Pablo
de Rokha es un poeta que no puede separarse de su
biografía ni de la historia socio-literaria de la
época en que vivió. Autor de 38 libros de poesía,
3 ensayos de estética y varios trabajos
histórico-sociales, también escribió artículos de
periódico, ensayos coyunturales de política
contingente, cartas y discursos. Considerado por unos
como un gran poeta latinoamericano y por otros como
un desaforado retórico de escaso valor literario,
ejerció una considerable influencia en las
generaciones posteriores de poetas y narradores. A
pesar de ello, esta influencia no se refleja en las
investigaciones críticas sobre su obra, que se
pueden resumir en sólo tres libros con una
aproximación mayormente biográfica y unos 20
artículos y reseñas que van desde el análisis
periodístico sobre algunos de sus libros hasta los
panegíricos de algunos amigos. En cuanto a la obra
del propio de Rokha, publicada en libros de ediciones
limitadas y pagada por el mismo autor, se encuentra
ausente de las antologías de poesía
hispanoamericana y a a veces de las propias chilenas.
Una
revisión de la crítica rokhiana sirve para mostrar
la insuficiencia de los análisis, así como la
perspectiva en que los críticos tradicionales vieron
el trabajo del poeta. Entre los autores que
escribieron juicios negativos están Hernán Díaz
Arrieta (Alone), Raúl Silva Castro, Bernardo Cruz,
Hugo Montes y otros que se identifican en ese momento
con una concepción de la literatura que proviene del
modelo romántico y naturalista. Algunos críticos
intentan hacer una interpretación que incluya la
vida y la obra, pero que siendo demasiado general se
mantiena en el terreno de lo superficial. Tales son
los casos de la crítica de Fernado Lamberg y Mario
Ferrero, cuyos libros aunque informativos, enfatizan
la figura del poeta y dejan la poesía casi ignorada.
Otros analizan la poesía rokhiana en función de una
visión cultural europea, como pasa con el
teleologismo histórico de Antonio de Undurraga en su
libro El arte poética de Pablo de Rokha
(1945), que aunque novedoso, divaga en farragosas
disquisiciones. Entre los trabajos más originales,
hay artículos de Carlos Droguett, Fernando Alegría,
Hernán Lavín Cerda, Juan de Luigi, Mahfud Massís,
Humberto Díaz Casanueva y Fidel Sepúlveda Llanos,
que como se puede apreciar son en su mayoría
escritores. En ellos se encuentra al menos la
intención de rescatar los elementos de ruptura y
continuidad que están presentes en la poesía de
Pablo de Rokha. A ello habría que agregar el libro Pablo
de Rokha. Una escritura en movimiento (1988) de
Naín Nómez, que responde al intento de hacer un
análisis global de la obra del poeta.
Pablo
de Rokha nace con el nombre de Carlos Díaz Loyola el
17 de Octubre de 1894 en Licantén, provincia de
Curicó, según consta en su acta de bautismo. Sus
padres fueron José Ignacio Díaz y Laura Loyola, que
tenían veintiún y catorce años respectivamente
cuando nació el poeta. Por el año 1897, don José
Ignacio se encuentra trabajando como jefe de
resguardo en las aduanas cordilleranas y viaja con
Carlos, su hijo mayor. El poeta pasa su infancia en
el fundo Pocoa de Corinto, que administra su padre.
En 1901 empieza a estudiar en la Escuela Pública Nº
3 de Talca, cuyo director es el padre del poeta Max
Jara. En 1905, al trasladarse su padre a Lonquimay,
el poeta interrumpe sus estudios por un año, para
ingresar luego al Seminario Conciliar de San Pelayo
de Talca. Allí permanece hasta 1911, cuando es
expulsado por ateo. Sus condiscípulos lo apodaban
"el amigo Piedra". Ese mismo año viaja a
Santiago y se instala en una pensión de la calle
Gálvez, cursa el sexto año de humanidades y se
matricula en la Universidad de Chile para seguir
Derecho e Ingeniería. Conoce a varios escritores,
entre ellos Jorge Hübner Bezanilla, Daniel de la
Vega, Angel Cruchaga Santa María, Juan Guzmán
Cruchaga y Vicente Huidobro. Escribe para los
periódicos La Razón y La Mañana y
publica sus primeros poemas en la revista Juventud
de la Federación de Estudiantes. Descubre la
filosofía de Nietzsche y la poesía de Walt Whitman.
Vuelve a Talca en 1914 y allí recibe de regalo un
libro de poemas titulado Lo que me dijo el
silencio, cuya autora es Luisa Anabalón
Sanderson, más tarde conocida como su esposa Winétt
de Rokha.
El
primer libro de Pablo de Rokha se publica bajo el
nombre de "Versos de infancia" en
una antología de la revista Selva lírica y
muestra todavía la huella del romanticismo y de la
filosofía de Arthur Schopenhauer y Friedrich
Nietzsche. También influyen en los temas de este
texto las ideas anarquistas que predominan en Chile
con la emigración al país de intelectuales y
obreros europeos. Posteriormente el poeta publica "El
folletín del diablo" en la revista Claridad
y se gana la vida con la compra y venta de productos
agrícolas. En 1918 publica un pequeño libro en
versos alejandrinos titulado Sátira. De 1922
es su primera obra de estructura mayor, Los
gemidos, de la cual no se vendieron más de una
docena de ejemplares. Paralelo a "Desolación"
(1922) de Mistral y a Veinte poemas de amor y una
canción desesperada (1924) de Neruda, el libro
fue recibido con indiferencia por la crítica y el
público. Con Los gemidos se inicia una
poesía de ruptura. Publicado en el momento de mayor
vigencia de los movimientos vanguardistas europeos,
especialmente del futurismo, encuentra afinidades en
Chile solamente con la poesía de Huidobro. La
mayoría de los críticos chilenos descalificó el
libro, que constituye un extenso canto en prosa
poética cuya temática y composición expresa la
crisis nacional y la fragmentación del proceso
social. Para ello, el hablante poético integra
elementos de la economía, la política, la
religión, la sexualidad, la vida cotidiana, la
repersión sexual y asume todas las contradicciones
del vivir actual como parte de la condición
degradada del ser humano. Los gemidos es un
libro que rompe con la tradición naturalista y
modernista por medio de la búsqueda de una escritura
que se identifique lo más posible con las
contradicciones sociales e históricas de Chile y
América Latina. Es también el primer texto
antipoético del país.
Entre
1922 y 1924, Pablo de Rokha reside en san Felipe y
luego se traslada a Concepción, lugar en donde funda
la revista Dínamo. En ella publica parte de
su libro Cosmogonía en 1925. Entre ese año y
1927, el poeta publica cinco libros, cuatro de
poesía y uno de estética. El estilo narrativo se
convierte en versículo libre y se continúan las
técnicas de composición surrealista. En todos
ellos, permanece la visión del Yo angustiado,
intensificada por la soledad y la pena, que fluctúa
entre la aspiración tradicional de carácter
romántico-metafísico y un deseo de insertarse en la
vida concreta y los sufrmientos cotidianos. Heroísmo
sin alegría (1927) es un ensayo sobre el arte y
la estética, mientras que Suramérica y
Satanás, también en 1927, son libros centrados
en las vivencias del poeta y las nostalgias. Satanás
toma uno de los temas fundamentales de Los gemidos,
el que representa la lucha entre Dios y Satán, el
Dios incomprensible y el anti-Dios que esta caído
como el hombre, un tema que deriva de Nietzsche. La
libre asociación de imágenes adquiere su máximo
logro en Suramérica, un libro construido como
una pura cinta verbal sin puntuación ni separación
de párrafos. El texto, enteramente manuscrito por
Winétt en planchas de linóleo, representa un
experimento único en la literatura chilena, al
aparecer como un núcleo de imágenes estructuradas
por el Yo. El otro libro de ese momento, Heroísmo
sin alegría, es un intento estético con
diversas temáticas, que se basa en las ideas de
Sigmund Freud y Friedrich Nietzsche. Enfatiza el
concepto del artista como un superhombre de raza
dionisíaca que posee una fuerza cosmológica capaz
de comprender y recrear el universo. De esta manera,
el creador imita a Dios y a la Naturaleza en su tarea
de ordenar la vida por intermedio del lenguaje.
Hacia
1929, Chile sufre la peor bancarrota de su historia
con la crisis económica del mundo occidental y la
súbita caída de los precios del salitre y del
cobre. Pablo de Rokha, como los otros poetas
nacionales de avanzada (Huidobro, Neruda,
Díaz-Casanueva, Rosamel del Valle, entre otros),
continúa fundamentalmente preocupado de la
originalidad de la escritura y el descubrimiento de
nuevas formas de decir. Los dos libros publicados en
ese año, Escritura de Raimundo Contreras y Ecuación,
forman una continuidad con los anteriores. En Escritura
de Raimundo Contreras se tematiza la vida de un
campesino de la zona central de Chile, que
paralelamente llega a ser una especie de símbolo
suprafísico de los valores nacionales. Este
personaje que nos recuerda al propio de Rokha, es un
arquetipo de lo exuberante y lo dionisíaco que el
poeta ve en el campesino chileno. Raimundo Contreras
es una reinterpretación del mito y de la realidad
del campesino chileno y con este carácter el poeta
propone una visión de lo nacional que es un punto de
partida y de búsqueda para un nuevo compromiso. En
este mismo sentido, el libro Ecuación intenta
codificar en unas pocas frases la idea del poema como
una expresión del orden universal. De Rokha necesita
hacer del poema un receptáculo de las
contradicciones existentes entre conciencia y
realidad y esta búsqueda es la que intenta
sintetizar en el personaje Raimundo, con un heroísmo
que aspira a los valores de un mundo suprarreal. Con
este texto termina la primera etapa del trabajo
poético de Pablo de Rokha, con un desarrollo propio
de la escritura, una temática basada en el mundo
chileno y latinoamericano y la formalización de
personajes y acciones que se poetizan en imágenes y
metáforas.
Desde
1930 se inicia un nuevo ciclo en la obra poética que
se caracteriza por el contenido social y bíblico.
Son los años en que el poeta ingresa al Partido
Comunista, es candidato a diputado y luego expulsado
del partido en 1940. Trabaja en la Facultad de Bellas
Artes de la Universidad de Chile, es presidente de la
Casa América y colabora entusiasmadamente con el
Frente Popular. Nacen sus hijos: Carlos, Lukó,
Tomás, Juana Inés, José, Pablo, Laura y Flor.
Varios de ellos murieron: Carmen y Tomás muy
pequeños, mientras que Carlos y Pablo ya mayores y
trágicamente. El poeta, a partir de 1932, también
contribuye al periodismo a través de artículos en
el diario La Opinión, que continuó
escribiendo hasta 1938. En esta etapa hay un intento
de reconciliar las raíces idelistas de su
pensamiento estético con las nuevas ideas aportadas
por el marxismo. Sin embargo, el impulso artístico
de origen nietzscheano continúa siendo importante en
su estética, por medio de la búsqueda de una unidad
entre las percepciones oníricas e inconscientes y el
uso de la inteligencia racional y lógica. Esta
mezcla de conceptos materialistas e idealistas se
expresa también en los artículos de periódico, que
se proyectan a la esfera política y estética.
Durante aquellos años, la enemistad con Pablo Neruda
se profundiza y encuentra cauce en artículos tales
como "Epitafio a Neruda" (1933), "Esquema
del plagiario" (1934) y otros. El centro del
ataque rokhiano a Neruda se basa en la acusación de
plagio y de falta de compromiso político. De Rokha
también ataca a Vicente Huidobro, a Joaquín Edwards
Bello, a Eduardo Anguita, a Pedro Prado y a otros
escritores. Obsesionado por un concepto de compromiso
social ilimitado, extiende sus críticas tanto a los
políticos de derecha como a los de izquierda, entre
estos últimos Marmaduke Grove y Pedro Aguirre Cerda.
Esta actitud de poseedor de la verdad absoluta en el
terreno moral, representa en el poeta un foco
dominante de su trabajo creativo.
La
poesía rokhiana se vuelca en la defensa de la
democracia, el socialismo y el antifacismo. En 1937
publica Imprecación a la bestia fascista y en
1938, Cinco cantos rojos. Ligados ambos textos
al realismo socialista, en ellos se alaban figuras
literarias y políticas como Stalin, Trotsky, Lenin y
Gorky. Ademas de estos libros directamente
militantes, de Rokha dedica largos poemas a figuras
bíblicas: Jesucristo (1933) y Moisés (1937).
En estos libros busca un equilibrio entre la épica
heroica y el compromiso social. Este hibridismo que
mezcla lo lírico y lo épico así como lo subjetivo
con la descripción de figuras literarias, provoca
una tensión entre los sentimientos expresados por el
Yo poético y el universalismo simbólico de los
personajes paradigmáticos. El poema Jesucristo
exalta la figura de Cristo como conductor del pueblo
judío, mezclando lo histórico con lo legendario. En
él se unen el mesías, el revolucionario y el poeta,
y es cronologicamnete el primer canto político del
autor. Moisés continúa este mismo estilo y
temática, aunque está estructurado en largos
versículos en el estilo de la fuente bíblica:
Exodo, Levítico y Deuteronomio. El poema narra la
odisea de Moisés y del puebo hebreo desde el
episodio de la zarza ardiente hasta la muerte del
personaje en Jericó. Estos libros-poemas rechazan la
tendencia realista militante que impera en otros
libros y reaviva la permanente contradicción de la
obra rokhiana.
Los
principios idealistas de Pablo de Rokha, ligados a la
sicología freudiana y a los estudios junguianos
sobre el inconsciente colectivo se mezclan ahora con
una embriónica intención social. Un ejemplo de esta
busqueda de confluencias se expresa en su poemario Gran
temperatura (1937), centrado en los temas de la
soledad, el tiempo, la muerte y la liberación
revolucionaria. Un leitmotiv fundamental es el
tópico del ubi sunt, a traves del cual el Yo
poético expresa su deseo de eternizar el amor y la
vida. A la luz de la finitud y la limitación de su
historia personal, el poeta opone la voluntad humana
como entidad social que tiene valores fundamentales:
el sentir, el pensar y el luchar. En 1939, de Rokha
inicia la publicación de la revista Multitud,
aparecida en un clima de gran actividad política,
corroborada por el triunfo de Pedro Aguirre Cerda y
el Frente Popular en las elecciones. En Multitud
coexistían textos sobre urbanismo, poemas, crítica
literaria, ensayos políticos, avisos comerciales y
sesiones del Senado. La estructura general de la
revista permite que el fenómeno singular se disuelva
en lo total, haciendo coexistir autores tan
disímiles como Rimbaud, Lenin, Gorki o Lautremont.
Entre
1938 y 1942, de Rokha trabajaba intensamente en
actividades políticas, escribiendo poemas
circunstanciales, discursos y artículos políticos y
participando en actos sociales. También se publican
algunos trabajos estéticos nuevos que más tarde
formarán parte del libro Arenga sobre el arte
(1949). Como una manera de verificar artísticamente
estas ideas, el poeta publicó Morfología del
espanto (1942), un libro que aspira a ser una
obra que pueda dar cuenta del pasado, del presente y
del futuro del ser humano. Es el intento de buscar
una salida histórica al horror y al pesimismo de la
guerra, cantando el heroísmo de las masas y la lucha
del individuo por salvarse de un mundo que agoniza.
En 1943, el presidente Juan Antonio Rios, le extiende
al poeta un nombramiento para realizar una extensa
gira por el continente americano. Durante el viaje
escribió varios libros. El primero de ellos, Canto
al ejército rojo (1944), había sido escrito
antes de su salida y se trata de un extenso poema en
verso libre, dedicado al ejército soviético y la
lucha contra las fuerzas de Hitler. El primer libro
escrito durante el viaje, Los poemas continentales
(1945), comprende textos dedicados a los Estados
Unidos y a México. El primero es una exaltación de
Norteamérica como expresión de lucha contra las
fuerzas del Eje. El segundo tematiza los valores de
la historia mexicana desde sus orígenes indígenas.
De otro libro de ensayos titulado Interpretación
dialéctica de América: los cinco estilos del
Pacífico (1948), sólo pudo publicar un volumen
de un total de cuatro, porque el editor argentino
suspendió el resto de la publicación. El libro más
importante de este período es el citado Arenga
sobre el arte. En él se incluye una serie de
ensayos de estética, una colección de poemas
publicados independientemente como Carta magna del
continente y un nuevo libro de Winétt, su
esposa: El valle pierde su atmósfera. La
colección de ensayos insiste en la perspectiva de
que el trabajo poético americano debe ser heroico y
épico y debe sintetizar el pensamiento y el
sentimiento para poder convertirse en tragedia
social: La Epica Social Americana. Carta magna
del continente es la aplicación de estas
teorías y muestra una continuidad con los trabajos
anteriores. Se presenta como una serie de poemas en
verso libre, destinados a cantar los hechos del
continente y la reconstrucción de su historia. Se
destaca en este libro el texto Epopeya de las
comidas y bebidas de Chile (Ensueño del infierno),
un poema en el cual las comidas y bebidas del país
se mitifican y con ellas también los seres y lugares
comunes. Esta apoteosis exalta el mundo primitivo y
natural de los campesinos, los mineros, los
pescadores y el campo chileno. Un rasgo original
consiste en mostrar una realidad que no aparece
comúnmente poetizada en la tradición literaria: el
comer, el beber, el juego y las diversiones del
pueblo. De este modo, lo nacional-popular es
reiterado como un arquetipo cultural y un símbolo de
la existencia auténtica. La poesía de Pablo de
Rokha ha llegado en esta etapa a un momento de
equilibrio entre sus aspiraciones individuales y
sociales. A pesar de su angustia y soledad
individual, su poesía alcanza a América y al mundo
con su abarcador compromiso político. La extensa
gira que realizaron Pablo de Rokha y su esposa
abarcó 21 países y terminó en Argentina cuando el
presidente de Chile, Gabriel González Videla,
reprimió al Partido Comunista y el poeta renunció a
su misión.
Winétt
de Rokha muere en 1951, dejando al poeta muy solo y
bajo la influencia de esta tragedia escribe Fuego
negro, un texto en prosa poética que exalta la
memoria de la amada y que adopta a veces la
estructura de la elegía y el lamento desesperado.
Por otra parte, las polémicas y disputas entre los
intelectuales, continuaban alimentando odios y
aversiones. Mahfud Massís y Julio Tagle, yernos de
Pablo de Rokha, publican una pequeña revista llamada
Polémica en la cual atacan a Neruda. Neruda
responde por su parte, con poemas evasivos, pero de
gran afectividad y agresividad en Canto General
(1950), Odas elementales (1955) y Estravagario
(1958). Con la publicación de Neruda y yo (1955),
de Rokha culmina una serie de diatribas
antinerudianas sobre la persona y la obra de Neruda.
El libro es una imprecación rabiosa y obsesiva que
intenta demostrar la invalidez de la poesía
nerudiana y del compromiso político del Premio Nobel
de Literatura. Para de Rokha, Neruda es un plagiador,
un mistificador de los trabajadores y un artista y
militante falso. Además de atacar a Neruda, en el
libro se ataca el sistema literario chileno, que ha
levantado la impostura de Neruda, siendo su principal
culpable el crítico Alone.
Los dos
libros que siguen se estructuran en torno a un tema
diferente. Idioma del mundo (1958), escrito en
prosa poética, es una mezcla de ficción e historia.
Hay aquí un intento por convertir la historia
universal en poesía a través de una actitud
reflexiva sobre lo que se dice. Actuando por medio de
una acumulación de elementos, el poeta sitúa el
trabajo poético muy cerca de una épica histórica,
en la cual se describen, narran y establecen
relaciones contextuales y se liberan conexiones entre
los fenómenos sociales de diferentes culturas y
épocas. El otro libro, Genio del pueblo
(1960), muestra el camino que sigue el poeta para
resolver el conflicto entre lo particular y lo
general. En este libro donde dialogan 111 personajes,
Neruda aparece con el nombre de Casiano Basualto y
nuevamente es satirizado por de Rokha. Se trata de
una exposición dialogada en que los personajes
mayormente de extracción campesina, enlazan sus
problemas cotidianos con el destino de Chile y del
mundo. Aunque se mantiene los temas anteriores, este
nuevo texto demuestra la necesidad de continuar
aceptando vivir en plenitud a pesar del dolor y de la
obsesión de la muerte. Este fresco de personajes
tiene como foco dominante el tema de Chile y de su
gente, que se expresa por medio de muleros, mineros,
prostitutas, huasos, vaqueros, campesinos,
"cantoras", pescadores, artesanos y
marinos. También aparecen figuras nacionales como el
bandido Joaquín Murieta, el dirigente sindical Luis
Emilio Recabarren y Neruda. El autor mismo tiene
varios alter egos que exponen sus ideas:
Juan de Dios Pizarro, Raimundo Contreras, Juan de
Dios Alvarado y otros. Uno de los grandes libros de
ese tiempo es Acero de invierno (1961),
formado por diez extensos poemas que incluyen tres
estilos y temas primordiales: el de una épica
nacional-popular, el de la angustia frente a la
muerte y el de los cantos de estilo social. Ya sea
cantando al poroto o al campeonato de rayuela, el
poeta revive su contacto con las raíces vernaculares
que había iniciado con las comidas y bebidas.
Hombres, mujeres y objetos se transforman en actos y
hechos simbólicos que muestran facetas de la vida
humana generalmente incomprendidas por la lírica
tradicional. Por otra parte, el Canto del macho
anciano expresa toda la angustia del Yo degradado
por el paso del tiempo y la decadencia social e
individual. Se da una lucha mortal entre este
presente que aniquila y el pasado mitificado por la
memoria que lo transforma en un paraíso. El único
encuentro posible se produce en un futuro que el
poeta canta en imágenes visionarias.
En los
años siguientes, de Rokha afirma esta posición de
compromiso con libros como Canto de fuego a China
Popular (1963), el texto inédito China Roja
(1964), escrito después de una invitación a China y
Mundo a mundo: Francia, primer estadio (1966).
Sin embargo, entre los últimos libros, el más
importante es indudablemente Estilo de masas
(1965),en el que una vez más el poeta eleva a la
categoría de personajes épicos a figuras populares
reales o ficticias. El mismo año 1965, de Rokha
recibe el Premio Nacional de Literatura, el que llega
demasiado tarde para estimularlo. Dirá que "me
llegó demasiado tarde, casi por cumplido y porque
creían que ya no iba a molestar más".
El 21 de
marzo de 1968 muere su hijo Pablo y el 10 de
septiembre del mismo año se suicida el poeta, justo
antes de cumplir 74 años, agobiado por problemas
económicos, estados sepresivos y enfermedades. Dejó
un libro inédito Rugido de Latinoamérica,
unas memorias inconclusas publicadas en 1990 y
fragmentos de dos libros más: Infinito contra infinito y Cuero de diablo.
El poeta intentó con su obra la gran tarea de crear una "escritura" que fuera capaz de equipararse a la complejidad de lo real en todas sus dimensiones: políticas, éticas, sicológicas, sociales, económicas, religiosas, filosóficas, afectivas. La escritura poética como producción imaginaria se convierte en representación histórica y social de la realidad, sin perder de vista su proyección como utopía liberadora,ligada a la conciencia y a la praxis. La escritura rokhiana es así, la aspiración a convertir el lenguaje poético en un paradigma que mueva los sentimientos, los pensamientos y las acciones del pueblo. Con eso, la obra de Pablo de Rokha repite interminablemente desde el primero hasta el último poema, esa tensión dialéctica entre el yo desmesurado ahíto de pasión e infinito fástico y ese mundo caótico y alienado que aspira a ordenar y convertir en elparaíso de la colectividad humana. La poesía rokhiana se define en último término, por la tensión de un movimiento hacia lo inalcanzable. Escritura comprometida hasta las últimas consecuencias con la vida y el mundo, con los seres amados y odiados, con el decir auténtico expresado en todas las formas posibles de la "literatura", con el código ético y político de la honestidad personal, con la aspiración sobrehumana de fundir en la retórica poética el mundo en que se vive y las utopías con que se sueña.
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en Poesía Chilena Contemporánea
(Breve Antología crítica).
por Naín Nómez. Fondo de Cultura Económica.
Editorial Andres Bello, 1992.