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Tropitambo, de Rodrigo Ramos Bañados
Edit. Quimantú, 2018

Por Sergio Gaytán Marambio.
Texto leído en el lanzamiento. Febrero 22 de 2019


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El periodista Rodrigo Ramos Bañados, cerró el 2018 con Tropitambo. Más de 30 Crónicas (Edit. Quimantú), donde enaltece la profesión con amena pluma.

Es un grato paseo que nos transporta por distintos lugares de nuestro norte y un asomo a una parcialidad peruana y boliviana.

Ramos hace carne la regionalización y rescata lo que le parece pertinente o aquello que pretende superar la mirada miope o lo que no se quiere ver.

No escapa el aprovechamiento de los chilenitos en Tacna, que aquí se quejan por la atención brindada a los migrantes y allá hacen uso y abuso del Hospital de la Solidaridad, consiguiendo medicamentos y prótesis.

El texto se entrecruza entre el relato literario y la entrevista, y por allí va su acierto.
Algunas las conocíamos a través de la prensa, que era su trabajo cotidiano, pero al leerla en formato libro, adquieren renovada percepción.

Son las visiones contemporáneas para este nuevo siglo, globalización incluida, prima lo urbano y adquieren presencia algunos personajillos que la discriminación oculta.

Algunos pertenecen al lado B de la sociedad.

Como aquellos tildados de locos, que en el diálogo y estirada de lengua de Ramos, nos hacen dudar de tal calificación.

Botones de muestra, el desorden mental de Jim Olmos Adriazola que lo llevó prácticamente a vivir en la calle, tirando un carrito de supermercado con bártulos innominados.
Al hombre lo vimos trabajar en Chuquicamata para el semanario Oasis, de Codelco. Sin duda, con buena renta.
Editar sus libros, publicar crónicas en El Mercurio.

La vida a veces te distrae.
Aparece la pérdida, no solo del trabajo sino de la familia y el centro se disloca.
Lo vi en Calama, hace años, cobijado en una especie de residencial de cuarta categoría, tirado en un camastro, solo en la mismísima soledad.
Retorna a la ciudad que lo vio estudiar, si no me equivoco, en el San Luis, pues la familia vivió en las cercanías del hoy korlaetizado y multicultural gastronómico Mercado.
Era el comienzo de su fin.
No se podía discutir con él, pues la ira lo desbordaba.
Creía tener razón en todo, más si se trataba de redacción y ortografía.
Su presencia en los eventillos culturales, causaba terror a los canapés, los que empezaban a ser engullidos por un famélico Jim, antes que dieran el vamos.
Acto seguido cual mago de barrio pobre hacía aparecer su taza, portaba sí su café y kilos de azúcar.
Satisfecho parcialmente su estómago, volvía a conducir su carrito con sus preciadas pertenencias.

El segundo, es nuestro amigo José Palma Bustamante, cronista diario que todo lo cuaderniza y que trata de no perderse ningún evento cultural, pues sin redes sociales ni sofisticados aparatos tecnológicos, maneja toda dicha información.
No sé si andará por ahí.

Se visualiza nítida la presencia de los migrantes latinos, nuevos usos y costumbres que guste o no, se nos adherirán a nuestro adn.
Allí las mamis y los papis; los pirobos…
Solo es cosa de tiempo.
Sueña además con los “nuevos antofagastinos”, los de color del trópico, ganando en las distintas disciplinas deportivas y entregándole medallas y preseas al país que los acogió.

Santones, santeros, brujitos de cartón, gurúes, reiki, krisnas, auras, limpiezas para el cuerpo, encuentran su espacio en el mismo saco.

Y al no desprevenido lector, le resonará aquello de las locuras de nuestros locos/cuerdos.
Ya que los cuerdos/locos, este no tan escaso grupúsculo, en la soledad del desierto, quiere capturar para sí   las cósmicas energías del universo.
Ahora, repiten mantras y se entregan para conseguir la tan anhelada purificación.
Parece chiste, pero no lo es.
Las tonterías, a veces, también son masivas.

Sin tapujos se va develando la sexualidad, así como la homosexualidad de aquel que se jacta de haber sido penetrado por más de mil hombres; de transformismo y el perreo eroticón en las discotecas nocturnas, a la hora de la resaca y todo por un picante pack de la diluida y livianísima cerveza Cristal.

La piel de las nuevas migrantes queda absolutamente expuesta.
Desconozco que pasará con aquellos cuerpos siliconados, con esas mamas y glúteos exuberantes y bamboleantes, dentro de los próximos cinco años o antes.
Ley de la vida: todo lo erecto cae, se arruga, se achuñusca, se pone no tan elegantemente fláccido o alicaidito.
Como no dijo el poeta: todo verdor desaparecerá.

Alguito de política extranjera se puede leer.

Al igual que otras gracias que Rodrigo Ramos ha sido capaz de descubrir y que hoy nos muestra en su reciente libro.

Tropi – tambo, es el neologismo que nos invade.

No solo es la nueva Antofagasta, sino es el nuevo Chile que se comienza a ennegrecer y que aún le resta una fuerte dosis de tolerancia, para estos nuevos tiempos.

Variado es el espectro temático de estas crónicas, desde política, faranduleros locales, travestis, locos/cuerdos y cuerdos/locos…
Mineros y falsos mineros, es decir, solo el dueño de un socavón al que nunca bajó pero sí vendió su producción, fue en el decir de aquel tiempo: minero de “hocico”…

Quiltros por doquier, más malos que fieles amigos del hombre;
Futbolistas, entre estos el caso del tocopillano niño maravilla;
Droguitas y fumones, promesantes, ídolos musicales…

227 páginas para disfrutar de este formato periodístico, donde El Mercurio, local, obtuvo galardones y premios nacionales.

Prepara  té,  aunque ni Cristo ni Parra,  nica volverán.
Aquello de voy y vuelvo, era una simple frase cuasi antipoética y nada más.

Persevera…, dale con el humor negro…
Recuerda que la ironía requiere la inteligencia de la intelectualidad.

Continúa, sigue afinando tu ojo y oídos, elabora, bota los ripios como aquellos inoficiosos sin embargo, continúa trabajando y pule.

La crónica también es como una escultura, la que debe ser revelada.

Amplia tu horizonte de lectura, recuerda que la conquista española dejó buenos y excelentes croniqueros.
Ensánchala con uno de tus colegas, como Topón de Siete, con Salvador Reyes, un Amel o Alfonso Meléndez;

Al seguir recorriendo la ciudad, habrás de saber que uno de los ciegos cantores, es poseedor de una cultura universitaria.
Estudió un par de años derecho en Conce.
Es un avezado cientista político y con cuyo tema se peina.
Claro, no solo de guitarreos vive el hombre de las canciones de Sylvio; magníficas son sus interpretaciones de bossa-nova, tangos y boleros.

La mendicidad callejera, te deparará más de una sorpresa.

El deforme que se balancea, se insola y grita en media lengua, alrededor de los expendedores de la chatarra contenida en una supuesta “cajita feliz”, esconde a un degenerado y violador de menores.
Es uno más de entre esta actual lumpérica corte de los milagros.

La doña del lastimero No he comió ná… es una ludópata en potencia.
¿Qué hace la matriarca, en el interior de la plaza Colón, con una parvada de famélicos muchachitos?

Quiénes realmente se esconden tras los “trabajadores de la música”, como los desabridos ya extemporáneos raperos…
Podrían presentar su casting a TVN, que obliga a los muchachos de hoy, que ni siquiera oyeron hablar de la gomina, a interpretar a los ya desaparecidos Elvis Presley, muerto en     1977; los temas de Fredy Mercury, muerto en 1991; a Maikel Yacson, muerto el 2009…

Pero para qué alejarse tanto, si en reciente publicación para el día de la ocupación, el decano de la prensa local, hizo saber la opinión de varias personas y/o personajes, donde más del 70 % yace bajo tierra, y unos poquísimos que aun respiran… acaso aquello no revela la falta de líder de opinión.
Hay de aquellos que un día ya lejano nacieron en esta tierra y de ellos nunca más se supo.
¿Alguien ha visto a Guiller, a la doña Marcela?

O el más que par que se cobija con el quejumbroso letrerito de:
toco para pagar mis estudios en la universidad…

O el que se sabe todas las canciones, con sus respectivos tonos y afinaciones; el que no tiene empachos en virar de un Elvis a un Sinatra…
Qué despilfarro de talento vocal, para entretener a los que mandan a comprar al centro y se detienen un par de minutos y a veces ni siquiera lo aplauden o le depositan una moneda y mucho menos le adquieren su producto.

Aquí, me copio, con aquello de que a la gente le gusta el teatro o la música; falso, NO lo que al respetable le gusta es la GRATUIDAD del espectáculo.

El larguirucho cantante sigue a la espera de un veedor musical, que lo transporte a un escenario monumental, con luces, autógrafos y mujeres.

La sordera, entonces, no solo la sufrió Beethoven…

Indaga por entre las directivas de juntas de vecinos corruptas, que han subido la tarifa para prestar su personalidad jurídica, a los ambiciosos de las lukas del dos por ciento para la cultura…

Y a propósito de esta, qué destino le sigue deparando a la desprestigiada Ancla de Oro, creada para homenajear solo a los que aportaban en este rubro sin fines de lucro…

En más de lo mismo, los carne de burro –que nunca ha sido transparente– ¿siguen imputados y gozando de los lucrativos milloncitos por emblemáticos proyectos en bien de la ciudadanía toda?…

El tema da para mucho.

Alguna vez Sabella nos dijo frente a un acontecer donde éramos partícipes, que LA CRÓNICA ESTÁ BOTÁ…

Gracias Rodrigo Ramos por este par de horas que me permitiste disfrutar,
a través de tu Tropi-tambo…

Gracias también a ustedes

Chau…



 

 

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Tropitambo, de Rodrigo Ramos Bañados
Edit. Quimantú, 2018
Por Sergio Gaytán Marambio.
Texto leído en el lanzamiento. Febrero 22 de 2019