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La versificación de una realidad bailable.
Presentación del libro Cumbia ácida de Rodrigo Rojas Terán en Filzic Antofagasta 2019.
Por Eduardo J. Farías Alderete.
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La música como todas las manifestaciones del hombre se encuentra en constante evolución. Es el barómetro del espíritu de las naciones, el pulso variable de su alma y en síntesis, la extensa banda original de sonido de la humanidad.
Para la poesía que vive y se nutre de la musicalidad en las palabras le es imposible el ejercicio de abarcarla de cuando en cuando.
Este ejercicio es el que nos presenta Rodrigo Rojas Terán en su poemario Cumbia ácida.
El tema central se fija en la cumbia chicha, que de cualquier manera puede tomar por desprevenido al lector. Este estilo musical surge por los años ochenta en Perú, mezcla de cumbia guarachera, huayno y rock psicodélico. Una amalgama difícil de “digerir” para algunos. Es una manifestación de toda una geografía rica en paisajes, en historia y en cultura que trasciende por sobre las localidades y los países.
Arica es el vértice de una “interzona” limítrofe donde las culturas se mezclan, se amalgaman, se entregan en una convivencia plena de matices, claroscuros y los colores fluorescentes de la gráfica de las disqueras “CHICHA”.
Rojas Terán se atreve a abrazar este acervo y traerlo en versos hasta nosotros. Aludiendo a la belleza propia de la poesía, se van plasmando los cuadros de una realidad que aparentemente nada tiene de ajena con la nuestra, si no es por ser con elementos que escapan de lo urbano, la sequedad del norte, sus valles fértiles, las localidades y sus bajos fondos.
La droga, la prostitución, el trabajo como un yugo lacerante son los marcos para los atisbos que nos entregan verso a verso este poemario, una realidad ácida que corroe la sensibilidad de algunos, deshace la distancia, revela el profundo ser de lo que los “tecnócratas” denominan “problemática social”. ¿A qué huele la Cumbia ácida? ¿Qué imágenes nos invoca? ¿Hasta dónde nos puede invadir el canal auditivo? ¿Qué acordes son esos? Chacalón, Grupo Maravilla, Los Sanders, Los Destellos… ¿Qué plasman en sus líricas?
La sencilla y diáfana poética de este poeta parece concordar con las penetrantes guitarras eléctricas de la cumbia chicha, el rescate de una realidad que algunos luchan por olvidar con ahínco. ¿Cuántos de estos versos podemos fácilmente traerlos a nuestras imágenes mentales?
No está en la lejanía ni en nuestra indiferencia cuando usamos la locomoción colectiva y nos ataca por los flancos arteramente, como atropellándonos, en ritmos bailables, un ritual rítmico que se embarga de una alegría que naufraga ante los abismos de sus letras básicas, el amargo amor, la voz de Chacalón envuelta por guitarras chicheras, hay algo que nos ofende mientras el trayecto de nuestro destino se debate en ahondarse en las cuestiones cotidianas de nuestro quehacer o entregarnos a esa vorágine de las pentatónicas cuatro cuartas invasivas y hasta insultantes.
Pero el poeta rescata, se atreve a traernos la verdadera esencia de esta música, el lector debe aceptar este reto, este sondeo por la naturaleza humana vibrante, oscura, atrayente.
Editorial Aparte recoge el guante, toma este desafío y nos extiende este poemario.
Durante la presentación.