísimo valor para la historiografía literaria. Fue un árbol siempre
verde.
..... -Ah,
Flaubert. Siempre recuerdo esa definición de la literatura. Para el
novelista francés, la prosa nunca está terminada. Yo creo lo
mismo.
..... -¿Qué quiere decir,
precisamente?
..... -Más
paciencia, más correcciones, mejor prosa.
..... -¿Así se entiende el largo
silencio que precedió a "Hijo de ladrón? Era también la gestación,
diríamos, de un hombre nuevo: enderezaba usted hacia otras formas
narrativas, más amplias.
..... -Así fue,
hasta que llegué a un límite mental (corregí incansablemente) y
publiqué la novela.
..... -¿Y la poesía? ¿Qué significó
para usted, qué relación tiene con su dominante obra novelesca? Empezó
escribiendo poemas y ha seguido cultivándolos, intermitentemente. Ahí
están "Tonada del transeúnte" y "Deshecha rosa".
..... -Escribir poesía significa buscar mucho en sí
mismo. Me enseñó la paciencia del trabajo literario, la búsqueda de la
palabra y el sonido exactos; cuesta encontrarlos.
..... -¿Qué busca usted
ahora?
.....
-Trabajo.
..... -¿Cómo? usted ya tiene setenta
años, es Premio Nacional de Literatura, Zig-Zag prepara una duodécima
edición de "Hijo de ladrón, sus cuentos se reeditan y son recopilados
por antologías nacionales y extranjeras, su obra está en los programas
escolares, usted es solicitado por la radio, la prensa, la
televisión...
..... -... Se me
llama a comparecer y hacer mi número, eso es todo. Ahí tiene usted,
ando buscando trabajo.
..... -¿Qué le gustaría
hacer?
..... -Me atrae la
televisión. Quisiera hacer un taller literario, y otro sobre la
creación: cómo se escribe, y luego examinar un texto, un cuento o
fragmento de novela o poema. También podría hacer un recordatorio de
los personajes que he conocido. También me ofrezco ante una editorial
como reliquia literaria.
..... -Usted conoce todas las regiones
de Chile y ha dicho que sus paisajes son los más hermosos, ¿cuál le
viene de golpe a la memoria?
.....
-Es una maravilla viajar en tren desde La Serena a Vallenar; al caer
la tarde, ve usted las minas, el desierto, los cerros con una
diversidad de colores muy hermosa.
..... -¿En qué ciudad le gustaría
vivir?
..... -En Arica.
El clima es mejor y presenta mucha vida curiosa; hasta hay piratas
norteamericanos.
..... -¿Qué obra está
preparando?
..... -Llevo
setenta carillas tamaño oficio de una extensa novela, la última de la
serie de "Hijo de Ladrón". Empieza con la llegada de los
trabajadores del salitre. He tenido que documentarme. Leí "El
Salitre", de don Roberto Hernández. Su título es "La oscura
vida radiante", un verso del poema "Musa traviesa", de
José Martí.
..... -¿Manuel Rojas es un
anarquista?
..... -Tuve una
juventud difícil: fui aprendiz de esto y estotro; estuve
preso varias veces (me acusaron en cierta ocasión de haberle echado
ácido a unas puertas); leí muchos libros anarquistas. Siempre he sido
un tipo disconforme".
Tus
amores son mejor que el vino
..... Como apostillas a estas respuestas de
un hombre de pocas palabras, que impresionaba con su metro noventa sin
asomo de grasaa, el rostro tallado a hachazos y la piel color de
cochayuyo señalemos que Manuel Rojas nació el 8 de enero de 1896 en
Buenos Aires, de padres chilenos, y que pasó a Chile por sus pies y
por su cuenta en 1912. ("No había escrito una línea",
dice).
..... -¿Y qué traía usted consigo,
junto a su deseo de sobrevivir?
.....
-Las historias que mi madre me contaba. Ella era viuda y yo el hijo
único. Pásabamos mucho tiempo juntos.
..... -Más que otros niños. ¿Eran
cuentos, invenciones?
..... -Ella no
inventaba. Eran relatos de los familiares, de su experiencia. Su única
distracción consistía en hablarme.
..... Así, a lo largo de toda su obra,
Manuel Rojas profesará a la mujer un enorme respeto, insólito y
notable, pese a que consagrara capítulos de "Mejor que el
vino", por ejemplo, al mundo prostibulario. Su visión del amor y
de la relación sexual es profundamente respetuosa, ajena totalmente a
ese burdo machismo que hace nata en la literatura chilena e
hispanoamericana, engordándolas. Por otra parte, la novela arriba
mencionada, cuyo título es justamente una definición bíblica del amor,
y que gira (el verbo es preciso, pues hay círculos y meandros) en
torno a la vida amorosa adulta de Aniceto Hevia (entre los 25 y los 42
años de su edad), esquiva con delicadeza toda ocasión de tratamiento
procaz. Su franqueza y simplicidad bien pueden entenderse como
ingenuidad sentimental y erótica.
..... Con el esquema aproximado de la picaresca hispánica, en su
tetralogía autobiográfica (Hijo de ladrón; Mejor que el vino; Sombras
contra el muro y La oscura vida radiante), Rojas forja en verdad la
más auténtica y completa novela de formación (o Bildungsroman, el
género identificado con el Wilhelm Meister, de Goethe) de la
literatura chilena. Cada una de las sucesivas pruebas que pasa
Aniceto, en su faena de hacerse hombre, puede calificarse de
iniciática.
.....
Sobre influencias, además
de los autores que lee con la pasión libre, gratuita y encarnizada del
autodidacta, Rojas indica con razón su estrecho contacto con obreros
anarquistas (en la linotipia, el teatro, la corrección de pruebas, la
confección de zapatos, y al rodar tierras), todos los cuales "tenían
el gusto y hasta la manía de la lectura".
..... Al contrario del existencialismo sartreano, que
fascinara a la Generación del 50, el hombre tiene salvación y tiene
libertad en la obra de Manuel Rojas, la cual es, sin paradoja y como
pocas, una novela de la existencia auténtica. Sus personajes todos,
aún los más miserables y despreciados, tiene razón de ser y son
capaces de un acto que los trasciende, como se ilustra en el
justamente célebre cuento "Una carabina y una cotorra". A
contramarcha del mandarín francés, ninguna de las criaturas de Manuel
Rojas "es una pasión inútil", por el contrario. Ya en ensayos reunidos
en "De la poesía a la revolución", de 1938, Rojas pedía para
Chile una literatura que ahondara en la persona humana, sin necesidad
de la transcripción fonética y los exteriores y metaforones del
criollismo de sus coetáneos, con Mariano Latorre y Luis Durand a la
cabeza.
..... Antes de
iniciar con "Hijo de ladrón", en 1951, al despuntar el
segundo medio siglo, la égida de la novela contemporánea en Chile,
Manuel Rojas fue dejando de lado tres fuentes de inspiración
novelesca, hijas en buena medida de la boda naturalista y criollista:
las leyendas populares o tradiciones folclóricas (leídas en don ramón
Laval, como el excelente "El león y el hombre"), las
historias campesinas (siempre rechazó la transcripción fonetica del
habla huasa), y las ficciones fantásticas (sufrió mucho, a posteriori,
con "La ciudad de los Césares"), aunque fuera utilizado como
material para la enseñanza del castellano. De haber persistido en esas
venas, ¡menuda competencia para los criollistas de tomo y
lomo!
Mejor que el vino o la educación
amorosa
..... Para la edición de las "Obras
completas" (Zig-Zag, 1961), Manuel Rojas se preocupó de aligerar
la novela "Mejor que el vino" (1958) de ciertos excesos
discursivos que podrían impacientar al lector. Sucede que Aniceto,
además de vivir y sufrir peripecias, discurre sin pausa y sin prisa:
tal es la razón de ese supuesto "didactismo" que alguna crítica ha
reprochado; en verdad no es tal, sino simple divagar de una
personalidad asaz indecisa y reflexiva, que gana sin esfuerzo la
simpatía del lector. Por otra parte, es consumada la variedad de
recompensas literarias y humanas que depara este libro. A
saber:
.....
Chile de punta a punta
visto por un apuntador o consueta de una modesta compañía de teatro
itinerante; la fuerza de un ventarrón en las calles de Punta Arenas;
el regreso en barco a cargo de la Beneficencia, con pase de loco o
enfermo; el oficio de pintor, el de linotipista; rayos y centellas en
la provincia de Buenos Aires, con su población de inmigrantes y
criollos; el ritmo diario y la organización de un lenocinio, la
galería de camaradas vagabundos, y ciertamente el memorable monólogo
sobre la sarna (mal nacional y popular), que nuestra dramaturgia
podría aprovechar con éxito asegurado y desafío para un gran actor. En
esas páginas y en numerosas otras, Manuel Rojas demuestra precisión,
intensidad y brillantez ejemplares para el desarrollo de la narrativa
chilena finisecular.
..... Si la
experiencia le fue dando los temas al Premio Nacional de Literatura
1957, agréguese la exigencia ética de la búsqueda y exploración
constantes de formas y contenidos novelescos, en un proceso
infatigable de perfeccionamiento.
..... Pese a su hosquedad aparente, Manuel Rojas siempre se sintió
estimulado, como escritor, por el cariño del público.
..... Recordaba que cuando Gerchunoff, el autor de
"Los gauchos judíos", cayó muerto en las calles de Buenos
Aires, nadie sabía quién era. "Yo me caigo muerto y entre diez
chilenos que se agolpen a verme siempre habrá uno que diga: ¡Este es
Manuel Rojas!". Así es, así era, y así es con su
literatura.
.....
Cuando falleció un 11 de
marzo de 1973, hasta el Presidente de la República fue uno más entre
los lectores de Manuel Rojas que le rindieron respeto en sus
funerales.
..... El mismo
trazó su autorretrato en "Deshecha rosa", poema escrito a la muerte de
su esposa y construído con elementos de timidez y de silencio:
"A través
de ganzúas y de ladrones hábiles,
acompañado de anarquistas
perseguidos por la policía
y de cómicos que morían sin éxito en
los hospitales;
entre carpinteros de duras manos y tipógrafos
de manos ágiles,
soñando en la cubierta de los vapores
y en
los vagones de carga de los trenes internacionales;
con muchos
días de soledad y de cansancio,
sin lágrimas, con los zapatos
destrozados,
por las calles de Santiago o de Buenos
Aires;
ganándome la vida y la muerte a saltos,
como los
tahúres o los rufianes;
cultivando, sin embargo, una gran rosa
ardiente,
decidido y vacilante,
llegué donde tú me
esperabas con tu ardiente rosa.
No traía sino mi don de
hombre,
mi pequeña gracia de narrador
y tres abejorros con
hambre."
ANTONIO AVARIA es escritor y
profesor universitario, autor de "Primera Muerte", ha sido Agregado
Cultural y de Prensa en la R. P. China, funcionario de la Oficina
Internacional del Trabajo OIT en Ginebra, Profesor de Literatura e
Historia Social de América latina en la Universidad de Bremen,
Alemania.
En
Artes y Letras de El Mercurio
Domingo 6 de abril de
1997.