Al poema, como al candado, es menester echarle 
        llave; al poema, como a la flor, o a la mujer, o a la ciudad, que es la 
        entrada del hombre; al poema, como al sexo, o al 
        cielo.
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        Que nunca el canto se 
        parezca a nada, ni a un hombre, ni a un alma, ni a un 
        canto 
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        ¿Qué canta el canto? Nada. El canto canta, el canto canta, no 
        como el pájaro, sino como el canto del pájaro.
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 Seguramente, arden grandes 
        mares rojos, y un sol de piedra, negro, por ejemplo, hincha la soledad 
        astronómica con su enorme fruto duro, tal vez la tierra es un gran 
        cristal triangular, otra vida y otro tiempo gravitan; crecen, demuestran 
        su presencia, atornillados a la arqitectura que canta su orden 
        inaudito.
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        Cojo un tomate, adquiero la 
        vieja moneda del otoño, tomo un cinema, voy organizando aquel beso y 
        aquel verso que anidó en aquellas pestañas 
        inmensas.
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        ¿Edificio de 
        intuiciones? Edificio de imágenes, sí, edificio de imágenes, que son 
        productos químicamente puros del no-consciente.
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 Escoged un material 
        cualquiera, sí, un material cualquiera; no obstante, un material 
        cualquiera determina la biología del poeta, la diagnostica; escoged un 
        material cualquiera, como quien escoge estrellas entre 
        gusanos...
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        Porque hay un 
        material auténtico, como la aceituna del soltero, la empanada del 
        casado, o lo mismo que el vino del día lluvioso, que es la guitarra del 
        calendario, y un material de estafa, de escarnio, que se parece a las 
        locomooras en el templo, al militar que seduce garzas claras con al 
        espada, gimiendo hacia adentro aquellas violetas enfermas de tiempo y 
        pianos sin aureola, a la higuera que produce lirios.
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        Pero se 
        trabaja exactamente con barro y con sueño...
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        Sólo que la 
        alegría de la golondrina depende de la primera gota de 
        agua...
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 Cuando Dios estaba aún azul adentro del 
        hombre...
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        Que el poema 
        haga reír y haga llorar como una mujer rubia o un hermosos 
        caballo.
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        Y además, que se ría solo y llore solo, y llore solo como la más 
        morena de las colegialas, sacándose la camisa.
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        El canto, como el 
        sueño, ha de estar cruzado de larvas.
        19
        
 El canto, como el 
        mundo.
        20
        El canto, como 
        el genio, ha de crear atmósfera, temperatura, medida del universo, 
        ambiente, luz, que irradie de soles personales. 
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        Medio a medio de la poesía, Tú, lo mismo que el sexo, medio a 
        medio.
         
         
         
        (Fragmento de 
        ECUACIÓN: CANTO DE LA FÓRMULA ESTÉTICA, publicado en 1929 
        )