Spandau
Gloria Dünkler. Ediciones Tácitas, Santiago, 2012. 57 páginas.
Por Rodrigo Pinto
Revista El Sábado,
Sábado 3 de Noviembre de 2012
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El título del libro alude a la cárcel berlinesa, donde cumplieron sus condenas siete altos dirigentes del Tercer Reich, entre ellos Albert Speer y Rudolph Hess. En este nuevo poemario de Gloria Dünkler, Spandau funciona en realidad como una ausencia, como el lugar otro donde alguno de los aludidos en el libro debería haber purgado sus condenas. Y aunque hay referencias explícitas a Walter Rauff, cuya extradición a Alemania no fue concedida por la Corte Suprema de Chile, no hay que entenderlas de manera restrictiva; podría haber sido él o cualquier otro nazi que encontró refugio en Chile. Ese no lugar recorre el libro a través de fragmentos, de retazos de un tapiz cuya forma seguirá dibujándose a medida que progrese su proyecto poético. Su libro anterior, Füchse von Llafenko, es más amplio en el arco de temas que éste, aunque vuelven a surgir de manera más tenue. Son la sustancia de la que se nutre la creatividad de Dünkler, al menos en estas obras (las poesías inéditas incluidas en Gutiérrez parecen sugerir un cambio de rumbo): la convivencia entre alemanes e indios, entre gringos y criollos, en el paisaje agreste al sur de Temuco; la áspera naturaleza, la fría crueldad con los animales, la violencia de la memoria, las consignas nazis, la Segunda Guerra Mundial y su carga de exterminio. La mirada de Dünkler viene desde dentro, desde el seno de esa comunidad de inmigrantes, pero también desde la extrañeza, la lejanía y la dificultad de enfrentarse a una herencia siniestra. Dividido en cuatro secciones («Vecinos», «Tijerales», «Cuidados del hijo» y «Finales»), el libro progresa en esa durísima inmersión en el pasado desde un presente poblado de animales domésticos, noche y niebla en este rincón perdido del mundo: "cada tarde los empujaba a sus establos / y marchaban sin protestar / entonando su canción lastimera. / Ayer eran prisioneros hambrientos / hoy son patos y gallinas". Poemas breves que suelen dar un giro sorpresivo, versos cortantes y directos, «es un viejo malo del cuesco que repite "era mi trabajo"», que «cree en las razones de los otros y en las propias / habla con fantasmas»: los fantasmas de Adolfo y de José, de Paulo y de Augusto en Villa Baviera, «de marchas y cantos que nos hacían llorar».«Adónde vamos los vivos. / De dónde vienen los muertos», pregunta otro poema, y esas interrogantes nunca se pierden de vista en el recorrido.