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        Poesía: dos largos viajes
            Por gracia de hombre de Verónica Zondek / Las   dunas del deseo de Thomas Harris 
        Por Roberto Onell H.
          Revista de Libros de El Mercurio.
          Domingo 18 de Abril de 2010
        
          
            
              
        Regresan aquí dos poetas chilenos nacidos en la década de 1950, que cuentan ya   con diversos poemarios y premios. Antes de revisar sus libros de esta hora,   recordemos que el numeroso grupo de poetas chilenos que comenzó a publicar en la   década de 1980 se ha caracterizado, en general, por una intensificación del   coloquialismo al modo de Parra, por un  desarrollo múltiple del poema   autorreflexivo al modo de Lihn y por una voluntariosa desacralización del oficio   poético, al modo de Parra y Lihn (salvo Zurita y otros pocos).
desarrollo múltiple del poema   autorreflexivo al modo de Lihn y por una voluntariosa desacralización del oficio   poético, al modo de Parra y Lihn (salvo Zurita y otros pocos).
          
          Desde su   primer poemario, Verónica Zondek (1953) nos ha acostumbrado a una palabra   entrecortada, de flujo arduo, animada casi siempre por una imaginería sensual y   sexual, donde el cuerpo humano suele modular las voces de un alma de mujer. No   extraña que su candente visualidad encuentre a menudo correspondencia en las   imágenes que suplementan los poemarios. Por gracia de hombre ( Lom, 84 páginas ), con ilustraciones de Guillermo Núñez, continúa esta forma de trabajo.   Un arte poética o manifiesto en prosa, "Entrega de una indocumentada", abre el   libro con una potente mezcla de vigor y lucidez: "La poesía es un presente en   llamas y otorga al tiempo vigencia continua", donde el tono ensayístico coexiste   con el narrativo en buena poesía a secas, y donde notamos sentires y   reflexiones, personajes conocidos y la anónima humanidad de cada día,   transmutados todos en el teatro del alma de la voz hablante. El poema "En carne   viva" muestra, en cambio, una versificación cercana al canto tradicional: "Bien   valga mi Lillo un Baldomero/ que no alcanza tanta oscuridad/ ni tanto temblor en   la canilla/ para verter el maltrato en fogón tan ardiente", dicen los primeros   versos de un poema que hace lucir su desazón por cantor y lúcido, por dramático   y afinado.
          
          Thomas Harris (ahora con h en el nombre, como su admirado   tocayo novelista; 1956) se presenta con El culo azul, el primer volumen de Las   dunas del deseo ( Das Kapital, 299 páginas ). Si tuviéramos que acotar a   uno solo los diversos tópicos que Harris ha tocado y profundizado   explícitamente, ése es el viaje. La existencia humana como un viaje en el tiempo   y el espacio, en una escritura que ha recurrido a diversas imaginerías:  las   travesías que inauguran la modernidad europea, los recorridos de naves   interestelares del cine, y otras. De ahí que en Harris predomine la actitud   narrativa, la de llevar adelante una historia. Este libro prosigue este tópico   citando crónicas de descubrimiento, escenas cinematográficas, tragedias   antiguas, novelas contemporáneas, ensayos psicoanalíticos, haciendo todas las   escalas del caso para hablar a alguien o espigar lirismos, especialmente en   relación a Chile. El poema "La gramática de la Muerte" empieza: "La Muerte, como   la buena poesía,/ siempre rima con su tiempo", un buen par de versos que luego   mutan en la compleja relación de muerte y escritura; como también lo hace "La   poesía en el culo azul", que reflexiona sobre la elegía. Sexo, fealdad,   repugnancia, imprecación, y otros recursos ya tradicionalmente prestigiados, son   habituales en Harris, y aquí retornan en abundancia.
las   travesías que inauguran la modernidad europea, los recorridos de naves   interestelares del cine, y otras. De ahí que en Harris predomine la actitud   narrativa, la de llevar adelante una historia. Este libro prosigue este tópico   citando crónicas de descubrimiento, escenas cinematográficas, tragedias   antiguas, novelas contemporáneas, ensayos psicoanalíticos, haciendo todas las   escalas del caso para hablar a alguien o espigar lirismos, especialmente en   relación a Chile. El poema "La gramática de la Muerte" empieza: "La Muerte, como   la buena poesía,/ siempre rima con su tiempo", un buen par de versos que luego   mutan en la compleja relación de muerte y escritura; como también lo hace "La   poesía en el culo azul", que reflexiona sobre la elegía. Sexo, fealdad,   repugnancia, imprecación, y otros recursos ya tradicionalmente prestigiados, son   habituales en Harris, y aquí retornan en abundancia.
          
          El problema es la   dispersión predominante en ambos libros. Hay escasos momentos de complejidad   poética de entre largos ratos de sentido literalmente difuso. Pocos poemas   cristalizan como tales, en medio de extensos pasajes que podrían intercambiarse   entre sí sin alterar el conjunto. Este problema puede deberse a la impaciencia,   ansiedad y estrechez del lector, tanto como a la renuncia de los artesanos,   concentrados más en un programa que en una ejecución, o más en intenciones que   en resultados. Hemos de armarnos con más serenidad y apertura comprensiva para   releer, tanto como hemos de esperar, con igual responsabilidad, ese otro momento   de una misma escritura: la dolorosa pero saludable poda. Quedan todos ustedes   invitados.