Jorge Calvo (1952), desde su primer volumen de cuentos, No queda tiempo (1985), llamó la atención de la crítica especializada por su elaborado trabajo escritural. Luego vendrían los libros Fin de la inocencia y El Emisario secreto el año 2004. Después de un largo exilio en Suecia comenzaría a escribir uno de sus más logrados trabajos, la novela Ciudad de fin de los tiempos (2010), y la que ahora comentamos, Sin ti mi cama es ancha (2020), curioso título tomado de un verso de una canción de J. M. Serrat. Creación a la que le dedicó largos años de trabajo.
Todos sabemos que una historia se puede narrar en tercera persona o en primera, o muy raramente en segunda persona del singular o en primera del plural, pero Jorge Calvo se abanderiza en esta novela con un narrador omnisciente en tercera persona, pero muy especial, más próximo y cercano que el tradicional. Forma que se ha denominado estilo indirecto libre, y que logra introducirse en el relato aportando juicios y opiniones que se pueden interpretar como los del autor o el personaje tratado. Lo que el teórico de la literatura, James Wood, nos aclara que cuando “el estilo indirecto libre adquiere su máximo poder es cuando apenas resulta visible o audible”. Por este intermedio, por tanto, las intervenciones del autor se mimetizan con las del personaje, reemplazando a la narración fiable en primera persona. Bajo este método, nos dice Wood, “la ficción es tanto artificio como verosimilitud”.
A lo largo de la novela, Jorge Calvo emplea un humorismo constante, contenido, desarrollado a intervalos, aflorando en la narración como chispazos intermitentes, con un deliberado manejo de las abstracciones, de los acontecimientos cotidianos, del fluir de las situaciones más triviales, humanizándolas con una ironía indulgente y siempre oportuna. Calvo posee un profundo sentido del humor y sabe depositarlo a cuenta gotas en cualquier momento de la trama, ya sea esta de un dramatismo extremo o de un acto lúdico espontáneo.
El autor no pierde la perspectiva de novelista propositivo. Adquiere una impersonalidad objetiva que no alcanza la del narrador omnisciente clásico, sino la de un narrador apenas presente, en este caso interpretado por el personaje denominado en el transcurso del relato como “El que escribe”, un prosista chileno que se esfuerza en terminar una novela que trata de la invasión de los bárbaros a Europa, una suerte de analogía con la invasión de exiliados latinoamericanos en el país del norte.
La trama de la novela es simple: relata la azarosa existencia de un puñado de chilenos y latinoamericanos exiliados en una ciudad al sur de Suecia. Individuos con aspiraciones artísticas y tendencias intelectuales que organizan un gran espectáculo cultural en donde aglutinarán diversos géneros artísticos, desde recitales poéticos, muestras de pintura y esculturas, representaciones teatrales y de danza. El protagonismo principal de esta iniciativa recae en Drago, un chileno menudo que no sobrepasa el metro treinta y seis de estatura, de gran capacidad oratoria y convencimiento, y que para el resto del grupo, la llamada “colonia”, es denominado peyorativamente como el Enano.
No obstante constituirse como uno de los protagonistas más relevantes de la historia, este personaje actúa prácticamente en ausencia, puesto que desaparece misteriosamente de escena en los primeros capítulos, a días del esperado evento cultural organizado por él mismo. De aquí en adelante nos iremos enterando de su atormentada y rocambolesca existencia por intermedio de un coro de voces fragmentarias de sus amigos más cercanos. En esto juega un papel preponderante “El que escribe”, que investiga la extraña desaparición de Drago.
En los primeros tramos de la novela se narran las desventuras de Drago niño y adolescente, rechazado por su padres y hermanos por su físico esmirriado, casi enano, en contraste con el resto de la familia de fornida contextura física. Ante el fracaso de convertirlo en jockey, por su terror a los caballos, es definitivamente abandonado a su suerte. Además, ante los permanentes rechazos amorosos de las jovencitas de su edad por su físico menudo y casi enano, Drago se vuelca a una licenciosa vida erótica con prostitutas del puerto que lo acogen sin reparos, actitud que repetirá una vez desembarcado en su exilio sueco.
Este personaje, con características propias de la literatura picaresca, nos introduce en un mundo en donde se desdramatiza la existencia de los refugiados latinoamericanos y chilenos, tan propio de los testimonios literarios de la época. Sin embargo, como contrapunto, se refleja, casi en sordina, el drama de vivir un exilio no deseado.
Jorge Calvo, con esta nueva novela, reafirma sus condiciones de gran narrador.
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EXILIADOS EN SUECIA
"Sin ti mi cama es ancha", de Jorge Calvo, Signo Editorial, 2020, 216 págs
Por Ramiro Rivas Rudisky
